Y ahora lo único que pido es que los días pasen rápido, que se acabe el mes, para poder estar entre tus brazos. No sabes lo mucho que anhelo tu llegada.
Te echo de menos. Te echo de menos porque tengo ganas de llorar, de huir. Tengo miedo entre las costillas y una puta sensación de que la gente entra de puntillas en mi vida para luego saltar todo por los aires. Te hecho de menos, porque con la lluvia de esta ciudad no consigo ver el sol que veía en tu sonrisa todos los días. Porque estoy empapada de sueños y cuando cierro los ojos, las noches los convierten en pesadillas.
Donde estás? Tu eras el viento que movía la veleta. La que me ayudaba a escoger el camino correcto. El freno de emergencia cuando iba directo al precipicio. Me acaricio la piel para poder sentirte cerca. Me acaricio la piel, porque eres mi mejor secreto gritado a los 4 vientos. Ahora que he estado en tantas ciudades, que he conocido a tantas personas, que he visto tantas maravillas y he sentido tantísima poesía, me estoy dando cuenta que mi mejor poema lo tenía sin tener que abrir la puerta siquiera.
Me estoy dando cuenta de que nunca sacabas el conejo de la chistera porque no necesitas hacerlo. Quién necesita trucos cuando lleva la magia entre las pestañas. La gente debería quitarse el sombrero al verte pasar, porque eres la mujer con el corazón mas bonito y la sonrisa más fuerte que voy a conocer jamás. Ojalá un día dejaras de llevar esos ojitos tan tristes y ya no tengamos que meter recuerdos en una maleta para poder verte reír. Que alguien, Dios a quien tanto le oras, te dé ese cielo que tanto te mereces, incluso en vida.
Te echo de menos. Y te echo de menos porque nunca me sentí valiente, porque quiero incendiar el asfalto, porque ahora mismo lo único que deseo es correr a cualquier lugar donde estés tu y así sentirme protegida. Creí que era fuerte porque te he visto a ti luchar, pensé que era bonita porque tengo tu misma sonrisa y pensé que era elegante porque tengo tu andar.
Y ahora que me siento la persona más sola de este planeta, entiendo que ahora solo existe una cosa verdaderamente importante para mí. Creí que podía estar a la altura, a la tuya. Por darme la mano cuando solo veía puñales. Por entender las señales a pesar de los kilómetros. Por estar ahí. No sabes cuanto te echo de menos mamá. No sabes cuánto.