|6| Consejo siete: ayudalo.

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Mis dientes castañean en cuanto mis movimientos se detienen, miro a Jaron y el solo se queda a un lado de la carretera.

-¿Qué esperas?- pregunto y lo veo moverse con dudas- vamos.

-¿Que te pasa Pinky?- repone- pensé que no te agradaba la idea de ir a Boston.

Mis labios se tuercen y por un momento estoy a punto de decirle la verdad, sus ojos no brillan como hace rato cuando se disponia a hacerme bromas y a decir verdad cuando me entere de su entrevista, me sorprendio. Tenía a Jaron como un chico ignorante y despreocupado.

Tal vez la razon sea que: juro haber leido que si una chica se interesaba en los problemas del chico y/o trataba de ayudar, eso sumaría puntos. Asi que:

Consejo siete: ayudalo.

-¿Tienes una entrevista, no?- miro mi reloj en el celular- son las nueve y cuarenta y tres. Faltan veintisiete minutos para las diez, eso quiere decir que nuestro tiempo para conseguir un transporte se esta acabando.

El chico de cabellos negros me observa durante un instante antes de sonreir y comenzar a caminar.

-¿Un taxi?

-Muy caro- repongo- podemos ir por el auto de mamá. Aunque no creo que este reparado y teniendo en cuenta su... Estado, creo que tardará.

-No perdemos nada en averiguar- dice subiendo las maletas a su hombro y arrastrando otra, tomo la tercera y cargo con ella- su taller esta a quince cuadras.

Un bufido escapa de mis labios, no llegaremos en quince minutos ni mucho menos cargando estas maletas. Miro hacia el aeropuerto y le hago una seña a mi compañero para que me espere. Su ceño se frunce pero no dice nada.

Mis ojos no dejan de ir de alla para aca, buscando a Max. Al fin veo su cabellera de espalda, esta hablando con una chica y mantiene ambas manos en sus pantalones, la pelirroja repone en mi presencia llamando la atención del castaño, el cual fira y al verme sonríe.

-Necesito que me hagas un favor

(...)

El taller de Bruno no es la gran cosa, mantiene una fila de viejos y oxidados autos en su entrada y si levantas un poco tu cabeza puedes encontrarte con un collage echo por volantes y marchas, donde su centro sostiene un cartel de "Taller de Bob"

Trago saliva.

Espero que ninguno de esos volantes sea los de mamá.

-Adiós, Max- planto un beso en su mejilla, tiene la vista fija en uno de ésos autos y antes de salir me detiene.

-Espero que logren llegar- dice- faltan siete minutos para las diez.

-Gracias por ayudarnos a llegar aqui, espero no haber sido una molestia.

Rie mostrando una hilera de dientes blancos.

-Claro que no fue una molestia, me gusta ayudar. No eres la primera, ¿Sabés? - lleva una mano a sus cabellos para aplastarlos- una de las razones por las cuales me gusta ir a donde trabaja papá, es que no sabes con que te encontrarás ni cuando.

-¿Qué es lo mas interesante que te ha pasado?

Lo piensa unos instantes antes de ensanchar una sonrisa.

-Hace dos años, un hombre estaba por viajar con su esposa. A lo lejos se observaban como la mejor pareja de todos- arruga la nariz y escupe una palabra que no me gustaría volver a repetir en mi vida- cuando repuse en otra presencia, era una mujer, tenía un bulto en su estomago. Estaba embarazada. Los observaba desde las puertas de los baños mientras lloraba, asi que me dije, "Eu, tal vez ella necesite ayuda". Antes de llegar se fue, no del aeropuerto. Si no, que se acero al hombre y comenzo a gritarle artas cosas, era su esposo. Y la mujer con que estaba por viajar su amante. Los de seguridad no podian permitir un escandalo alli dentro, asi que la encerraron.

-¿A la amante?

-No, su mujer.

-Y no entiendo- ensancho mis ojos- ¿Como interferiste tu?

Suspira presionando su agarre.

-Pues, me disfrase de seguridad y la ayude a escapar. Por supuesto, antes de irse se encargo de vaciar las maletas de su esposo y de la mujer. Que no se habian inmutado en cambiar sus planes

Suelto una carcajada y me obligo a llevar una mano a mi estomago.

-No puede ser ¿Y se lo permitiste?

-Pues claro, ese hombre no podia salirse con la suya.

Un golpe en la ventana me hace saltar.

-Vamos, Pinky. Se nos hace tarde.

Miro la hora en mi celular y efectivamente, son las diez y una. Me despido de Max asegurandome que alguna vez volvera a contarme una de sus tantas historias y me subo a el coche que hace un tiempo nos dejo varados en medio de la carretera.

¿Como puede ser?

-¿Como es que logro repararlo tan rapido?

-Pusiste agua donde iba la gasolina, cariño.- dice en un tono burlon.

Golpeo su hombro juguetonamente.

Consejo ocho: finge rudeza.

Seducelo, Enamoralo & Rompelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora