Querido Dios - Parte 24

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Capítulo 24

Querido Dios

Finalmente llegué a América, listo para enfrentar mi sueño. Lo lograré. Candy... no puedo escribirle, las mojas van a censurar su correspondencia, especialmente, si viene de mí. Quiero visitar su verdadera colina de Pony. En realidad no sé dónde está, tengo que investigar.

Estaba caminado en la calle y casi soy asaltado por unos matones, pero uno de ello me reconoció y me salvó. Gracias Dios, porque eran bastantitos y no estoy seguro de que hubiese podido pelear con todos ellos. Era mi viejo amigo Charlie, quien solía ser mi compañero cuando era pequeño... estaba feliz de verlo, él me protegía, siempre le estaré agradecido por ello. Estuvimos charlando y le hablé de Candy, por supuesto. Lo acompañé al trabajo, es un Barman y usa un uniforme muy similar al uniforme de los jóvenes del San Pablo... San Pablo... ¿Podría pensar en el colegio sin pensar en ella? ¿Por qué demonios la dejé? Pero... ¿Qué clase de vida podría darle? Ella se merece lo mejor, pero también es huérfana, estaría bien... ¿Por qué estoy ahora pensando en eso? En el colegio, todo lo que pensaba era en salvarla de ser expulsada.

Por fin encontré la forma de llegar a la colina de Pony. Le dije a Charlie que lo vería después y tomé el tren. Era una larga jornada, parecía eterna. Estaba nevando cuando llegué. Las dos madres de Candy me recibieron muy bien y también conocí a los niños. Me ofrecieron una taza de té y les hablé acerca de Candy, de cómo frecuentemente me hablaba sobre este maravilloso lugar y su Colina de Pony. La señorita Pony y la hermana María fueron muy amables; Candy tuvo suerte de tenerlas durante su desarrollo, mientras que yo tuve a la madrastra del infierno. Mi pequeña Candy tuvo mucha suerte.

Aún nevaba fuerte, tanto que estaba oscureciendo, así que decidí tomar el tren de regreso a New York. Estuve tentado a quedarme... pero debía volver. No quería abusar de la hospitalidad del Hogar de Pony. Así que me fui, pero antes de tomar el coche de vuelta a la estación de trenes, fui a la Colina de Pony, que estaba cubierta de nieve. Pero aún así pude percibir la paz de la que tanto hablaba Candy y comprendí lo que ella trataba de recrear en la segunda colina de Pony del colegio. Su verdadera colina de Pony es mucho mejor... la imaginé allí, sintiendose bien, pacífica... y deseé haberla traído conmigo y me reproché por enésima vez haberla dejado en el colegio. ¿Qué pensaba? Ella habría venido conmigo, ¡Estoy seguro! ¡Estúpido, estúpido, estúpido!

Ahora estoy en el tren de regreso a New York y comenzaré a buscar una oportunidad para actuar, y cuando tenga lo suficiente, volveré a Inglaterra y la sacaré de ese frío y deleznable lugar. ¡Me voy a casar con ella!

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