VEINTISÉIS

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—Este poco tiempo sin saber nada de ti

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—Este poco tiempo sin saber nada de ti... Me he vuelto loco. Lo he pasado fatal al no saber qué te había sucedido.

Buscó acercarse. Se aproximó dando un paso y esperó mi reacción. Cuando vio que no retrocedí ni me aparté, continuó.

—¿Qué hubiera hecho si algo malo te hubiera ocurrido?

Le cogí de la mano y le atraje. Le acaricié el pelo y peiné los mechones revoltosos, mientras le sostuve la mirada. Él no me la apartó, sus ojos brillaban con inquietud.

—¿Qué haré si te pierdo? —continuo—. Eres mi paraíso, pelusita. Viviré un auténtico infierno sin ti. Y me veré obligado a ser la pesadilla de aquellos que te hicieron daño.

El corazón se me estrujo y, aunque estuviera mal, no pude evitar sentirme complacida al saber de su preocupación.

—Tengo que ir a hablar con Minerva con urgencia. Está llegando demasiado lejos y no me gusta que este tan cerca de ti.

Se despidió para intervenir en las consecuencias de su compañera en el mando y comunicar sobre la reciente decisión de la única autoridad que tendría, sería de él.

Al volver parecía más tranquilo, aunque al mismo tiempo estaba distraído por algo nuevo.

—Dani, ¿por qué buscarías a alguien sin saber quién es? —pregunté curiosa.

—¿De qué hablas?

—Recuerdo el día que escapé de Roberto. —Aún sentía escalofríos cuando escuchaba su nombre—. Me confesaste sobre la información que buscaban, era sobre los que nos atacaron, y más tarde te oí decir a Enrique que buscaban a dos personas en concreto. Pero si supieran quienes son, ¿no los habrían atrapado ya?

—Nos escuchaste a escondidas —riñó.

—Y no es lo único que he escuchado, es la única forma que tengo de enterarme de algo.

—Qué chismosa —bromeó, pero al captar mi seriedad, respondió—. Sí, buscan a dos alumnos de nuestro centro sin saber quiénes son. Estamos investigando el porqué.

—Ellos tienen que saber qué ha ocurrido con el resto de la ciudad.

—No lo sabemos y de todas formas no es buena idea ir a preguntárselo —dijo y apoyé la cabeza en su hombro.

—¿Crees qué también sean los culpables?

—No te obsesiones con ellos, no es bueno para tu impulsividad.

Llamaron a la puerta y entraron solicitando la presencia de Dani.

—Ahora vuelvo —dijo levantándose.

Se paró en la puerta cuando se estaba por marchar, se giró y me miró unos segundos, parecía que algo le inquietaba y se mostró inseguro.

—Esta noche Minerva ha pensado en organizar una reunión para disculparse y celebrar el éxito de la misión —confesó, rascándose la nuca, nervioso—. Será tranquila por seguridad, pero será divertido, ¿te gustaría venir conmigo?

Naturae «Lux» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora