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*12:30 pm*

L-Estoy en tu portal, baja.

N-Dame unos segundos.

Bloqueé el móvil y me apoyé en la pared, estaba esperando a Natalia para explicar el por qué volvimos. Era mi mejor amiga, no iba a ocultarle nada ya que sabía varias cosas:

-Ya estoy.-Le abracé recibiendo su abrazo más fuerte y con ganas.

-¡Qué de tiempo tía!-Dije.

-Sí, desde la graduación.-Dijo.-Vayamos al grano, dentro de una hora tengo que ir a comprar con mi prima que viene de Segovia.-Añadió.

-De acuerdo. Nos vinimos de nuevo porque supimos quien mató a mi madre, es decir, no se suicidó.-Ella oía atentamente.-El jefe de Blanca resulta ser mi padre, y para que Blanca trabajara de nuevo para él tuvo que asesinar a mi madre aprovechando que yo estaría sola y apartada de todo.-Continué.

-Espera, ¿eres hija de un ladrón y quien se supone que es tu padre mató a tu madre solo para que Blanca trabajara para él?-Preguntó impresionada.

-No la mató él personalmente, sino quien iba a ser mi supuesto padrastro, Claudio.-Respondí.

-¿Y cómo averiguasteis todo esto?-Preguntó.

-Todo fue gracias a Esteban y Roberto, lo que hubieran sido mis hermanastros.-Respondí.-Me falta un detalle.-Ella seguía escuchando como una niña pequeña oye su cuento favorito.-Supuestamente fui secuestrada por mi padre para que Blanca volviera a trabajar para él, pero en vez de una chica secuestrada parecía una reina, todo era a mi antojo... Menos salir.

-¿Y cómo es que estás aquí?-Preguntó con una mano en cada moflete.

-Pues Claudio me ayudó, Blanca habló con él y ha recapacitado. Ahora estamos intentando que Marcos recapacite, porque sino.... -Dije.

-Madre mía, esto es de locos. ¿Y por qué no le decís a la policía dónde se halla el escondite de Marcos y lo mandáis a la cárcel?

-Porque eso perjudica a Blanca, y no quiero que Blanca vaya a la cárcel.-Respondí.

-No tiene sentido.-Dijo.

-Sí que lo tiene.-Dije.-Marcos posee una carpeta con cada trabajador que tiene, incluso difuntos, y si él va a la policía no irá solo, pondrá en riesgo a los demás también.-Argumenté.

-¡Qué locura!-Dijo.-Es... Buaf, sin palabras.

-No hace falta que digas nada más.-Reí.-Tenías preguntas así que yo te doy las respuestas.-Sonreímos.

Tras estar hablando un largo rato más finalizamos la charla y volví a mi casa recogiendo antes a Rocky de casa de Blanca.

Después de todo lo ocurrido ya no me sentía segura en mi propia casa, por lo que me vi obligada a cerrar todas las puertas y ventanas para que no volviera a ocurrir los mimo.

Narra Blanca:

Aproveché la mañana para ir a correr y a hacer algún que otro ejercicio en el gimnasio para seguir estando ejercitada.

Por el camino de vuelta a casa me detuve justo en la entrada del cementerio. Ahora que lo pensaba, Lara se sintió muy culpable de la muerte de su madre, y ya que sabía la verdad quizás le podría apetecer decirle algunas palabras.

Decidí marcharme y comenzar otro asunto pendiente.
Tras una buena ducha relajante y un buen almuerzo fui a casa de Claudio imaginando que estuviera allí, pero no sin antes pasar por la casa de Lara.
Llamé y tras esperar unos segundos abrió:

-Hola.-Dije dándole un beso y entrando en su casa.

-¿Qué haces aquí? Ibas a hablar con Claudio ¿no?-Me preguntó sonriendo y ordenando algunas cosas.

-Sí, pero quería asegurarme de que todo iba bien por aquí.-Respondí.

-Pues no te preocupes, por ahora va todo bien.-Me dijo girándose hacia mí y sonriéndome tiernamente.

-Dios, de verdad, es que no se qué haría sin ti granuja.-Le dije abrazándole juguetonamente.

Ella rió y me abrazó también:

-Suerte.-Añadió agarrando mi rostro.

-La tengo frente a mí.-Eso fue cursi, pero si no lo decía explotaba.

Me besó seguidamente mientras íbamos hacia la puerta:

-Venga, no pierdas el tiempo y acaba con esto ya.-Dio varias palmadas.

Me besé una última vez y me dirigí hacia mi Mercedes para seguidamente ir a casa de Claudio.

Al llegar llamé y sin apenas esperar fui recibida rápidamente, como si ya supiera que iba a ir:

-Blanca, ¿qué quieres ahora? Ya saqué de allí y Lara.-Dijo limpiando la mesa.-Y rapidito que Tania vendrá dentro de poco.-Añadió.

-Quiero me ayudes a que Marcos recapacite.-Dije.

-¿Y cómo vas a hacer eso?-Preguntó dejando el trapo a un lado y mirándome.

-Digamos que tú harás confianza con él hasta que puedas preguntarle de sus cosas, quizás tenga un punto débil.-Respondí.

-¿Qué? Oh no, claro que no. Me la juego mucho. Me niego.-Dijo.

-Claudio, si podemos hacerlo también podemos mandarlo a la cárcel, no estaremos obligados a robar para él ni tampoco tendremos a nuestros seres queridos en peligro, ¿acaso no queremos eso?-Pregunté.-No lo hagas por mí, sino por Tania.-Sabía que así sí aceptaría.

Suspiró y con pesadez preguntó:

-¿Y qué tengo qué hacer?

No Todas Son Profesoras 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora