An occasional dream

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Y esa noche al igual que muchas antes; la pasé con mi novia. Solo que esta vez no me era posible conciliar el sueño, Diane se encontraba abrazada a mi. Su respiración era tranquila y profunda.
La miré por algunos segundos, no entendía cómo es que ella se encontraba viciada y todo gracias a mi. Suspiré y dirigí mi mirada hacia el techo de la habitación. Me dediqué a pensar y analizar detalladamente lo que había pasado y lo que aún no acontecía. Me intrigaba conocer a Wyman, no sólo por ser un Stone, sino por el simple hecho de que deseaba conocer más sobre el pasado de Diane; hasta el momento sólo sabía de sus padres viajando por todos lados, su enfermedad y ahora su primo.
En todos esos años, jamás había deseado hablar de su historia, aunque trataba; no me podía sacar de la mente, el hecho de no saber porqué ella podía ser  diferente, comprenderme, tener ideas así, y sobre todo, no lograba entender cómo es que podía cambiar dependiendo el momento  y superar las situaciones con tanta facilidad. Era claro que para mí, Diane era un enigma, y a pesar de que me esmerara, no lograba resolverlo.
Pensé además, y estudié minuciosamente, las palabras que aquel productor había dirigido hacia mi; mismas que parecieron simplemente adherirse a mi mente sin tener algún significado aparente.
Esa era mi oportunidad, debía aprovecharla en un 100%, al fin parecía reaccionar. Si todo estaba a mi favor, mi sueño se cumpliría y me dedicaría a mis dos pasiones por completo: la música y Diane.
No pude evitarlo, una gran sonrisa se dibujó en mis labios y a partir de ese momento decidí que a cada paso que diera, mi vida se volvería en algo parecido a una historia de ciencia ficción, que siempre sería un personaje diferente, que mis ideas cambiaran constantemente, tanto que no podría adaptarme completamente a alguna de ellas, decidí que mi perspectiva cambiaría, que mi mundo daría un vuelco de 360•, que mi mente estaría cada vez más abierta y que pasara lo que pasara, velaría porque aquel gran y precioso enigma, fuera feliz y disfrutara absolutamente todo, ya que en definitiva; Diane era lo mejor que me podría haber pasado.
Supongo que el cansancio se apoderó de mí y caí.
Aquella mañana de enero, de verdad que todo era diferente, lo sabía, aunque no lograba descifrar que era aquello que hacía que todo adquiriera un toque anormal.
-David-dijo Diane provocando que volteara a verla
-¿si..?-dije acariciando su mejilla
-¿notas como todo es diferente desde el momento en que abrimos los ojos?-Miré a Diane sorprendido- debes aprender a pensar en voz baja-dijo Diane mirándome divertida
-¿eso significa que..?
-escuché lo que decías en la noche. Me sorprende cómo es que puedes hacer de hechos cotidianos una rima perfecta. Haces arte con las palabras. Eso y mucho más te hace tan único, que incluso podría decirse que eres de algún lugar fuera de la tierra-dijo Diane pausadamente
-tú sí que eres una artista, lograr que algo tan simple como algunas palabras pronunciadas por alguien al borde del sueño y un hecho que podría ser explicado con la sencillez más increíble, lo logras convertir en esto. Una mezcla, un balance perfecto entre lo ordinario y lo extraordinario
-solo tú logras decir algo así-dijo Diane mirándome
-¿algún plan para hoy Stardust?
-lo que dicten las estrellas
-¿así que el día de hoy Lady Stardust me permitirá tomar el liderazgo del itinerario?-dije alzando una ceja
-solo si logras formar alguna frase increíble
-In our madness We burnt one hundred days- dije después de algunos minutos
-de verdad que eres increíble- dijo Diane abranzandome, mientras esbozaba una gran sonrisa- ¿y a dónde iremos, hombre de las estrellas?
-solo alístate-dije besando su frente
Diane asintió, me incorporé y salí de la habitación

Diane-----

Tomé una ducha rápida y me dirigí a mi armario.
Era un día algo frío, tomé unas calcetas negras largas, un vestido azul marino con detalles del mismo color que las calcetas, zapatos bajos parecidos a algunos tenis negros, y un abrigo beige que cubría el vestido por completo, dejé mi cabello al natural y coloqué un poco de brillo labial.
Salí de la habitación, bajé las escaleras y me encontré con David, vestido con un abrigo negro, que lo hacía ver más atractivo.
Sonrío al verme y tomó mi mano para salir del lugar. Subimos al auto que se encontraba en mi casa y emprendimos un largo camino hacia las afueras de la ciudad. Los paisajes eran hermosos y muy diferentes. Conforme avanzamos, el aire se hacía más puro y los espacios eran cada vez más limpios.
El viento era frío, sin embargo, disfrutaba la sensación del mismo, calando hasta mi huesos mientras miraba por la ventana, pasó hora y media aproximadamente y el auto al fin se detuvo.
David me ayudó a bajar del mismo, tomó mi manó y me pidió que cerrara los ojos.
Caminamos algunos pasos, David me indicó que abrirá los ojos y allí se encontraba el lugar más increíble que jamás hubiera visto.
Un pequeño Valle cubierto de rocas de distintos tamaños y formas. Un gran árbol sin hojas, justo al lado de una gran roca que se encontraba al borde de un acantilado.
Caminé hacia el borde y miré hacia abajo. Se hallaba una solitaria y fría playa, que parecía estarse recuperando de las heladas del mes pasado. El mar se extendía hacia el horizonte y las olas golpeaban tranquilamente la costa.
Tomé asiento en la roca cubierta por el árbol, le indiqué a David que tomara asiento a mi lado y así lo hizo.
Sus manos se encontraban dentro de los bolsillos de su abrigo y su mirada perdida en aquella masa gigante de azul que se extendía y parecía no tener fin.
-el mar me asusta-dijo David rompiendo el silencio
-el mar es como el cielo David, solo que en el opuesto del mundo-dije mirándolo
-tal vez, pero no lo creo. Es tan desconocido, tan incierto y mítico, que simplemente me aterra el saber todo lo que podría encontrar en aquellas paletas aparentemente inofensivas de azul.
-te aterra lo desconocido-dije en voz baja
-no todo-dijo David provocando que lo mirara directamente
-a que te refieres?-pregunté extrañada
-verás, hay enigmas que por más que uno intente, jamás serán resueltos. Esos enigmas se presentan en tantas formas y una de ellas es en personas. Hay humanos que son un enigma por sí mismos, sin embargo eso los hace tan bellos y a la vez inquietantes
-¿por ejemplo? ¿Algún enigma que conozcas?
-así es, el mejor y más complicado del mundo, pero a la vez, el más hermoso y perfecto
-¿quien..?-dije agachando la mirada tristemente, ya que creía que se refería a alguien diferente a mi
-es arista, es increíble en lo que hace, provoca que no quieras estar en ningún lugar que no sea a su lado, es la reina de todo ese azul allá arriba, la dueña de mis palabras y mi corazón, mi Lady Stardust y simplemente lo más complicado que ha llegado a mi vida
-yo...-dije apenas audible
-sé que cada persona tiene algo que esconder, sin embargo creo que convertiste en un enigma al 100, podría ser dañino, porque te guardas tantas cosas, que algún día no soportarás más y te desmoronarás, no te obligo a nada preciosa, es solo que me gustaría llegar a entenderte, saber por qué, eres como eres, ayudarte a superar algo tal vez o simplemente que puedas liberar un poco del dolor que sé que guardas tras esos hermosos ojos avellana
Una lagrima rodó por mi mejilla mientras miraba a David en silencio.
-no deseas saberlo..-dije tristemente
-lo deseo, para ayudarte-dijo David acercándose
-es... Todo fue como un sueño ocasional.. Ya sabes, tal vez una pesadilla, que deseo e intentó fuertemente borrar de mi memoria, pero simplemente no puedo, te juro que lo intento David- dije comenzando a llorar en el hombro de David
Mi novio comenzó a acariciar mi cabello mientras mi llanto se intensificaba al recordar lo que había ocurrido hace 10 años...

In love with ziggy stardust...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora