My Wattpad Love "Growing Up" (Finales Alternativos)

Final Alternativo #1 (Parte 1)

Final alternativo #1 (Parte 1)

5 años después...

—¡Shane! Ven acá y ayúdame a abrir este paquete.

Sonreí negando con la cabeza, cerrando despacio la puerta principal detrás de mi.

Fui casi trotando a donde estaba, con el cabello húmedo por llegar de correr mientras llovía. Me quité la camiseta blanca húmeda por encima de mi cabeza.

—¿Que has pedido está vez? ¿O ha sido tu hermano sabelotodo?

Se acercó y frunció el ceño.

—Deja de decirle así a mi hermano, SHANEY. No hemos pedido nada. —alborotó mi cabello, alcé las cejas y agarré su muñeca en un rápido movimiento para besarla. Pude sentir como se estremeció.

Lentamente la regresé a su pecho, mirando como sus mejillas se tornaban con un tono rosado. Mordí mi labio, si esta mujer no era tierna-sexy-hermosa yo no se que lo era.

Me había vuelto un romántico, al parecer.

Me fijé que traía un pequeño paquete entre sus manos.

—Creo...—me acerqué, examinándolo. Era una pequeña caja cuadrada, envuelta en un papel de regalo. No tenía tarjeta, pero en una parte decía que era para mí.
—¿Estas segura que esta no es otra de las bromas de tu hermano?

Ella rodó los ojos.

—No, Shane. Mi hermano esta en Harvard.

Parecía preocupada, pero no entendía el porque.

Apreté mis labios, dejé la caja sobre la mesa y me acerqué a ella.

Agarré cada mejilla para acunar su pequeño rostro, me quedé observando lo hermosa que era la chica que estaba frente a mi. Sus ojos azules eran perfectos. Todo si era sincero.

Ella rió casi haciendo un suspiro cansado.

—¿Siempre me miras así porque tengo algo en la cara?

Le dediqué una sonrisa torcida.

—Siempre te miró así porque no puedo creer que soy un suertudo.

Me acerqué y rocé sus labios con los míos.

Se sentía bien, se sentía fantástico tenerla. La quería.

Me separé de sus labios después de darle otro besó más breve, luego en cada parte de su cara. En las esquinas de su boca, su nariz, mejilla y por último frente.

—Eres un ridículo, Shaney. —tecleó mi abdomen.

Me reí, apartándome y tocando mi estomago.

—Soy el ridículo que amas, hermosa. —le lancé un beso, ella negando con la cabeza— Iré a ver el paquete de tu hermano.

—¡No es de mi hermano!

—Claro. Por supuesto.

Me giré y di largos pasos hasta llegar al pequeño paquete envuelto solitario en la mesa de la sala.

Lo hice girar en mis manos como si fuera un balón y me encogí de hombros. Di unas cuantas zancadas hasta llegar a nuestra habitación que ahora estaba sola.

Sonreí con dulzura al recordar esa mañana hace unos dos años, después de una gran noche. Bueno, no tan gran noche. Nuestra primera cita había sido, bastante dramática si lo tenía que describir con una palabra. Pero había merecido bastante la pena.

Las cosas pasaban por algo.

Me senté en el borde de la cama y me incliné para abrir el cajón de la mesita de noche, tomé de ahí una pequeña navaja, luego encendí la pequeña lámpara que daba una luz amarilla, así iluminando la habitación que empezaba a estar oscura por la noche.

Agarré el paquete después de hacer a un lado—con mis manos—el papel que lo envolvía, luego con el cuchillo rompí la cinta adhesiva que encerraba lo que había dentro. Abrí la pequeña caja.

Y abrí más aún los ojos como platos al ver lo que había dentro.

¿Qué...

Te amo, Minion.

Mereces más que esto, Jules. ¿¡Por que no puedes verlo!?

¿Interrumpo algo?

Me quedé de piedra, observando el pequeño peluche minion que estaba frente a mí.

Era yo. Lo agarré entre mis manos, recordando las cosas que habían pasado hace años, cuando era sólo adolescente.

Sacudí la cabeza y cerré los ojos.

El día que estuve en la habitación de Jules fue la última vez que la había visto. Ella como siempre había escogido a El chico Poeta.

Pero, no me mal entiendan, luego de estos años, había comprendido que no se puede obligar a alguien a sentir lo mismo que tu sentías.

Respeté su decisión. Ya sabía lo que significaba que ella me dejara a un lado.

Yo no interferiría de nuevo, significaba decir Adiós. Un adiós definitivo a la chica que quería.

Sabía que era egoísta. Pero, no podía ver a la chica que era tan especial para mí ser lastimada. Ver a la persona que amas ser destruida duele mil veces más que te hagan daño a ti mismo.

Nunca me llamó, yo pensaba cada día preguntándome como estaba. Estuve tranquilo sólo cuando Lau me visitaba diciéndome que ella estaba bien en su mundo con Woods.

No podía estar con nadie. No de verdad.

Digamos que la única chica que habías querido te rompiera el corazón no era algo fácil de superar.

Pero, no era como que quisiera ser la víctima de la situación, si ella era feliz con eso estaba bien por mi parte, aunque no estuviera de acuerdo.

Luego de unos meses Nadia había ingresado a mi universidad. No se como, no se porque.

Pero fue una sorpresa el día que la había visto sentada en una de mis clases.

No podía creerlo, pero era bueno tener a una persona conocida.

Nos hicimos cercanos, pero peleábamos bastante.

Esa chica tenía un aire con Jules, pero no fue por eso que empecé a sentir cosas por ella. Fue... que esta chica, ella... Me había entendido, no eran necesarias las palabras con Nadia para saber que te daba un apoyo incondicional, sólo bastó una mirada. Una mirada y mucha confusión emocional.

Empezar una relación no fue fácil.

Pongámoslo de esta manera, chicos.

Ella era la hermana de la chica que estaba enamorado y si la situación no estaba así de jodida de por si ella era también una mejor amiga. Aparte de Lau claro.

Hubo momentos en el que me pregunté si luego de todo lo que pasó volvería a sentir algo especial.

Hasta que sucedió.

Quería a esta chica, dos años me tomó ser lo suficientemente valiente, volver a abrir mi corazón en esa fiesta. Volver a intentarlo.

Y recuerdo la reacción de ella.

Confusión, mirada al suelo, luego una pequeña sonrisa, y correr a abrazarme.

Fue...algo que se sintió tan bien. Tan relajante poner la confianza y tus sentimientos en alguien y ser correspondido.

Que te quieran con tus defectos.

Que te acepten como eres.

Dejarse querer por una persona tan buena como lo era ella. No tenía palabras.

Tal vez, el corazón si podía querer una segunda vez tanto como la primera.

Así quería a Nadia.

***