Querido Dios - Parte 14

34.6K 28 2
                                    

Capítulo 14

Querido Dios

Era un hermoso día de Mayo, así que decidí escabullirme de la escuela para visitar el zoológico y ver a mi amigo Albert. Todos estaban ocupados con las preparaciones del festival de Mayo. No notarían mi ausencia. Albert estaba muy feliz de verme y fue muy amable. Era bueno tener un amigo con quien platicar. Pero ya que él también conoce a Candy, no puedo confiar en él. Desearía poder... pero, de todas formas, estaba teniendo una buena conversación y riendo, cuando ella apareció. Se sorprendió de verme ahí, tenía una tortuga en sus manos. Entonces dije "Nombra al diablo..." por lo que supo que estábamos hablando de ella. Platicábamos sobre sus sobrenombres pero eso no le agradó. Albert le preguntó qué era lo que tenía en las manos, dijo que era una amiga llamada Judy, que la traía para pedirle que cuidara de ella. Albert estuvo de acuerdo, tomó la tortuga en sus manos y dijo que debía irse para empezar su turno. Entonces se marchó y Candy se acercó para sentarse cerca de mí. Se veía un poco cohibida, se sonrojó y se veía adorable. Estaba feliz de estar con ella, esta era mi oportunidad de hablarle. Así que le pregunté si quería dar un paseo conmigo. Ella aceptó. Por lo que paseamos por el zoológico. Yo estaba flotando en el aire, así que nuevamente tenía que hacer algo estúpido como siempre. La llamé para que viniera a ver algo que se parecía a ella, vino corriendo y le mostré los monos. Se enojó, me sacó la lengua y le dije que la llamaría Chita... se enojó todavía más así que corrí para apartarme de ella mientras ella me perseguía. Compré algunos dulces y cuando regresé la encontré mirando para todos lados con la intención de encontrarme. Compartí con ella algunos dulces. Me dijo que pensó que había corrido porque le tenía miedo. Le respondí que yo no tenía miedo de ella. Nos divertimos jugando con los dulces y algunas ardillas. Quise tomarla por la cintura, me miró, entonces me sonrojé y quité mi mano. ¡Qué pena! ¿Por qué me arrepiento? ¡Quería abrazarla! ¡Grandioso Terry, eso estuvo grandioso! Entonces cambié la conversación y le pregunté qué era lo que estaba haciendo en el zoológico. Dijo que se había escapado del cuarto de meditación por haber defendido a su amiga que tenía una tortuga y que llamó a la madre superiora "Vieja Cabeza Dura" y fue castigada de tal forma que no podrá participar en el festival de Mayo. Me reí a carcajadas. Ella estaba un poco molesta pero me pareció gracioso, le dije que ni siquiera yo me había atrevido a tanto. ¡Esta chica no le teme a nada! ¿Responderle a la Madre Superiora? Además de mí, no sé de nadie más en toda la escuela que se atreva a hacerlo. Simplemente la amo más, ¡Nunca deja de sorprenderme! Dijo que se le había prohibido participar en el Festival de Mayo. Comentó que había escuchado que era divertido y le respondí sí, que lo era. Me dijo que se perdería toda la diversión y que inclusive había invitado a Albert. Le preguntó cuál era su relación con Albert, me dijo que se conocieron en América, que él le salvó la vida, dijo otras cosas, pero todo lo que escuché fue que él aparece siempre que lo necesita. Que es muy bueno. Entonces recordé sus delirios. Así que lancé la pregunta que estaba quemando mis labios desde aquélla noche en que la tuve en mis brazos cuando se desmayó; ¿Quién es Anthony? Me respondió que la primera vez que me vio en el barco me confundió con él. Dijo que era un genio cultivando rosas y que era muy generoso. Entonces empecé a arder en celos, así que respondí que era una suerte que yo no me pareciera a él, porque un hombre que cultiva rosas debía ser flaco y débil. Ella se indignó y dijo que Anthony no era ningún débil, que era fuerte y muy varonil, agregó que era un ser magnífico. Me burlé un poco y le dije que seguramente él había preferido quedarse con sus rosas mientras que ella estaba perdidamente enamorada de él; recuerdo que estaba tan nervioso que grandes gotas de sudor resbalaban por mi rostro. Entonces me miró con una furia que no pude soportar, así que le di la espalda mientras le decía que su amor cuidaría muy bien las rosas en América. Yo estaba tan celoso que tuve que apretar los dientes sin atreverme a mirarla nuevamente. Fue cuando ella, con la voz entrecortada por el llanto, me dijo que...Anthony... ¡He allí ese nombre nuevamente! -pensé. Pero ella continuó, dijo que Anthony murió, que se cayó de un caballo. Hasta entonces me atreví a girarme hacia ella. Estaba sorprendido por lo que escuchaba. ¿Pero dijo que estaba muerto? ¿Así que estoy compitiendo con un chico muerto? ¡Eso no es bueno, los muertos no pueden equivocarse! Entonces esa noche mientras que cabalgaba y ella se cayó... ella recordaba ese accidente, debió haberlo amado mucho para delirar solo por escucharme galopando con mi caballo. Le dije lo que había concluido: Que a ella le gustaba mucho Anthony, que eso era bastante malo, me giré de nuevo porque no soportaba la idea de pensarla enamorada de otro, así que terminé diciendo que rezaría por los muertos... Ella se enojó mucho, me pidió que no fuera tan rudo, tenía lágrimas en los ojos cuando me dijo que eso era demasiado, que Anthony estaba muerto. Pero le respondí que no dijera estupideces, que él nunca resucitaría. No podía soportarlo más, hablar acerca de Anthony, un pobre chico muerto, por quien no podía evitar sentir celos. Pero ella habló de él con tanto amor y pasión... ¡Yo quería que ella hablara así sobre mí! Bueno, ahora soy yo el que está fuera de sí, fui odioso y rudo hacia un chico muerto, ¡UN CHICO MUERTO! ¿Vale la pena hacer enojar a la chica que amas? Para ser el hijo de un duque, eres muy mal educado Master Grandchester, ¿Cómo pude hablar mal de los muertos? No es que pueda venir y arrebatártela, ¡Él está muerto! Quizás hubiese preferido que fuera real de tal forma que pudiera enfrentarme a él. ¡Un chico muerto no puede cometer errores! Pero tú... haciendo y diciendo cosas incorrectas no hará las cosas mejor. Buen trabajo, futuro duque, ¡Hiciste muy buen trabajo! ¡Hiciste que el objeto de tu afecto se enojara contigo!

Querido DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora