Capítulo 4
Querido Dios:
Acabo de regresar de mi paseo por cubierta. Es la Noche de Año Nuevo... no me siento de humor para celebrar... estaba abajo, entre la niebla, pensando en el rechazo de mi madre. Todavía no puedo creer que me haya enviado de regreso a esa casa del infierno. Ni siquiera se preocupó por averiguar por qué fui a buscarla... Eso no era de lo que quería hablarte... Estaba afuera en la cubierta del barco mirando hacia el mar, estaba muy triste; tenía lágrimas resbalando por mis mejillas, nuevamente me sentía perdido y miserable. ¿Por qué la vida se empeñaba en hacerme miserable? Por un segundo creí que había encontrado un poco de felicidad en la vida al lado de mi madre... Más lágrimas... Adentro las personas estaban celebrando y yo me estaba helando afuera. Entonces escuché algunos pasos y me sentí descubierto. Me giré y entonces vi a alguien; era una chica, de cabello rizado, abundante y rubio alejándose de mí... Usualmente no me gusta la compañía, pero hubo algo que me hizo hablarle... se giró hacia mí y me dijo que había salido a caminar a la cubierta para tomar un poco de aire fresco y que deseaba hablarme porque le pareció que yo estaba triste... Me miró llorar. Esta chica me vio llorando y estaba preocupada, no me conoce, pero estaba preocupada por mí, quería hablarme para darme ánimo... Ese hecho inesperado de bondad proveniente de una perfecta extraña era exactamente lo que necesitaba para sentirme mejor... pero yo no iba a mostrar mi debilidad, y especialmente, no la demostraría ante una chica. Así que externé una abierta carcajada y le dije que no estaba triste, que seguía triste y me reí abiertamente de la situación. La chica se veía confundida, como tratando de discernir si se habría equivocado. Fue entonces que le pregunté desenfadadamente, todavía entre risas de burla en qué estaba soñando, la llamé "Pequeña pecosa" porque tiene muchas pecas en su nariz. Su cara era de total asombro y solo pudo responder con una pregunta "¿Pecosa yo?"; con la misma actitud me acerqué a su rostro mientras le decía que lamentaba mucho decirle que era muy pecosa. No puedo creer haber sido tan estúpido, todo lo que ella quería era animarme y yo estaba burlándome de ella. La chica estaba sorprendida de ver que un joven que apenas un momento antes estaba llorando se tornara en un grosero un segundo después. Pero no se quedó callada cuando le dije que era muy pecosa. Me dijo que eso a ella no le importaba, que le gustaban mucho sus pecas. Continué en mi postura de burla y respondí: "Entiendo, y por eso las coleccionas" a lo que le escuché decir que sí y que, últimamente estaba pensando cómo conseguir más y que yo estaba celos porque no tengo ninguna peca... ¡Pero qué genio! ¡Amé cada segundo de esa conversación! Es tan bonita cuando se enoja... así que continué tomándole el pelo al hablarle de su pequeña nariz, lo que la hizo enojar aún más y yo me deleité contemplándola... Ella tiene hermosos ojos verdes y cabello rubio rizado; irremediablemente mi corazón se quedó con ella desde el mismísimo momento en que se volteó para mirarme, con el propósito de ayudarme. ¿Por qué fui tan rudo con ella? Pero no fue de una forma grosera; fue tan solo una forma de proteger lo que en realidad estaba sucediéndome, la razón por la que lloraba. ¿Por qué no pude dejar que me hablara? No acostumbro compartir mis problemas con nadie, y una muy bonita jovencita quería que los compartiera con ella... nuestra pequeña cariñosa conversación fue interrumpida por un hombre que la llamaba para que volviera adentro... Tomé ventaja de la situación para marcharme, contrario a lo deseaba, porque en realidad quería quedarme ahí para continuar tomándole el pelo. Entonces le dije "Adiós, Pecosa" porque no conozco su nombre... Pude haberle preguntado... No estaba pensando en eso. Quería quedarme ahí y al mismo tiempo quería irme. Debido a que soy un solitario, siempre arruino todo intento de amistad que las personas traten de hacer conmigo... Así que dejé a la pecosa. Nunca la volveré a ver, pero nuestro encuentro registrado fue una brisa de aire fresco, un poco de gozo en el día más triste de mi vida... Siempre le estaré agradecido a esa jovencita, por haber sido lo suficientemente linda para decir que yo estaba "triste", en lugar de que estaba "llorando" lo cual habría sido humillante para mí siendo un joven. ¡Ella fue muy amable, en realidad es la persona más amable que jamás he conocido y yo simplemente la alejé tomándole el pelo! Sí, ya sé lo que vas a decir, pude haberlo hecho mejor. ¿Una linda chica me ofrece su ayuda y todo lo que hago es burlarme de sus pecas y su nariz? ¿Es esa la manera en que consigues chicas Terry? Sutil, muy sutil Casanova. ¿Te das cuenta idiota?
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Querido Dios
RomanceEntremos a la mente de Terry. Este es el Diario personal de Terry, que yo escribí con mi amiga mrscage.