|16| ¿Dejaras de hablar?

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La mirada penetrante de Jaron y su ceño fruncido me confirmaba lo que temía: estaba enfadado.

Moví mi cuerpo hacía delante y atras esperando a que no me cierre la puerta en pleno rostro sentía algo debajo de mi estomago y es hasta ahi que me doy cuenta lo tan nerviosa que me encontraba.

-¿Qué quieres?- preguntó atajante y me aclaré la garganta esperando no tartamudear.

-¿Puedo pasar?- pregunté mirando mis pies descalzos.

-No respondiste mi pregunta- su respuestaroolo hizo más tenso este pequeño hilo que nos separaba, y mi rostro debió de decir lo mismo e incluso más, porque se apartó dejandome camino libre dentro de su espacio.

Me senté sobre  la cama y fijé mis ojos en los suyos con total seguridad.

-Jaron, yo de verdad lo siento. Fui desconsiderada, tú me preparaste la cena y te preocupaste por como me fue en mi día y yo solo... Solo me ocupe en atacarte- suspiré- solo quería decire eso.

-Wow- las palabras que brotaron de sus labios me hicieron levantar la vista, allí estaba a centimetros de mi. Su respiración mesclandose con la mía- no esperaba eso.

Quería besarlo. Dios. Claro que quería, su aroma, sus ojos, sus labios. Todo otorgaba lo que sería una perfecta invitación a probar sus rosados y finos labios, remoje los mios envolviendolos con mis dientes, aparté la vista.

Había, por un momento olvidado lo de mi plan. Ya no era amiga de Julie o eso es lo que me ha dado a entender. Hablé con Tyler y me sugirió que terminara con todo esto de una buena vez, pero Gin dijo que no estaba tan loca al querer hacerlo y aunque ella no estaba de acuerdo prometió ayudarme. Y mamá, mamá quiere que termine, que no continue y siento que tiene razón.

Casí todos saben de mi retorcido y absurdo plan, y aun así soy la única que puede ponerle fin.

Pero, ¿Qué sucedera si dejo caer mis escudos ante él?

Suspiré desviando mi cabeza a un costado justo cuando su frente choco con mi mejilla, lo sentí inhalar y exalar varias veces con fuerza.

-Esta bien, todos tenemos algún mal día, Pinky- sonaba cansado.

El deseo de preguntarle el porque tan repentino cambio de humor y acerca de que pensaba sobre mi se esfumaron cuando me dí cuenta que sería completamente estúpido hacerlo.

"Eres muy rara, solo mirate."

"Tu cabello rosa es espantoso."

"Podría quererte a como una hermana... Pero, me das asco."

Las posibles respuestas que me hubiera dicho provocaron que un nudo se instalara en mi garganta ¿Por qué las demas chicas con solo parpadear ya lo tienen entre sus piernas? No estoy diciendo que yo quiera eso tal vez piense distinto y prefiera lo cliché, pero solo quiero sentirme deseada, quiero que los chicos se volteen a verme y caigan enamorados a mis pies. Quiero que el lo haga.

-¿Qué sucede, Pinky?- me sacó de mi ensoñación, su aliento chocar con mi mejilla trasmitió un enorme deseo de girar mi cabeza.

-¿Puedo irme?- bufó separandosé de mi, colocó ambas manos en mis muslos y se impulsó hacía arriba.

-Que duermas bien- dijo antes de acostarse en su cama y taparse hasta la cabeza- apaga la luz cuando salgas.

Me tomé mi tiempo mirando ambas manos sobre mi regazo, quería decirle que salga de allí y quedarme hablando toda la noche con él. Al momento en que me dí cuenta de lo patetico que sonaba en mi mente decidí ponerme de pié y salir de aquel cuarto, pero antes de hacerlo giré y lo observe durante lo que parecieron horas, quizas días.

-Buenas noches.

(...)

-Un blanco con rayas negras ira perfecto en tí- Gin extendió el trozo de tela y lo miré con una pequeña mueca.

-No lo creo.

-Vamos, pruebatelos- me empujó a los vestidores, me despojé de mi blusa y deslice el vestido por mi cabeza hasta mis muslos. Y al final me desice de los jeans.

El espejo, la maldita prueba del espejo. El tiempo en que tarde viendome trate de hacer una evaluación de mi, descubriendo varias inperfecciones.

¿Seran mis muslos?¿Brazos?¿Rostro?

-¿Que haces?- una voz me exaltó, miré a Gin y su ceño fruncido asomada a un costado de la cortina- ¿Qué haces?- repitió.

-Solo...

-No me digas que eres una de esas "Oh, me veo horrible y nadie me quiere"- fingió una voz super chillona y rodó sus enormes ojos- por tu rostro me parece que si- tomó mi mano y me hizo fijar en él espejo- eres hermosa, Sky. Mirate, no existe persona incapaz de proyectar una belleza, todos tienen su propia belleza, lo mejor es que algunos la hacen única. Las cosas estan mucho más alla de una cara bonita, eres una de las primera personas que siendo bellas no van por allí creyendo el mundo a sus pies, por eso me caes bien. Mira, estoy aquí. Al cuarto día de conocerte comprando un vestido contigo para ir mañana a una dichosa fiesta cuando pude haber invitado a Janet las mas rubia y ardiente del salon- volvió a rodar los ojos- no dejes que un chico haga cambiar tu opinion acerca de ti. No te das cuenta, hay muchos más que él, el que tu solo tengas ojos para el no significa que sea el único hombre en el mundo.

Su sonrisa picara me hizo recordar a Tyler, él fue desde siempre mi amigo y más de una vez me eligió por sobre Julie. Max, el del aeropuerto y Michael, el universitario. Todo en menos de una semana.

Pero no era suficiente, no me hacian sentir como tal vez necesitaba. Y lo peor es que no sabía como es que exactamente quería sentirme.

-Él te gusta, y no lo quieres ver. Pero lo sientes, es por eso que dejas opacarte por lo que el diga y piense. Es importante para ti, y el que creas que no eres suficiente para él, te convierte insuficiente para ti.

-Gin.

-¿Si?

-Si me compro el vestido ¿Dejaras de hablar?

Seducelo, Enamoralo & Rompelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora