Capitulo 4

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Fede eventualmente se fijaba en lo que yo traía puesto, haciendo comentarios halagadores, aunque fuera lo más simple del mundo. Pero en esta ocasión no hizo ninguno, más sin embargo noté que no dejaba de ver a mi hermana por el espejo retrovisor.

Cada que tenía oportunidad echaba un vistazo a través de él.

—Lo lamento, tuve que traer a mi hermana —ofrecí.

Fede río como si fuera lo más absurdo que haya dicho. Él y yo hemos sido grandes amigos desde que iniciamos la carrera.

—Sigues siendo la peque de la casa —sonríe —, además de que tu papá no confía en mí.

— ¡Qué dices! —irrumpe Gigi —. ¿Por qué mi padre no confiaría en alguien tan apuesto como tú?

Una pulsación de estrés llegó a mi frente en cuanto mi hermana pronunció las palabras.

—Es lo que siempre me he preguntado —respondió enseguida Fede inflando el pecho, engreído.

—Mi papá es algo celoso, solo eso —resoplé.

—Claro que no, solo no quiere que te vuelvas como yo —escupió Gigi.

Mis ojos se agrandaron.

Y antes de que pudiera pronuncia una palabra, Fede habló.

— ¿Y cómo eres?

—Yo soy fantástica, bueno eso han dicho los chicos como tú —comenzó su coqueteo.

— ¿En serio tienes que preguntar? —dije con indignación.

—Bueno, solo he escuchado tu versión —rezongó Fede.

Sus palabras me indignaron muchísimo más. A tal punto que mis mejillas ardieron de coraje.

Gigi soltó una risita. —Es cierto —afirmó —. Pero hay cosas que no se cuentan con palabras.

Guiño un ojo.

Sus palabras bordases hicieron más incómoda la situación. Fede comprendió que con mi hermana no se juega, comprendió que cuando ella dice algo no son palabras las que salen de su boca, si no veneno.

Al llegar al baile enseguida busque a Ashley. Quería alejarme el mayor tiempo posible de aquella persona que martirizaba mi vida y la de mis padres.

Ashley me encontró antes.

— ¡Boh!

— ¡Ash! ¡Qué bueno que ya estás aquí! —la abrace aliviada, levantando la voz para que se escuchara de entre el escándalo de la música.

— ¿Qué ocurre? —su voz se escuchó angustiada.

—Es mi hermana.

— ¿Qué pasa con ella? ¿Qué hizo ahora? —irrumpió enseguida.

—Nada, es solo que vino conmigo esta noche.

— ¡¿Qué?! ¿Se coló? —agrandó los ojos.

—Sí, y pretendo estar lo más alejada de ella.

—Ok. ¿Y Fede? -preguntó mirando sobre mi hombro.

—Lo deje por haya —señale con el pulgar, descontenta.

Señale hacia la entrada del salón. Mi hermana ya lo tenía entre sus brazos, convenciéndolo de ir a bailar.

— ¿Es en serio? ¿Ahora va a coquetear con tu cita? —dijo Ash poco sorprendida.

—Estamos hablando de mi hermana ¿lo olvidas?

—Cierto. Cuánto lo siento amiga, pero yo tengo que ir con mi cita —susurró.

El chico chef con el que había llegado Ash era curioso, a cualquiera encantaba con sus postres. En especial a Ash. Él fue la causa de que Ash subiera unos cuantos kilos en el último año.

—Claro, no te quito más tiempo —le guiñe un ojo y se fue.

Lucía genial con su vestido azul, aún que se vería mejor sin su barriga que traía. «Reí en mi mente»

Uno que otro compañero me invitaron a bailar. Solo baile dos canciones con cada uno, las demás era bailar en grupo.

Mi hermana en ningún momento se alejó de Fede. En una sola ocasión Fede se acercó a hablarme, pero enseguida mi hermana lo apartó. Si no fuera porque es mi hermana, ya le hubiera dado un gran golpe en la cara.

— ¿Sigues sin bailar? —preguntó Ash entretenida.

—No importa —eleve mis hombros —, bien sabes que yo soy de las que se la pasa buscando que comer en cada fiesta.

Aunque lo dije como sarcasmo no dejaba de ser verdad. No era como si no me gustara bailar, sino que simplemente me atraía más la idea de observar a la gente desde mi lugar. Pero en esa ocasión, encontrar que hacer no me caería mal... no soportaba ver a mi hermana.

La noche se me hizo eterna, opte por platicar con mis compañeros, de nuestros duros planes, y de perdida, checar mis redes sociales a ratos

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La noche se me hizo eterna, opte por platicar con mis compañeros, de nuestros duros planes, y de perdida, checar mis redes sociales a ratos.

La fiesta finalizó, solo unos pocos nos quedamos a recoger.

—July... ¿qué haces? —exclamó Gigi enojada —. Larguémonos de aquí ¡ya!

Gigi para nada era hacendosa. Solo limpiaba su cuarto y recogía sus cosas cuando era necesario, aunque para no hacer nada sabía que no debía tirar mucho. Procuraba dejar todo en su lugar para no tener trabajo al día siguiente. Para unas cosas si pensaba, pero para otras no.

—Bueno chicos y chicas, debo irme —me despedí de todos con un beso y un abrazo.

Ash apenas hacia un momento que se había ido, pero que importaba... la vería dentro de una semana para irnos a ese tour donde nos reclutarían. Lo cual me hizo recordar que aún no había pedido permiso a papá. Tal vez esperaría hasta el último momento.

—Ya vámonos peque —su voz cansada de Gigi me apresuro.

Nos metimos al auto, la noche estaba helada, y Gigi ya tenía el saco de Fede puesto. Cuando reaccione, me di cuenta que estaba ocupando el lugar de Gigi, en la parte trasera del auto. No me importaba, aquí podía estirar mis pies.

El camino se convirtió en interminable, mis ojos los sentí pesados, mis pies zumbaban de lo cansados que estaban por andar en tacones.

Al llegar a casa Fede abrió mi puerta, enseguida baje y me dirigí al pórtico, buscando las llaves en mi bolsa. Las encontré y abrí la puerta, pero tal fue mi sorpresa al ver que Fede arrancó... llevándose a mi hermana con el.

Sacaba aire por la nariz. Furiosa, azote la puerta y subí, pisando cada escalón con enojo. No tenía ni puta idea de lo que había pasado esta noche, como es que ahora ellos se habían vuelto tan amigos.

«Un momento, mi hermana no tiene amigos. Tiene ligues y chicos que lleva a la cama, pero amigos jamás.»

Cerré mis ojos tratando de alejar todas esas ideas y pensamientos que llegaban a mi cabeza. No quería imaginar a Fede atrapado entre las garras de mi hermana, engatusado por sus encantos.

Me quite la máscara de maquillaje que traía, colgué mi vestido, cepille mis dientes antes de acostarme a dormir. No quería imaginar, no quería suponer... de hecho no quería pensar.

No querría que papá se enterara.


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