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Narra Marcos:

-Eh tú, Claudio, ven.-Ordené encendiendo mi magistral puro.-¿Sabes algo de las chicas?

-No señor, solo he descubierto que Esteban y Roberto le han dicho todo.-Respondió.

-Bendito gps con micro, tus ideas van sobre ruedas.-Dije.-¿Tienes algo en mente?

-Entrar discretamente y dejar el gps fue lo más fácil, ni se dieron cuenta.-Le miré mal.-No tengo nada en mente señor. -Bajó la cabeza.

-Bien. Imagino que vendrán hasta aquí para acabar con esto, pero no. Sé que blanca daría lo que fuera por Lara, así que si pudiste matar a la madre podemos torturarla a ella...

-Señor, perdón, pero ellas ahora no han echo nada.-Dijo.

-Sí que lo hicieron. Blanca se fue, y era mi mejor peón aquí ya que Juan seguía sus pasos, por eso quiero que de alguna manera vuelva a trabajar para mí...Y contigo tengo de sobra.-Dije sonriendo.

Narra Lara:

-Daniel también era friki como ella, era fan de la guerra de las galaxias, de juego de tronos, de todo. Y como ya te dije fue un golpe fuerte en un principio, pero luego rápidamente volví a ser yo. Me contaba todos los días cosas sobre asuntos de frikis, hacía casi las mismas cosas que Shanna, y es algo que no quiero recordar.-Respondió soltándome.

-Son personas diferentes, quizás coincidan en algo pero no por eso tienes que ser borde con ella.-Dije.

-Lo sé pero deja que me acostumbre, si puedo, dentro de unos días nos iremos y no creo que nos volvamos a ver.-Se sentó en el sofá.

-Ahí sí tienes razón.-Me senté encima de ella.-De todos modos intenta lo que queda de día hablarle algo más simpática.-Asintió.-Por cierto, creo que tiene novio, aunque no dijo nada cuando se presentó.

-Quizás también sea pu...-Interrumpí.

-No lo digas. Osea no le pega, tampoco es para pensar así.-Le miré mal.

-Lo siento cielo, no quise decirlo, ya sabes que siempre doy mi opinión.-Dijo cosquilleando mis cuádriceps.

-Sí, lo sé, y no es malo.-Dije pasando mi brazo por su cuello.-Y me gusta que des tu opinión.-Le besé.

-¿Algún plan para mañana?-Preguntó jugando con mi pelo.

Me quedé en silencio unos segundos, pero rápidamente de me vino a la cabeza una idea:

-Iremos al lago Ontario.-Dije.

-¿Y ya está?-Se extrañó.

-No...Lo demás es sorpresa.-Le sonreí desafiante.

Narra Claudio:

-Infórmate de más, averigua cuando vuelven y si lo harán.-Ordenó Marcos.

-Quiero mi paga.-Dije cruzando los brazos.

-Ya sabes mis normas, primero yo, luego tú... O quien sea.-Se giró para ver el jardín.

Me marché sin protestar, Marcos era un hombre muy manipulador, y si quería algo, lo tenía fácilmente.
Cogí mi teléfono y llamé a Esteban, quizás él tontamente me soltara algo:

-Al habla Esteban.

-Esteban, hijo, ¿qué tal?

-Papá, ¿para qué me llamas? Estoy de vacaciones.

-Sé que Blanca y su novia saben todo, y también sé quiénes se lo habéis dicho, así que... Se un buen hijo y dime cuando van a volver.-Dije.

-¿Cómo?-Noté su nerviosismo.-¿Cómo lo sabes?-Volvió a preguntar.

-La última tecnología ayuda.-Dije.-Ahora dime cuanto tiempo van a permanecer allí.

-Hasta que mueran.-Colgó.

Me comenzaba a enfadar, suspiré y me senté en el escalón y miré mis contactos:

-Vaya... Conque te tenía agregada todo este tiempo y no lo sabía....¿Desde cuándo no reviso mis contactos?-Me dije.

No sabía si llamarla, quizás sería algo pronto, y eso no era buena idea. Decidí irme a mi casa, ya llevaba una semana sin ver a mi hija, y dejarla con la niñera no me agradaba mucho.

-¡Papá!-Dijo abrazándome.-¿Dónde has estado toda esta semana?-Preguntó.

-En el trabajo hija. Me han dado muchas cosas para hacer.-Dije.-¿Cómo te fue con la niñera?

-Me ha ayudado mucho.-Respondió.

-Me alegro.-Dije.-Ve al baño y cena, mañana vamos a ir al parque, sé que te gusta.-Le sonreí.

-Wii.-Corrió feliz hasta el servicio.

Nadie sabía que tenía una hija, ni mi jefe de la empresa, ni Marcos, ni Lara, ni si quiera lo supo Judith. Esteban y Roberto siempre la protegían cuando yo ni estaba, pero ahora ella me necesitaba a mí, y no iba a fallarle. Mantenía la privacidad de ella por miedo a que Marco pudiera hacerle algo, y no quería entrar en guerra con mi propio jefe.

Puse la televisión y me senté en el sofá, hasta que no supiera algo sobre Blanca y Lara no volvía con Marcos, así que podía aprovechar unos días para estar en casa.

-Papá, ya estoy.-Dijo acercándose.

Le dejé la cena en la mesa y mientras comía le contaba anécdotas graciosas que le hacían reír. Al acabar nos dirigimos a su dormitorio, destapó su cama y le acosté:

-Buenas noche cielo.

-Buenas noches papi.-Besé su frente.

Me quedé mirándole un rato desde la puerta, verla me hacía muy feliz. Me fui al salón y me quedé en el sofá de nuevo.

No Todas Son Profesoras 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora