Lo que no me dijiste la noche No° 501

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Me han dicho que tengo que olvidarte, pero seamos realistas y pongamos los pies en el suelo, de tu cuarto, que a medias no me puedes dejar y tienes que escuchar este poema. Mira que vuelo de faldas te llevas entre piernas, que me haces querer ser pájaro, para volar entre cada pliegue. Y yo, que siempre tuve vértigo y fui una escéptica en eso de la magia, pero que truco cuando bailas. Parece que estemos escribiendo Rayuela y yo sea esa joven argentina y tu seas el mago que me hace querer obsesionarme contigo.

Te miro y te juro que entre hoja y hoja se te descubre una sonrisa preciosa y quien habla de páginas habla de labios, porque quien habla de buenas historias, habla de bocas. Dime que recuerdas aquella vez que me intentaste hacer entender, que el amor es arriesgarte a cojer un tren y que no te lleve a ninguna parte. Me dijiste que me tirase a las vías y yo nunca suoe si era en el sentido metafórico o si realmente lo decías en serio.

Luego entendí, que te referías a esas chicas que conocías cuando era de noche, y bailabas entre copas y piernas y labios, que te hacían creer que eras libre en sus camas, cuando realmente estabas cosiendo una soga a tu cuello, con sus sábanas. Me ofrecías cielo y estrellas en un polvo que respirar y estrellabas versos y besos como si nada mientras yo no podía dejar tu cuerpo de palpar. Y entre sonrisas hiladas en papel fino yo te decía: "Qué hace un chico como tu en un sitio como este!", y tu te reías y me susurrabas: "Que hace una chica como tu entre unas piernas como éstas!.

Esa misma mañana te fuiste, como sueles hacer, como harás hasta que encuentres a alguien que sea tan desastre y adicta a los errores como eres tú. Fue el día que el mundo se derrumbó y tu me dijiste sonriendo que aquello no eran ruinas, sino que el mundo se había rendido a mis pies. Fue el día que me di cuenta que claro que el mundo sigue ahora no estas tú, pero ahora no sé quien lo hace girar si no eres tú.

Fue el día que te escribí esto, un poema absurdo y sin sentido, porque el sentido a todo se lo dabas tú, lo siento por recurrir a tu salvavidas, pero queria hacerte silueta de verso por una vez, quería decirte que te echo de menos, te dejo el mundo a tus pies, que hasta él se muere por ver lo que escondes debajo de esa ropa. A los de los corazones rotos, que como se vive así, que a mi esto me duele. Y dice Sabina que tardó en olvidarla 500 noches. Pues a mí, poeta, apuntame 501.


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