Quedan avisados. Todo lo que me gustaría pedir es imposible de envolver, rodear con un gran lazo rojo y poner debajo de cualquier árbol. Porque lo que me gustaría pedir, es que todos los relojes del mundo se pararan por un segundo y las pantallas se apagasen, para poder mirarnos a los ojos, sonreírnos y decirnos todo lo que nos está estallando dentro, toda esa dinamita que no nos deja bailar con la vida, y nos obliga a cronometrar lo tarde que llegamos al trabajo, lo que marcan las cuentas en el banco, cada atraco que no hemos planeado, la boca de quien nos hizo salir un día de una bancarota de esperanzas.
Si pudiera, si pudiera haría sonar una gran orquesta que inundara con música todo el mundo, para enseñarles a los niños que existe la magia, para mostrarles a sus padres que deberían olvidarse de buscar el truco, que no hay truco, que a veces la vida nos atropella, nos dispara, nos deja arañando las aceras de las calles en busca de un resquicio de ilusión, pero que también es bonita, que merece toda la pena. Que por esos momentos en los que suena tu canción favorita en la radio, o tu amigo te espera con una cerveza en el bar de siempre, esos momentos en los que la ves reírse como si le diera todo igual, o ese maldito instante en el que él te mira y hace derrumbar tus muros.
Aquella noche en la que te pareció que podrías conquistar el mundo, la mañana en la que juraste que nunca más volverías a beber, el peor error de tu vida, o esa vez en que te empeñaste en convertirte de una vez por todas en acierto, el vestido más bonito que has tenido, el partido en el mismo lugar de siempre, ver a tu pequeño guerrero convertirse en adulto, o ver a tus abuelos celebrar sus setenta aniversario brindando con un vaso de leche. Todo, escuchame, todo merece la pena. Merece la pena romperse la falda para luchar contra un mundo que a veces es tan injusto, pero que no para de girar alrededor del sol, para que no olvidemos lo bonito que es bailar alrededor de quien te da luz, calor, de quien te da vida.
Sé que lo que pido es imposible de envolver, pero eso no hace que sea innecesariamente imposible. Me van a perdonar por no poner nombre ni dirección del emisor, pero es que este año he encontrado demasiados lugares hogar y demasiadas personas refugio. Y con respecto a mí, sigo descubriendo lo que soy, pero sigo teniendo claro que es lo que quiero ser: Feliz. Y tu deberías serlo también, porque un año más, una vez más, nos lo merecemos.