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Mi madre nunca me mintió sobre sus sentimientos, y eso me dio mucho más que admirar.
Oí la puerta y me asusté, salí del dormitorio y miré desde arriba:

-Blanca, ¿cómo has entrado? -Pregunté bajando.

-Tienes que ser menos despistada, dejaste las llaves puestas.-Dijo dándome las llaves.

-Pues no me di ni cuenta.-Dije.-Ya sabes, tenía ganas de ver la casa, ¿te ma enseño?

Blanca nunca fue a mi casa, lo máximo que hizo fue recogerme y acompañarme hasta la puerta. Asintió y me siguió. Primero le enseñé el salón, luego la cocina, el servicio, la sala de estar y después subimos a las habitaciones y el segundo servicio.

Había una habitación que estaba cerrada y no le enseñé aún, y eso le extrañó:

-Imagino que ese es el dormitorio de... Tu madre.-Dijo con un tono suave.

Asentí:

-Lleva cerrado desde que ocurrió aquello... Así que...

-¿Y no vas a abrirlo ni nada?-Preguntó.

Le miré y sin decirle nada me dirigí a la puerta y puse la mano en el pomo, quizás se veía como una tontería pero para mí era difícil volver a ver el lugar donde iba por las noches cuando tenía miedo, o hacía bromas con 9 años diciendo que era mayor y probándome prendas de mi madre, o me pasaba las tardes jugando con mi madre o ayudándome a hacer los deberes.

Giré el pomo y sin pensarlo más abrí. Quizás era la habitación más fea de la casa, pues estaba oscuro olía a humedad y a olvidado, vamos, que olía fatal.

-Pues sí que estaba cerrada, y bien.-Dijo Blanca.

-Tendré que darle una buena limpieza... Ya lo haré cuando tenga tiempo.-Dije.

*Móvil*

-¿Hola?

-Lara, quiero verte mañana a las 5:30 pm en tu casa. Allí te esperaré.
-Te esperaré yo, y espero que vengas solo.

-Solo iré, prometido.-Colgó.

-Mañana hablaré con Claudio aquí, y tú estarás escuchando todo desde arriba.-Le dije a Blanca.

-¿Vas a quedarte lo que queda de día aquí? No vas a poder cenar.-Dijo.

-Quédate conmigo y cenamos pizza.-Dije haciendo puchero.

-Sólo porque me conviene.-Dijo sonriendo.

Narra Marcos:

La mañana andaba tranquila, el robo salió bien y andaban en otro robo. La policía no daba crédito con el caso y eso me producía risa y superioridad ya que aún, tras unos 11 años de robo, no me han pillado.
Pero había una persona que me preocupaba, Blanca. Con ella comenzaron mi logros, y sin ella podrían menguar:

-Claudio, pasa.-Dije.-¿A qué vienes?

-Hoy hablaré con Lara en su casa.-Respondió.

-Pues cambio de planes.-Anticipé.-Quiero que le digas antes de finalizar vuestra charla que quiero ver en persona a Blanca, yo, Marcos, y si no quiere iré yo.-Acabé de ordenar el cajón.-Es una amenaza, y más les valen que obedezcan.

-De acuerdo...¿Algo más?-Preguntó.

-No... A menos que tú tengas que contarme algo.

-No señor, ya me retiro.

Asentí y me levanté, salí tras Claudio y me dirigí a los chicos que estaban entrenando físicamente:

-Haber, ustedes tres, venid.-Ordené.

-Díganos señor.-Dijo una chica.

-Quiero que estéis disponible para dentro de unos días, así que cancelad algunos planes que tengáis y estad atento a mí.

Asintieron y volvieron a donde estaban... Si Blanca no iba por las buenas yo iría por las malas.
Volví a mi despacho y fui hacia la jaula de mi tarántula, sí, tenía una araña en mi despacho corriendo el riesgo de que se escapase y tal.
La observé tal y como hacía todos los días, la mayoría del tiempo dormía y solo se despertaba para comer y hacer telarañas.

-¿No te aburres durmiendo, comiendo y haciendo telarañas todos los días?-Le pregunté. -¿Te divertirá quizás matar lentamente a tus presas? Puede que te comprenda, amiga.-Añadí.

Ésta se desplazaba de un lado a otro, veía cómo liaba en su telaraña a un saltamontes que posteriormente le eché... Y eso me dio una idea...

No Todas Son Profesoras 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora