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-Hacía tiempo que no te veía, estás mucho mejor.-Dijo para comenzar.-¿Dónde estuviste?

-Me fui con Blanca a Canadá, pero hemos vuelto.-Respondí.

-Oh, ya veo.. ¿Y cómo está ella? Veo que no está.-Dijo mirando toda la sala.

-Está bien, en su casa.-Dije.

Asintió sonriendo y serenamente, mi paciencia de agotaba, era la primera vez que me pasaba, pero ya sabía todo, así que fui al grano:

-¿A qué vienes exactamente Claudio?

-A hablar tranquilamente, pero veo que Esteban y Roberto ya te han dicho todo.-Respondió entrelazando sus dedo.

-¿Por qué lo hiciste? Mi madre ahí no pintaba nada.-Dije.

-Bien...Ella realmente no era homófoba, ella te hubiera apoyado hasta el final, pero era una muy buena oportunidad para que Marcos tuviera lo que quería. Luego digamos que amenazó a Blanca con matarte a ti si no seguía trabajando para él, pero tras conseguir una de las piezas más valiosas le dejó ir.-Respondió.

-Tú estabas por casarte con mi madre, ¿por qué no te negaste?-Pregunté.

-Tu madre era muy buena, demasiado como para perdonar a un tío tan frío como yo, así que en vez de mentirle arranqué de raíz. Además... Marcos no podía amenazarme con nada más.-Dijo.

-¿Estás seguro de eso?-Pregunté cruzando los brazos.

-¿A qué te refieres Larita?-Preguntó él.

Aquel mote me recordó mucho a mi padre, el solía decírmelo de pequeña:

-¿Qué ocultas? Mejor dicho...¿A quién?

Él me miró serio y mantuvo silencio, sabía que le había pillado, así que hice un gesto con la voz y habló:

-Es un tema delicado para mí.

-¿Cómo?-Puse cara de extrañada.-Osea, te dio igual mi madre y yo, solo has mirado por tu hija, un acto muy egoísta por tu parte.

-Es a la única que quiero.-Interrumpí.

-Dices que es a la única que quieres pero ¿qué harías si Marcos la secuestra y finalmente la asesina? Te quedas sin alguien a quien cuidar, es lo mismo que me ha pasado a mí.-Dije elevando un poco la voz ya que me comenzaba a enojar.

-En ese caso me pondría en contra de él y salvaría a mi hija.-Respondió.

Su móvil sonó y negó la llamada, me miró y sonrío:

-Me parece que me necesitan, así que deberé de irme.-Se levantó y copié su gesto.-Ah, una última cosa.... -Abrió la puerta.-De parte de Marcos... quiere ver en persona a Blanca, y si no quiere irá él. Es una amenaza, y más les valen que obedezcan.-Cerró la puerta y se marchó.

Blanca bajó y me miró entre sorprendida y seria. Nos sentamos en el sofá y dijo:

-Temo de lo que pueda hacer si no voy.

-No ha dicho hora ni lugar, así que...

-No. Ya está dicho, tengo que ir yo, imagino que él estará haciendo lo de siempre... Sentarse en su silla con su puro, ordenar cosas y mirar por la gran ventana que tiene.-Dijo.

-No quiero que ocurra de nuevo, ¿sabes lo mal que estuve?-Le pregunté.

-Lara, esta vez no ocurrirá así, si me quiere será a mi forma.-Dijo agarrando mi rostro con sus manos. Asentí mirándole a los ojos.-Por cierto, no se me ocurrió por la mente decirte Larita.-Añadió.

-Me lo decía mi padre de pequeña, siempre me recordará a él a pesar de lo que hizo.-Dije.

-Pues Larita quiero que lleves el bicho ese a la tienda.-Dijo guiñándome un ojo.

-Por favor, no me llames así.-Dije levantándome y cogiendo la caja.-No es de mi agrado.

-Larita es un diminutivo bonito.-Dijo abriéndome la puerta.

-Gracias, pero aun así no es de mi agrado.-Dije mientras ella cerraba la puerta y nos marchábamos.

Narra Claudio:

Me impresionó el hecho de que supiera que tenía a Tania en casa ocultada, y sabía quienes eran los chivatos, pero... Si lo sabía ella también lo sabía Blanca, y Blanca podría decírselo a Marcos, y Marcos podría amenazarme con ella, aunque era poco probable que Blanca soltase algo delante de él, por ahora...
Decidí llamar a Esteban:

-¿Qué quieres de nuevo?

-¿Cómo habéis sido capaces de soltarle que tenéis otra hija? Nadie debía de saberlo.

-Pues para seguir el juego, está claro que no van a perder.

-Si sueltas algo más de mi vida privada despídete de tu cuello.

-¿Cómo dices? Osea, no. Yo haré lo que me dé la gana te guste o no, y si no quieres que digamos nada más desobedece a tu jefecito y no les hagas nada a Blanca y Lara.

-Quedas advertido.

Colgué la llamada y volví a casa para seguir estando con Tania.

No Todas Son Profesoras 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora