7SIETE7

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Estaba en un camino sin rumbo, o mejor dicho la que estaba sin rumbo era más bien yo. Hasta que de la nada, en el camino, aparecieron y se me acercaron mis amigas: Virginia, Noelia y Eulissa. Al ver lo que traían para mí se me dibujó una sonrisa en la cara. Buscaría más tarde a Dani para qué me aclarará mis dudas.

—Buenos días —me saludaron las tres, ofreciéndome una tostada de queso como saludo. La boca se me hizo agua de solo pensar en el sabor de ese manjar.

—Buenos días —las saludé, recibiendo la tostada que me brindaron, con una gran sonrisa de agradecimiento—, os amo.

Le di un buen mordisco saboreando aquel instante, poco a poco. Disfrutando el momento y su sabor. Mientras las tres brujas se reían de mí. Habría que haberlas visto a ellas comer está mañana.

—¿Dónde lo encontraron?

—Hay una cabaña más adelante donde nos dieron comida y refugio. Allí sacamos la tostada —me contestó, Virginia, señalando hacia el lugar donde se encontraba.

—Parece que por el momento estamos a salvo —opinó, Eulissa.

—¿Sabéis? La situación que estamos viviendo me recuerda a un libro que leí de unos adolescentes donde, en su ciudad, un día, en un abrir y cerrar de ojos, todos desaparecen, excepto los niños, bebes y los adolescentes hasta los dieciséis. A medida que cumplían esa edad tope, iban desapareciendo, igual que los demás —comentó, Noe, resumiendo la trama del libro—. Pero visto lo visto no creo que sea similar.

—¿Un pensamiento más loco? —ironizó, Eu, con una sonrisa entretenida.

—¿Y qué tal Alienígenas? —respondió, Vir, aceptando el reto.

—Me mola más la idea de que somos un experimento del gobierno, estilo el laberinto —expuse con una sonrisa, siguiéndolas el juego.

—A lo mejor estamos todos muertos y por eso no podemos ver a los vivos... —Vir dio esa perturbarte idea.

—No, me da que esa no es —respondí con los recuerdos que tenía del escape.

—¿El fin del mundo y no nos han invitado a los buques? —apuntó, Eu.

—Una guerra mundial mejor —estableció, Vir.

—¿Y si mejor cambiamos de tema? —propuso, Noe, cada vez más espantada—, por favor.

Asentimos todas, estando de acuerdo, un poco culpables por sacar ese tema estando tan reciente y lo serio del contexto que estábamos manejando.

—¿Qué te dijo Dani cuando te despertaste? —curioseó, Eulissa, con cara maliciosa. Mi mueca de confusión lo dijo todo—. ¿No le viste?

—Dani estuvo cuidándote. Durmió contigo en el coche, no quería dejarte sola —aclaró, Noe, antes de que preguntará.

—Por si te escapabas en plena noche.

Naturae «Lux» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora