VEINTINUEVE

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Al día siguiente, a primera hora, Ryan estaba llamando a la puerta para hablar sobre la pelea entre él y Dani

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Al día siguiente, a primera hora, Ryan estaba llamando a la puerta para hablar sobre la pelea entre él y Dani. Había esperado a que él se marchará a la preparación de la salida de hoy al campamento para venir a narrarme su versión.

—Perdón por molestarte tan temprano... —se disculpó cuando entró a la habitación—. No quería encontrarme con Dani, para evitar disputas. Vengo a contarte el motivo principal de la pelea.

—Adelante. ¿Cuál fue?

—Fuiste tú.

—Ryan, no me jodas —reproché, no me gustaba el peso que me estaba dando en su frase—. Yo no os provoqué para daros de ostias.

—No, no quería decir eso. Te tengo que contar lo que paso mucho antes para que lo entiendas —Hizo una pausa y pareció analizarme—. Aún no había conocido a Dani cuando nos encontramos, pero ese mismo día cuando fuiste con tu equipo, él se acercó y me preguntó desafiante que hacías allí.

Dani me impidió ese día ir con él y los demás a su misión, pero encontré otra forma de ir al ubicar la localización de los otros equipos. Conseguí ir con ellos con una de mis mentiras y, además, me encontré con Ryan, el hermano de una compañera.

—Me exigió explicaciones, a mí, porque me había visto el más cercano a ti y desde ese momento empezamos a discutir. El día de la fiesta él estaba muy borracho y parecía querer tener problemas y yo era su mejor opción.

—¿Qué ocurrió?

—Dani me obligó a cumplir una orden a la que me negué. No consiguió que obedeciera y no paró de provocarme hasta que consiguió que le golpeará.

—Entonces hiciste lo que él estaba buscando. Quería que lo pegaras y lo hiciste. Y viendo que ni siquiera se molestó en defenderse, seguiste.

—No me siento orgulloso. —Bajó la mirada—. La ira me cegó y no supe contenerme.

—Ambos son unos completos idiotas.

Decidimos cambiar de tema de conversación porque no había más de que hablar. Terminamos hablando de estupideces que hicimos de más pequeños, me estaba contando una anécdota de cuando era más inocente y torpe.

—De niño me golpeé en la frente con un poste amarillo con la palabra peligro —sonrió recordándolo—. Fui el centro de burla de mi familia por años.

Paramos de reír cuando Dani entró al cuarto sin llamar.

—¿Qué haces en mi habitación? —preguntó sereno y con tono grosero—. Lárgate, hazme ese favor.

—Ya me voy, aunque esta no es solo tu habitación.

Antes de irse se paró enfrente de él, se quedó firme en la puerta mientras ambos compartieron miradas cómplices en silencio.

—Le he contado todo sobre la pelea —le susurró antes de salir por la puerta.

—¿Por qué se estaban riendo? ¿Qué era tan divertido? —Fue lo primero que preguntó en tono furioso cuando nos quedamos a solas.

Naturae «Lux» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora