Todo lo que empezó en Nueva York.

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Hay veranos que no deberían acabar nunca, inviernos que no deberían traer el frío. Si se quiere en función a lo que se echa de menos la verdad es que andamos jodidos. Existen personas que conoces y ya no puedes olvidar, porque son ellos quienes te hacen olvidar todos los problemas.

Ojalá pudiera meter todos los recuerdos en una maleta y que ya no salieran jamás. Los conocí con la sonrisa a cuestas, completamente hundida en un pozo y sin saberlo, me han reconstruido. El salvavidas perfecto para quien buscaba sentido a unos versos. Pero a quién no le salvarian los bailes que empiezan en el jardín con un sin fin de botellas haciéndonos hablar más de la cuenta.

Las mejores noches empiezan con canciones haciendo retumbar las altavoces, cuando realmente su risa es la única música que suena. Cuando nos conocimos la primera vez escribía versos sobre Nueva York, de los kilómetros que no separaban, pero ahora es el amanecer Neoyorquino, en Massachusetts, el que me hace escribir de todos ustedes.

Y son ustedes los que ya saben que soy un desastre, la peor sastre de consejos, que suelo mirar cabizbaja cuando todo va mal y lo de mis cabreos sin venir a cuento. Saben lo fea que es mi risa y aún así, hacen todo porque me ría. Ojalá pudiera yo conseguir que nada me quitara esa risa nunca.

Que las frases de Clau resonaran cuando todo esté en ruinas. Que Yessica me hiciera reír siempre y muy lento, que es como se ríe ella. Ojalá Rubén sea farmacéutico y utilize como remedio siempre uno de esos abrazos. Que Mateo sostenga siempre su mundo con las cuerdas de su guitarra y pueda cantarnos durante muchísimo tiempo nuestra canción favorita. Que Willian grabara cada momento con su risilla de fondo. Que Marlenis nos diseñara la ropa que llevemos dentro de unos años y quedemos para ver como va todo. Ojalá que Sebastián solo se tropiece con los pies y nunca sea la vida la que lo golpee. Que Emily siga tan guapa aunque los años pisen fuertes. Que Rosanna nunca se haga mayor, porque esa inocencia que a veces tiene la convierte en preciosa. Que Luis nos haga reír tan fuerte siempre y sus sombreros no le sirvan para esconder ese corazón tan grande que tiene. Que Ronaldo sea siempre esa caja de sorpresas cuando lo conoces, que sea siempre ese truco de magia.

Es cierto hay veranos que no deberían acabar nunca pero si están ellos, en Massachusetts no llega el invierno, o al menos para mí lo es.

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