Se qué es difícil. A veces quieres gritar y no puedes, quieres seguir y no sabes como, quieres querer pero no debes. Sé que lo difícil no es mirarse al espejo, lo difícil es no compararte con otros reflejos. Y que en esa belleza osada, en esas piernas eternas, en esas mejillas rosadas, tu no te veas. Sí, lo sé, es difícil.
Todos los días mientras conduzco para llevar a mis hermanas al colegio, me cruzo con los chicos que van al Instituto, y los veo flirtear con la ternura con la que ví a mis amigos enfrentarse a su primera barba, a mis amigas y a mí a nuestra primera regla. Ojala volver ahí. A las mariposas, a las hormonas incontroladas y al amor puro, amor idealizado, amor estrellas y sol y cielo. Rutina de colegio y de uniformes, rutina de jugar a ser mayores, SIN TENER NI IDEA DE QUE ALGÚN DÍA ALGUIEN NOS OBLIGARÍA A SERLO DE VERDAD. Y que justo entonces, sería cuando yo escribiría esto queriendo volver hacía atrás.
Volver a sentir que no soy un maldito animal, intentando retener las ganas. Un animal que es capaz de decir que no ante una boca que se presenta como una cucharada de miel en una garganta dañada. Es difícil. Lo sé.
Es difícil seguir el ritmo sin escuchar ya la música, amar el sonido y tener que hacer oídos sordos a quien habla para dañar. A quién se duele tanto a sí mismo que necesita herir a los demás. Retener el himno en la cabeza para no olvidarlo. Hazme caso.
Sé feliz, sé tonta, sé misteriosa, sé clara, sé luz. Mantén tu oscuridad, cuida tus fantasmas, alimenta al duende. Vive. Vive. Vive. Sé amor de verano, sé noche que se esfuma a la mañana. Sé el amor de mi vida. Y ven, y baila, baila y cantame esa canción que me gusta tanto. Navégame. Descúbreme. Hazme brújula. Reinventame. Hazme adolescente. Hazme el amor. Hazme caso. Hazme la vida complicada. Hazme el respirar más fácil.
Dueleme hasta el punto en el que no te pueda olvidar. Déjame huella. Clavame los dientes en la cadera. Ilumíname la carretera. Sé aventura y viaje. Sé mi vuelta a casa. Conviérteme en fuego que no se extingue. En incendio de piel en calor que arrasa y abraza en un enero a bajo cero.
Piensame impuro. Metéme en líos. Escríbeme como ley inquebrantable. Tócame como si después te fueran a cortar las manos. Y hazme reír, joder. Juega conmigo sin que me duela. Despístame, cuenta hasta tres y gírate. Búscame, búscame hasta encontrarme de nuevo. Hasta que ayer sea hoy y hoy sea mañana, y así toda la vida. Enrédate, téjete como sábana que se calienta con el roce de los pies fríos. Abrázame, abrázame y no te vayas. Escucháme, no me hagas caso. Abrazame y no te vayas. Abrazame y no te vayas.