VEINTE

204 39 81
                                    

La pelea estaba por comenzar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La pelea estaba por comenzar.

Estaba en el cuadrilátero, ahogándome con los gritos de la gente, incapaz de concentrarme, esperando a que dieran la señal para iniciar. En frente de mí, estaba mi oponente, al fondo, en la otra esquina.

Contemplaba con frecuencia las caras de los espectadores por toda la sala, me insultaban y abucheaban. Por suerte, las encontré a ellas, animándome.

Sonreí percatándome de la suerte que tenía al contar con ellas todos estos años.

Chocaron un metal contra otro, sonando como una campana de combate, dándola por comenzada.

—Bonita —me llamó acercándose, amistoso—, si te rindes, será mejor para ti.

Cuando estuvimos en el centro, próximos, mi contrincante no esperó a que respondiera, inició muy decidido, atacando el primero con el objetivo de soltarme una patada en la rodilla. Estaba en la postura que me aconsejó Dani facilitándome la huida con fluidez.

—No tenemos todo el día, decídete ya, antes de que cambie de opinión.

Mi cuerpo estaba drogado por los nervios que circulaban por mi cuerpo. No escuchaba nada más allá fuera del cuadrante de lucha, toda mi atención estaba puesta en el cuadrilátero en el que nos encontrábamos. Sentía mi corazón latir con fuerza, y mis sentidos estaban puestos en mi oponente. Ya no había gritos, ni abucheos... ya no había sonidos, ni caras que me distrajeran.

Su primer ataque lo había esquivado con facilidad y temía que sería lo último que me resultará sencillo. Se recuperó rápido de mi desvío y reaccionó de la misma manera, dándose la vuelta hacia mí.

—No quieras que estropee tu delicado rostro —avisó arrogante.

A continuación, atacó de nuevo con una serie de puñetazos, golpes y patadas, los esquivé lo mejor que pude. Se rio, divertido por mi dedicación y mi seria cara de concentración.

—Solo estoy jugando —se burló—. Esto, nada más, es el calentamiento, aún ni he empezado.

Esta vez probé a atacar, ser el primer movimiento, pero cuando le asalté, me agarró del brazo al intentar darle un golpe a su costado izquierdo. No fui lo suficiente rápida y me atrapó antes de poder pegarle.

Recibí un fuerte golpe en el hombro y la cara, luego, me aparté esquivando el siguiente ataque. Cuando se aproximó para su siguiente movimiento, le di una patada baja en la rodilla que hizo que fallará y vacilará, precipitándose al suelo.

Se levantó gruñendo y atacó con más furia. Me aporreó en la mejilla, seguido de una sucesión de poderosos golpes que detuve con dolor. Me defendí e impedí la mayoría de ellos, hasta que tuve la oportunidad de devolvérsela y le propiné un puñetazo en la nariz. Estaba cansada y el golpe no fue muy enérgico, sin embargo, dio sus resultados.

Me sacudí la mano, dolida por el porrazo. Apartándome en una reducida distancia, recuperando el aire y las fuerzas que había perdido en los últimos ataques.

Naturae «Lux» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora