Capítulo 35
Otro día que transcurre tranquilamente desde que volví a Nueva York. Cada día empieza de la misma manera. Me levanto, tomo una taza de café, le doy los buenos días a Susana con un beso en los labios y me voy al teatro. Ya no tomo y he vuelto a mi papel en Romeo y Julieta. El señor Hathaway dijo que entendía mi reacción pero me hizo prometer que nunca volvería a tomar y que nunca me marcharía otra vez de la forma en que lo hice. No lo haré. No solo porque se lo he prometido sino también porque se lo prometí a mi Señorita Pecas. Cada día desarrollo mi papel para ella; el escenario es el único lugar en que me siento vivo. Y cada noche regreso a Susana. Estamos comprometidos para casarnos. Se lo propuse cuando volví de Chicago. ¡Si ella hubiese tenido su pierna habría brincado de alegría! Sé que no debería de decir eso; la perdió por salvarme. Susana salvó mi vida, ahora tengo que ser su esclavo. Créeme Dios, todo está bien. Me casaré con ella tan pronto me sienta listo para hacerle el amor porque ahora, el solo pensar que dormiré con ella me disgusta. No es por su pierna; es porque mi corazón pertenece a Candy. No puedo verme haciéndole el amor a otra chica, eso es todo.
Desde la última vez que vi a Candy me siento viejo... Los días felices del San Pablo, los hermosos recuerdos de Escocia ahora son tan lejanos que me pregunto si realmente sucedieron. Probablemente fueron solo sueños... lo que es real es Susana, su amor por mí y mi deuda con ella. ¿Alguna vez me librará de ello?
Querido Dios.
No sé qué más escribir. Cada día es lo mismo. Después de disculparme con todos no tengo nada más que hacer con mi vida. Estoy en tus manos y el futuro no me importa nada. No tengo miedos, no tengo reproches, no tengo odio, o dolor, ni siquiera esperanza... no siento nada. En el lugar donde solía estar mi corazón solo hay vacío... es tan frío... ahora entiendo a mi padre. Me veo a mi mismo diez años después; seré igualito a él. El dolor ha sido tan imborrable que tuve que apagar mi corazón para sobrevivir. No creo que pueda amar otra vez. Pobre Susana, está esperando que la ame. Ni siquiera me preguntó dónde estuve cuando volví. Sé que puede esperar para siempre, pero "para siempre" no es suficiente para que la ame. Simplemente no puedo amarla. Simplemente no puedo amar a nadie, y eso me incluye a mi mismo. He comprendido que el amor provenía de Candy, y ahora que no puedo estar con ella, he olvidado cómo amar.
Los primeros días; solía tener la esperanza de que Susana me liberaría algún día y que podría estar con Candy otra vez. Ahora sé que solamente fue un sueño infantil. Susana me quiere para ella y me conservará para siempre. Está bien... de cualquier forma ya no importa... Aún si algún día me deja ir... ya no seré el Terry que solía ser y Candy habrá seguido con su vida. Probablemente pronto encontrará un esposo. Se merece ser feliz... ¡uno de los dos debe ser feliz!
La única cosa por la que oro es por su felicidad. Recuerdo cómo solía soñar que yo sería quien la hiciera feliz. Iba a casarme con ella... ella sería mi esposa.
Ahora... debo hacer feliz a Susana, pero cada vez que veo su rostro... mirándome de esa manera, ¡quisiera golpearla!
Lo siento... no quise decir eso... ella salvó mi vida. Le pertenezco... puede hacer lo que quiera con mi vida. Y todo está bien. Después de todo, mi vida no puede ser peor.
Querido Dios,
Nunca creí que esto podría suceder. Nunca creí que este diario me salvaría algún día.
La última vez, cuando volví del teatro a casa, la cena no estaba lista y Susana me esperaba en la sala con una extraña mirada en sus ojos. Dijo "Terrence, necesitamos hablar." Nunca la había visto tan seria y enojada. No entendía lo que sucedía. ¡Entonces empezó a gritarme! Dijo que podía golpearla si tanto lo deseaba. Solo la miraba sin tener una pista tratando de comprender lo que andaba mal, fue entonces que me arrojó el diario. Dijo "¡Lo he leído todo! ¡Me odias, te disgusto, y soy tan estúpida que esperaba que algún día pudieras amarme! ¡Todo este tiempo lo único que has hecho es despreciarme!" –Lo siento – le dije. En realidad estaba arrepentido, nunca pensé que ella pudiera encontrarlo y leerlo algún día. Le dije que no quise decir las cosas que escribí, que la había elegido a ella y que me quedaría con ella. Me llamó mentiroso y comenzó a llorar. Me acerqué a ella, quería consolarla, me sentía tan mal. Ella es quien me salvó y en lugar de ser agradecido con ella y hacerla feliz, la hice llorar. Ella se tranquilizó un poco y me dijo que ella también lo sentía. Dijo que había descubierto cuán egoísta había sido, que ella sabía que mi corazón pertenecía a alguien más pero que pensó que con el tiempo yo podría llegar a amarla. Ella no sabía que yo necesitaba a Candy para sentirme vivo, ella esperaba que la amaría si ella era paciente y esperaba lo suficiente. Cuando le dije que la había elegido realmente me creyó y decidió esperar toda su vida hasta que el día llegara en que yo sería completamente suyo. Dijo "No quiero tu responsabilidad, idiota; ¡quiero tu amor! ¡¿puedes darme tu amor?!" No pude responder. Descubrí que ella no quería vivir más en una mentira. Dijo que nunca me perdonaría porque esa noche del estreno de Romeo y Julieta no la escuché y seguí a Candy. Dijo que yo fui quien le dio esperanza aquélla noche. Tiene razón. Yo quería hacer lo correcto y solo la hice sufrir. Ella me pidió que me fuera y que no volviera. No quería dejarla, tenía miedo de que ella tratara de suicidarse. Ella comprendió mi temor y prometió que estaría bien. "Esa noche, quería morir porque no quería interponerme entre Candy y tú... si no te vas ahora, me mataré solo para liberarte de tu deuda. ¡Así que vete! Si quieres que yo siga viviendo, vete... ve con ella." Dijo. Todavía escucho sus palabras en mi mente. Me despedí de ella y salí. Me sentí tan raro. Todos los sentimientos que me habían abandonado desde la última vez que vi a Candy, regresaron otra vez uno por uno. Primero sentí "lástima" por Susana, y después me sentí "aliviado". Unos minutos después ¡estaba feliz! Corrí a hablar con el señor Hathaway, para preguntarle por mis vacaciones, le dije lo que había sucedido entre Susana y yo. Me dio una semana y eso fue suficiente para mí.
¿Adivina desde dónde estoy escribiendo estas líneas? En SU árbol en SU Colina de Pony... después de hablar con el señor Hathaway tomé el tren rumbo a Chicago para buscar a Candy en la clínica en que trabaja. No pude encontrarla, pero tuve la suerte de ver a Albert. Le dije todo, estaba feliz de saber que arreglé mi vida desde la última vez que nos vimos. Me dijo que estaba preparando una pequeña reunión en honor de Candy en el Hogar de Pony y me preguntó si deseaba acompañarlos. Ahora todos ellos se están divirtiendo y yo estoy sentado aquí respirando el aire fresco, tratando de encontrar el valor para verla; no sé cómo reaccionará cuando me vea. Estoy tan nervioso. Todo sucedió tan rápido que no sé lo que siento. ¿Es un sueño? ¿Realmente estoy aquí tan cerca de Candy? ¿o te estás divirtiendo conmigo? ¿Despertaré y estaré en mi departamento de Nueva York? Tengo tanto miedo... estoy listo para lo que sea. Tengo que verla.
¡Vamos!

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Querido Dios
RomanceEntremos a la mente de Terry. Este es el Diario personal de Terry, que yo escribí con mi amiga mrscage.