VEINTIDÓS

178 27 27
                                    

Me llevé una gran sorpresa cuando desperté

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me llevé una gran sorpresa cuando desperté. Las camas estaban juntas a diferencia de anoche cuando me dormí y él estaba descansando a mi lado. Había traspasado hasta mi cama, invadiéndome y utilizándome como un peluche.

Era una imagen gloriosa que entraba por mis ojos. Dani, durmiendo plácidamente conmigo, agarrado a mi cintura, como si en algún momento llegará a escapar.

Me liberé de su agarre con delicadeza, provocando que de su boca saliera un gruñido molesto, y bajé a preparar el desayuno para ambos. Después de las misiones de ayer, además de conseguir vehículos, había comida con la que alimentarse.

En una bandeja llevé el desayuno hasta la habitación y empecé a comer sola mientras le observaba con los ojos cerrados y su cuerpo esparcido por toda la cama de extremo a extremo.

No quería despertarlo.

Era de las pocas veces que lo contemplaba tan relajado, desde que lo conocí nunca lo había visto así de sereno. Siempre se mostraba alerta y cauteloso ante cualquier movimiento o situación, era estresante verlo. Además, nunca aparentaba estar agotado y exhausto. Ahora, inmóvil, soñaba con una diminuta sonrisa en su rostro que despertó mi curiosidad por conocer lo que custodiaba su cabeza.

Dejé de mirarlo para acabar e ir directa al baño para prepararme. Me aseé, tomando mi tiempo en percibir el cambio en mi cuerpo desnudo frente al espejo. El color que iba tomando al estar expuesta al sol; algunas cicatrices y heridas más jóvenes que iban escribiendo historias en mi piel y como algunas zonas se encontraban acentuadas y marcadas gracias al desarrollo de mis músculos por horas de entrenamiento. Estaba orgullosa de cada milímetro de piel.

El agua fría recorrió mi cuerpo provocando temblores al principio hasta agradecerlo por la calurosa mañana. A los cinco minutos me escabullía para vestirme con la nueva ropa que adquirí.

Al salir puede ver como Dani devoraba con rapidez su parte del desayuno. Pensé en la posibilidad de que, tal vez, se hubiese dormido y tuviera que irse a cumplir una de sus obligaciones como superior o, tal vez, solo tenía mucha hambre.

Fui hacia él y me senté a su lado.

—Te levantaste pronto hoy —habló con la mirada centrada en la comida—. Podrías haberme esperado para desayunar —confesó, luego levantó la vista y añadió con una sonrisa juguetona y pícara—. Y para ducharte.

—Se te veía muy feliz durmiendo, no quería despertarte —dije divertida.

—Más feliz estaría si me hubieras avisado —Sus pupilas estaban dilatadas observándome.

Me quedé muda, esquivando su dominante mirada y tragué saliva por su tono de voz, dura y oscura al igual que sus ojos.

Él se percató y se levantó de imprevisto, con tal rapidez que no me dio tiempo de reaccionar, quedando detrás de mi silla. Volví a tragar saliva nerviosa por su cercanía.

Naturae «Lux» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora