Capítulo 30

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Querido Dios,



Ya empezaron los ensayos de Romeo y Julieta. Estoy muy emocionado. Envié un pasaje de tren y una invitación a la premier de Romeo y Julieta. Le envié un boleto solo de ida. ¿Dios, crees que ella entienda que yo no quiero que me deje? ¿Qué quiero casarme con ella y vivir a su lado el resto de mi vida? Creo que espera algo de mí, sé que me ama, y yo la amo, pero sigo nervioso.

Me sentía como caminando entre nubes, de pronto esta chica se acercó mientras estaba recitando mis líneas sobre el escenario una de estas noches. Susana Marlowe, ella tiene el papel de Julieta, ¡Ojalá que Karen hubiese obtenido el papel... al menos, ella no está obsesionada conmigo! Entonces, decía: Susana se acercó a mí en el escenario aplaudiéndome al principio, después la conversación se tornó realmente personal. Me dijo que había escuchado que reservé el mejor lugar para mi invitada y quería que yo le pidiera que no viniera porque ella estaba enamorada de mí. Estaba tan asombrado que mi libro cayó de mi mano. Ella habló sobre nuestra gira en el país con El Rey Lear; ella tenía el papel de mi esposa y... ¡llegó a pensar que lo que yo decía en escena a mi esposa como el Rey de Francia era mi declaración de amor para ella! ¿Puedes creer eso? Y eso no es todo, me habló sobre Chicago, sobre como habló con Candy cuando me fue a buscar al hotel y ella prácticamente se deshizo de Candy... ¡Mintiéndole! ¡Se deshizo de mi Candy! ¡Yo pude verla, si tan solo ella le hubiera dicho que me esperara! ¡¿Cómo pudo ser tan cruel?! Candy fue a buscarme mientras yo la esperaba en el hospital; ¡Ella también me estaba buscando! Y Susana... me pidió perdón diciendo que me amaba y que no quería compartirme con Candy ... permanecí pensando en silencio... escuchar que Candy estuvo buscándome me hizo muy feliz... Candy se quedará conmigo cuando venga, estoy seguro de eso... así que Susana, a su propio modo, ¡me reconfortó con respecto a los sentimientos de Candy de tal forma que ahora que no tengo una sola duda! Le dije a Susana que la perdonaba, pero que la quería como una hermana (¡Estaba tratando de ser amable!), que desde el momento en que conocí a Candy en el barco, mi corazón le pertenece. Susana se exaltó y corrió fuera del escenario gritando que no permitiría que nadie me tuviera, ¡Ni siquiera Candy! ¡Me sentí muy mal cuando ella dijo eso! Fue como un mal presentimiento... ¡Mencioné el nombre de Candy en mi mente! Como si a partir de ese momento pudiera también sentirla, como si pudiera escucharme y ambos estuviésemos tristes... Susana Marlowe... tengo la mala sensación de que ella no se apartará pronto... se las arregló para arruinar mi tarde.

Querido DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora