Todo lo que nunca podré decirte en 5 pasos.

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Que guapo está hoy mi corazón para estar tan roto. Y que bien te quedan estas letras, puestas delicadamente en tus pestañas, que son como el telón de la gran obra de tus ojos. Perdóname, pero ya sabes que soy chica de metáforas, aunque en realidad es un eufemismo decir eso, cuando en realidad lo que soy es una cobarde.

Una cobarde por no saber escribir claro, no atreverme a acercarme a ti y decirte que eres lo más bonito que he visto alguna vez pisar este suelo, territorio que aún no he conquistado, porque a mí eso de tener los pies donde hay que tenerlos, nunca se me ha dado nada bien. Y es que sueño tanto, que a veces pienso que en mi vida no existe presente, sino ilusiones que ahogan el tiempo.

Lo PRIMERO que he aprendido de esta historia; nuestra supongo, es que el pecho izquierdo siempre va a doler más que cualquier otra parte del cuerpo, será por fisonomía o metáfora, pero estás vendido si se clava ahí la flecha de Cupido, que sí, que es de Cupido, pero seguirá siendo una flecha y duele.

Lo SEGUNDO es que si echar de menos ya es de por sí jodido, imagínate echarte de menos a ti, cuando en realidad tendríamos que echarnos de más. Pero de sonrisas.

Llámame ilusa, soñadora, idealista y mentirosa por venderte que el amor sí existe. Pero nunca, por favor, me obligues a quemar mi bandera, porque sí defiendo una locura así, sí te afirmo una y otra vez que la torre Eiffel ha sido más testigo de besos que de huidas, que el Sena y sus orillas son escenario de poemas, y que tu y yo podríamos ser musa y verso, es porque...

Lo TERCERO que he aprendido, es que yo empecé a buscar en tus labios, la racionalidad de algo tan loco como el palpitar de este corazón.

Y lo CUARTO es que ya va siendo hora de salir de mi escondite, no? Y correr a buscarte. Es el momento perfecto para abandonar el salvavidas y aventurarme a tirarme al mar en mitad de la nada, que no será nada, porque estarás tú y lo será todo. Que no será escondite, porque estarán tus brazos y eso, eso sí que es magia.

Por último, decirte que el CINCO siempre ha sido mi número de la suerte, y es por eso, por lo que te digo que lo último que quiero susurrarte es que Te Quiero.

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