|28| Lógicas.

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Desperté por el ruido de algo siendo golpeado seguido de maldiciones, si, linda y hermosa forma de despertar horas después de una fiesta. Gruñí cubriendo mi rostro con un brazo, tratando de recordar que hacía aquí.

Hasta que lo hice.

Retiré el obstaculo de mis ojos abriendolos de golpe, lo que causó una debil puntada en mi cabeza. Me sentía tan agotada, sedienta y confundida.

-Jaron- dije incorporandome sobre la cama, utilicé una mano como soporte mientras que con la otra fregaba mis ojos para así despertar mejor. Pude, apenas sobre una capa de pestañas ver como me observaba de reojo antes de ponerse unos pantalones- necesitamos hablar.

-Tenemos que volver a casa- dijo- llamó mamá.

-Eh, si- bostecé- pero tenemos que hablar.

-Esta tarde es la inaguración de la boutique- prosiguió sin dar importancia a mis palabras, lo que mi ira fluyera.

-Tenemos que hablar- repetí, esta vez más fuerte.

Observé los músculos de su espalda al momento de ponerse una camisa a cuadros como si se tratara de una obra maestra expuesta a solo tiempo limitado, el show se acabó cuando se giró a mi con una mueca entre sus rosados labios.

-¿De que quieres hablar, Pinky?

Su tono, Pinky y la actitudde compresión que utilizó  me hizo saber lo que tramaba. Actuaría como si nada.

Y por alguna razón, algo me decía que había escogido la forma correcta para hacerme daño.

-Sobre ayer, esta madrugada- susurré apartando temores. Me puse de pié y peine mi cabello hacía atras.

-No se a que te refieres.

-Sí lo sabes- dije, sus ojos se encontraron con los míos y dió tres pasos en mi dirección. Me ví obligada a llevar mi cabeza hacía atras para no perder el contacto visual.

-Has algo bien, y olvidalo ¿Bien?- dijo en un tono bajo de voz, más de lo que esperaba. Pero no significa que me sorprendió.

-¿Significa que me perdonas?- pregunté con esperanzas.

-Significa que todo vuelve a ser como antes, no hay bromas, viajes en auto, tren, salidas y almuerzos  juntos. Y sobre todo, olvida lo que te dije.

-Jaron. Enserio, yo...

-No tienes porque preocuparte- llevó una mano a la parte trasera de su cabeza- hay muchos chicos con los que puedes jugar.

-No es...

-Solo olvídalo.

-No quiero olvidarlo, deje eso... Hace tiempo, juro que había pensado en abandonar el plan y sobre todo que no sabía sobre tu entrevista. Julie me había dicho que sería una buena idea- me detuve para recuperar el aire, moví mi cuerpo más atras separandome de él para evitar quebrarme y terminar por  abrazarlo.

-¿Enserio planeabas hacerme daño?- preguntó consternado- eres increíble.

-Tu igual lo hacías.

Me defendí y enarcó una ceja confundido.

-Sí, tú. Siempre te burlabas de mi, buscabas cada cosa para atacarme y...- gruñí comenzando a mover mi pié nerviosa- eres un idiota.

-Es bueno saber lo que verdaderamente sientes por mi, Pinky.

Jaron volteo en dirección a la puerta, quice detenerlo pero la rabia me lo impedía. Estaba segura de que si lo seguía terminariamos por discutir. Y era lo que menos quería.

Yo no era la idiota.

Él no era el idiota.

Ambos eramos los idiotas.

Me senté en la cama tomando una de mis zapatillas y me las coloqué sin atar los cordones, los puse detras del talon y desarme mi trenza mal echa para dejar el cabello suelto.

Hoy era la inaguración de la boutique de mamá, uno de sus sueños más preciados desde hace años, justo en ese momento pude sentir la falta que me hacía. Me advirtió sobre lo que pasaría y aún asi no la escuché.

No dolía, todavia no. Pero sabía que lo haría, ojala mi capacidad de olvidar fuera como la de él.

Tomé mi tiempo para salir de allí, en la cocina me encontré con Nick dormido cerca del fregadero, y Gin sentada en el sofá rodeada por vasos descartables mientras veía la TV . Se despidió con un abrazo, le aseguré de no querer hablar sobre el tema y que si necesitaba ayuda con la limpieza que me llamara.

Maldita fiesta.

El viaje a casa fue mas espantoso de lo que creí en un momento, ni siquiera me dirigio la plabra. Excepto para decirme "Sube la ventana."  Tampoco es que yo haya intentado entablar una conversación, seguía cabreada y no le hablaría hasta que fuera momento. Tal vez y quizas nunca, aunque muchas causas lo requieren.

Como desearía odiarlo.

Miré a través del vidrio reconociendo las calles que rodeaban la mía y por alguna razón tuve ganas de leer un libro, uno que me gustaba mucho y había leido hace años para distraerme, pensar en decisiones lógicas y sobre todo apartarme.

Por fin el auto aparcó fuera de casa, fuí al primera en bajar y correr al interior de la misma.

-Sky- me llamó la señora Maron, retrocedí unos cuantos pasos entrando en la cocina. Llevaba puesto un delantal y sobre la mesa se exparsian muchas bandejas repletas de galletas en forma de vestidos y zapatos.

-Hey- sonreí deseando correr a mi habitación.

-¿Cómo has estado?

-Eh, bien- miré de reojo a Jaron entrar,  abrazó a su madre y siguió su camimo.

-¿Va todo bien?- preguntó la señora y asentí.

-Perfecto- respondí con evidente sarcasmo.

-Sky- oí a mi madre regañandome por el tono recientemente utilizado, rodé los ojos y me voltee buscandola. Estaba recortando papeles en forma de estrellas sobre el sofá.

-No te había visto- dije.

-Ya lo creo- tomó las tijeras cortando con precisión, me reí de su lengua que salia por entre sus labios y miré a Maron.

-Te tengo una sorpresa- me dijo quitando sus guantes, tomó mi brazo y comenzamos caminar a mi habitación.

Lo que me sorprendió fue ver una bolsa color salmón sobre la cama y una tela verde con pequeños brillos asomarse por ella.

-Lo compramos con tu mamá- su sonrisa se extendió, retiró un vestido verde de encaje dentro de la bolsa. Era realmente hermoso- es un diseño único, lo ibamos a poner en la vidriera de la boutique pero decidimos que quedaría mejor en tí. Jaron tiene una camisa del mismo color, podrían combirnalos. He visto que se llevan bien y pues creo que no será un problema.

-Claro- dije aun sorprendida, parpadee y me acalré la garganta antes de susurrar- esto será maravilloso.

Seducelo, Enamoralo & Rompelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora