Querido Dios

Querido Dios - Parte 6

Capítulo 6

Querido Dios

Caminaba hacia la Iglesia arrastrando mis pies. En realidad, no tenía ganas de ir. Lo siento si te ofendo, pero mi estado mental en ese momento era una especie de completo desastre... así que me disculpo por adelantado por lo que estoy a punto de hacer y también porque estoy seguro que no se lo dirás a nadie. Puedo confiar en ti.

Llegué frente a la Iglesia y podía escuchar al Obispo dando su sermón. Abrí la puerta ruidosamente y comencé a caminar haciendo ruido con mis zapatos a propósito. El obispo dejó de hablar y la reverenda madre me regañó por llegar tarde, entonces me dijo que me sentara de inmediato... Todos los estudiantes me estaban mirando. Eso era lo que quería... así que empecé a reírme fuertemente. La reverenda madre me preguntó que era tan gracioso. Le respondí que los estudiantes se veían muy puros pero que si pudiésemos escuchar lo que realmente estaban pensando, todos nos ruborizaríamos. La madre superiora se molestó a tal grado que casi no podía terminar sus oraciones al hablarme, ¡En realidad yo tenía que terminar sus oraciones por ella! Ella quería que me saliera, así que le dije que de cualquier forma yo no pensaba quedarme... me preguntó por qué. Le respondí que había ido únicamente para tomar una siesta, porque usualmente la Iglesia estaba fresca y tranquila. Tomé a un joven por la solapa y le mandé que me avisara cuando todos se hubieran ido. Tengo que admitir que fue demasiado, pero fue divertido. ¡Las monjas y el obispo estaban indignados! Quería reírme nuevamente. Empecé a caminar hacia afuera, cuando la Madre Superiora me llamó simplemente le respondí que estaría en su oficina, que ya lo sabía. Y caminé hacia afuera riendo... las mojas empezaron a pedirte que tuvieras misericordia de mí. Mientras caminaba mis ojos estaban cerrados, de repente algo me dijo que me detuviera, no tenía idea de por qué, pero me detuve en el lugar preciso. Abrí mis ojos y miré. Vi hacia dos grandes ojos esmeraldas sorprendidos clavados en mí... Sentí como si algo me invadiera, una sensación extraña... ¡Felicidad! ¡Estaba feliz de verla en la misma escuela que yo! ¡Pensé que no la volvería a ver! Gracias por esto Dios. Ella se veía tan pura y tan inocente. Estaba usando el uniforme blanco, en lugar del negro, como el resto de las chicas. Probablemente no sabía, o quizás alguien le jugó una mala broma... Ella no podría haberlo hecho a propósito, a menos que lo hiciera para sobresalir. Cualquiera que haya sido el motivo, funcionó porque pude distinguirla de inmediato y mi corazón brincó de alegría y estaba latiendo fuerte y rápido. Nos miramos uno al otro durante unos segundos... fue como si nos entendiéramos uno al otro, cuando la miré directo a los ojos, se veía asombrada de verme ahí y yo me sentí seguro pero no tengo idea por qué. Por supuesto que no podía demostrar eso, ni a ella ni a nadie. Tenía una sonrisa tonta en mis labios y ella desvió su cabeza, un poco abochornada, confundida, avergonzada... No estoy seguro... y cerró sus ojos. Entonces abandoné la Iglesia y caminé a los alrededores de la escuela; estaba sentado debajo de un árbol pensando en Candy. Acerca de cuán feliz estaba de verla, de ver que ella estaba en la misma escuela que yo... Esa chica me hace sentir bien, su cortesía durante nuestro primer encuentro me conmovió mucho. No sé cuánto tiempo tenía ahí pensando en ella. Escuché uno de mis compañeros llamándome, así que me levanté y caminé abandonado el árbol, ella estaba detrás del árbol y se levantó repentinamente cuando me vio. Estábamos uno frente al otro y entonces dijo mi nombre, ella dijo "Terry"... eso fue música para mis oídos, sonó tan dulce viniendo de ella... y entonces dije para mí mismo "Esta es tu oportunidad de hablarle..." pero fue como si repentinamente me congelara... simplemente nos miramos uno al otro, como idiotas. Me siento tan estúpido. Cuando finalmente reuní el coraje para decir algo mi compañero me llamó de nuevo diciendo que la Madre Superiora quería verme y que estaba muy enojada. Le dije que era una vieja idiota y me fui con él. Candy simplemente se quedó ahí mirándonos partir... Estaba listo para aceptar cualquier castigo que la Madre Superiora me pusiera porque en ese momento yo estaba en el cielo, después de ver a Candy, la chica con pecas en su nariz... Gracias Dios.