Querido Dios - Parte 5

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Capítulo 5

Querido Dios

Tengo que estar en la Iglesia en unos minutos, no sé si deba ir ahí y rezar para mostrarte mi gratitud o para lacerarme por ser tan estúpido... Déjame explicarte.

Debes saber que estuve buscando a la jovencita pecosa durante cuatro días después de nuestro encuentro en la Noche de Año Nuevo. No sé que fue eso, pero se las arregló para hacerme pensar en ella más que en lo que había sucedido con mi madre. Todavía me rio cuando recuerdo su cara mientras me reía de sus pecas. Ella era tan graciosa... inclusive me dijo que estaba celoso de ella porque yo no tenía ninguna peca. ¡Qué carácter! Puedes verlo: Ahora mismo sigo pensando en ella, pero tú me diste la oportunidad de hablarle y yo no dije una sola palabra. En realidad me diste dos veces la misma oportunidad y yo... ¡Arruiné ambas!

La primera vez fue cuando el barco llegó al puerto, finalmente la vi, ahí estaba, la reconocí desde lejos y estaba planeando hablarle, quizás preguntarle hacia dónde se dirigía y si había la posibilidad de que pudiera verla en Londres. Entonces descubrí dos jóvenes esperándola en el puerto. Le gritaban, la saludaban y ella se veía muy feliz de verlos... ¿Qué estaba esperando yo? ¿Qué ella no tuviera nadie esperándola? ¿Qué ella estuviera sola igual que yo? Cuando abandoné el barco no pude evitar dirigir mi mirada hacia su dirección para verla por última vez. ¡Y ella estaba mirándome también! Nuestras miradas se cruzaron por un segundo solamente. Después me fui... me siento tan mal, yo era el único de ese viaje que no tenía a nadie para abrazar, ¡Nadie que estuviera feliz de verme!

La segunda oportunidad que tuve, fue en el hotel Savoy. Fui ahí para poder pensar sobre lo que debía hacer. No estaba en mis planes volver de América tan pronto... A decir verdad, no estaba planeando volver! Iba camino a mi cuarto cuando descubrí que la puerta del cuarto al lado del mío estaba abierta. No sé porqué pero sentí la necesidad de entrar. El cuarto estaba vacío, pero podía ver que la persona hospedada ahí se acababa de ir, sus pertenencias aún estaban ahí. Fui el escritorio y me senté en el sillón que parecía ser muy cómodo. Había una carta sobre el escritorio, la cual llamó mi atención, pensé en leerla pero no lo hice. En lugar de eso, encendí un cigarrillo... su humo me recordó la neblina de la noche en que la conocí y empecé a pensar en ella... una voz me sacó de mis pensamientos. Era una joven presentándose a sí misma. Me dio mucha pena porque estaba en el cuarto de alguien más y no quería que me descubrieran. Cuando ella dijo su nombre descubrí que la carta que había encontrado era para ella. Me volteé para mirarla, para entregarle la carta y disculparme por estar en ese cuarto. ¡Para mi gran sorpresa, era ella! Era la jovencita pecosa, ahora sé cómo se llama: Candice White Andrew... es un nombre realmente hermoso. Sí me diste dos oportunidades de hablarle ese día y ¿Qué hice? Le entregué la carta diciendo que era para ella, y me fui... ¿Pero qué más podía haber hecho? Yo estaba invadiendo el cuarto de alguien más como un ladrón, y ellos me miraban sorprendidos. Quizás si ella hubiera estado sola podría haberle hablado, pero ella estaba acompañada por los dos jóvenes que vinieron a esperarla al puerto. ¿Quiénes son ellos? ¡Es muy raro, pero tengo que admitir que estoy sintiendo algo muy parecido a los celos! Vamos Terry, probablemente son hermanos... ¡Como si eso importara! Ahora que estoy en esta estúpida escuela, ¡No la volveré a ver!

¡En la torre! Se me hizo tarde para ir a la Iglesia y estoy segura que tendré que escuchar un sermón de la Hermana Gray, Y por supuesto tendré que actuar como si no me importara, ¡Todo con tal de salvar mi reputación! Después de todo, mi reputación es lo único que hace que me respeten.

Querido DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora