Estuve más de cinco horas situada bajo un cartel de publicidad de alfombras africanas, con doble costura, tanto que ya no necesitaba mirar otra vez para saber de que se trataba. Llevaba refugiandome de la lluvia tanto tiempo que comencé a creer que esta nunca pararía.
La bocina de una camioneta distrajo mi atención y me aseguré de que se tratase de él antes de salir corriendo empapandome desde la cabeza a los pies, me resbale jugando con mi suerte, y pude poner mi brazo antes de caer para impulsarme hacía arriba.
Suspiré de alivio y me adentré a mi nuevo refugio.
-Hola- saludó Mike antes de encender el motor y comenzar a conducir. Mientras que intentaba no mojar sus asientos, lo que era un caso perdido- bien, ¿Me explicarás que hacía allí o prefieres esperar a que paremos por una pizza?
-Pizza- respondí procurando ganar tiempo.
Había seguido a Maron hasta el aeropuerto con la intención de que me llevara con ella, se negó todo el camino en taxi y lo siguió haciendo hasta que la llamaron para ir abordando el avión.
Me quedé sentada esperando a alguna señal y después de darme por vencida, decidí que ya no habría nada que pudiera hacer por Jaron. Además, si él no quería que lo acompañara ¿Por qué debía hacerlo? Es decir, eso es invación de privacidad. No puedo negar cuanto deseo estar a su lado y apoyarlo, pero creo que ese es un asunto en el que no estoy incluida.
Al salir del aeropuerto no encontré ningun taxi así que decidí caminar por mi cuenta, hasta que al fin encontré uno, guardé mi pequeño equilaje en su maletero y arrojé mi chaqueta acalorada, antes de darme cuenta el vehiculo había arrancado llevandose consigo mis cosas.
Hasta mi teléfono.
El lugar que Michael escogió quedaba a pocas calles de mi casa, reconocería este lugar donde y cuando sea. Era uno de los pocos lugares que me gustaba.
-Agua- dije cerrando la carta, miré a la mesera y esta asintió volviendo la realidad.
-Bien- Mike apoyó ambos codos sobre la mesa, enarcó una ceja y esperó a una respuesta.
Sonreí.
-¿Qué?- pregunté fingiendo no saber de lo que hablaba, sus azulados ojos rodaron hasta quedar en blanco y esta vez si deje escapar una risa.
-¿Por qué estabas donde estabas y me llamaste desde el celular de un extraño?
-Perdí mi bolso- mentí, no movió ninguno de sus músculos, ni siquiera parpadeo y comprendí que no me creía para ni una palabra- esta bien, quise tomar un vuelo, Maron se negó y cuando estaba tomando un taxi para que me llevara a mi casa el chofer no tuvo mejor plan que irse con mis cosas.
La comida llegó a nuestras mesas y oí una pequeña risa por su parte.
-Así que te sabes mi número ¿Eh?
-En realidad no, encontré el papel con tu número envuelto en el bolsillo trasero de mis jeans.
-Eres buena arruinando las fantasias de los demás- miré la media sonrisa que colgaba en su rostro y asentí.
-Lo sé.
(...)
Llegué a casa algo agotada, mamá estaba en la cocina, podía oir como removía todas las cosas y no dejaba de hacer ruido. Asomé mi cabeza y la encontré algo agitada con un pañuelo entre manos, me acerqué a ella y la tomé por los brazos.
-¿Qué sucede?
-Sky- se giró hacía mi, sus ojos estaban cristalinos y eso hizo que corrieran en mi las ganas de abrazarla.
-Dime- dije conteniendo la respiración.
Parpadeó un par de veces y abrió sus labios, algo estaba distinto en ella. Sus ojos eran de un color más oscuro y su cabello estaba desordenado.
-Mamá- arrastré las últimas vocales y la obligué a sentarse.
-No puedo, Sky.
-No puedes ¿Qué?- comencé acercarme con cautela, me puse de cuclillas y clavé mis ojos en los suyos.
Fue sorprendente la rápidez con la que sucedió, en solo segundos la tenía llorando en mi hombro y sollozando con fuerza.
-Él lo sabe.
-¿Él, quien?- pregunté- ¿Damon?- negó con la cabeza y la elevó para poder mirarme a los ojos.
-Él no tiene nada que ver en esto, me refiero a Jaron- respondió.
-¿Qué sabe mamá?- sus labios se curvaron, no en una sonrisa, más bien una mueca.
Suspiró y lo volvió hacer unas cuantas veces más.
-Tengo pareja- sus palabras me sorprendieron, más no me enfurecieron. Estaba en todo su derecho a elegir con quien pasar el resto de su vida, acompañada con el hombre que ama y quizas tener hijos.
Hijos, obvio estaría celosa en caso que sucediera, pero ella es la mujer que me dió la vida, quien me crió y protegió a pesar de que su vida haya corrido riesgo por aquello. Es difícil acoplar a alguien nuevo en tu vida, pero estaba segura de querer intentarlo en caso de que sea necesario y pueda asegurarme su felicidad.
No entendía su actitud, las lágrimas, ni el porque susurraba tantas veces que no quería ganarse mi odio.
A menos que...
-No es Damon ¿Verdad?- el alivio recorrió mis venas cuando negó y a la vez me alarmó ¿A qué si no podía tenerle tanto miedo?
-Hija- su voz salió en un tono tan bajo que apenas pude escucharla, tomé su cabello y lo llevé hacía atras con cuidado.
¿Por qué si Jaron lo sabía yo no estaba al tanto?
-Dime- la alenté- ¿Es alguien a quien conozco?
Asintió.
-¿Quien?- sus labios se separaron y volvieron a juntar, secó sus lágrimas y habló.
-Uno no elije de quien enamorarse y he pasado tantas... Tantas cosas.
-Lo sé- llevé una mano a su hombro esperando que no dijera estar enamorada de Jaron. Eso sería terrible.
Humillante.
Guerra.
-Vamos- la apresuré y por fin despues de tanto esperar habló.
-Es Maron.
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Seducelo, Enamoralo & Rompelo.
Teen FictionLos colores no son para tontos, son para aquellos que sueñan sus aventuras y se aventuran por sus sueños. #894 Novela juvenil. (Es tan lejos pero nunca en la vida me pasó )