Si todos los caminos llevan a Roma, como se sale de Roma?
A veces pensamos demasiado y sentimos muy poco. Mi abuelo siempre decía que si alguien quiere seriamente formar parte de tu vida, hará lo imposible por estar en ella, aunque en cierto modo perdamos entre pantallas el valor de las miradas, olvidando que cuando alguien nos dedica su tiempo, nos está regalando lo único que no recuperará jamás.
Y es que la vida son momentos sabes? Que ahora estoy aquí y mañana... mañana no lo sé.
Así que quería decirte que si alguna vez quieres algo, si quieres algo de verdad, ve por ello sin mirar atrás, mirando al miedo de frente y a los ojos, entregandolo todo y dando el alma, sacando al niño que llevas dentro, ese que cree en los imposibles y que daría la Luna por tocar una estrella.
Así que, no sé que será de mi mañana, pero este Sol va a ser siempre el mismo que el tuyo.
Que los amigos son la familia que elegimos, y yo te elijo a ti... Te elijo a ti por ser dueño de las arrugas que tendré en los labios de vieja, y apuesto fuerte por todos estos años a tu lado, por las noches en velas, las fiestas, las risas, los secretos y los amores del pasado, los abrazos... Así porque sí, sin venir a cuento ni tener porque celebrar algo.
Y es que en este tiempo me he dado cuenta de que los pequeños detalles son los que hacen las grandes cosas. Que tu has hecho infinito mi límite. Así que te doy las gracias por ser la única persona capaz de hacerme llorar riendo, por aparecer en mi vida con esa sonrisa loca, por ese brillo en los ojos capaz de pelear contra un millón de Tsunamis.
Así que no... No sé donde estaremos dentro de diez años. Ni sé como se sale de Roma. No te puedo asegurar nada. Pero te prometo, que pase lo que pase, estés donde estés, voy a acordarme de ti toda la vida. Y por eso mi himno va a estar siempre contigo. Porque tú... Me enseñaste a vivir cada día como el primer día del resto de mi vida, y eso... Eso no lo voy a olvidar nunca.