Blue/green eyes

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Nota* no es una historia biográfica, los datos no son reales (la mayoría) y algunas fechas no coincidirán con la vida real de Bowie ni de cualquier personaje mencionado para que esto tenga sentido. En la historia se incluyen personas, nombres y hechos ficticios mezclados con la realidad.

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Siempre creí que las personas más atractivas físicamente eran las que contaban con ojos verdes o azules o tal vez grises, pero siempre de un mismo color los dos, o al menos eso marcaban los estándares de belleza.
Aunque pensándolo bien, nunca he estado muy de acuerdo con los estándares de belleza, pero supongo que era normal que me dejara llevar por los paradigmas, digo ¿Qué se podía esperar de una mocosa de entre 18 y  23 años?.
Podría decir que en esos años era perfecta pero solo estaría mintiendo, nunca fui así o al menos nunca me consideré una belleza y si me preguntaran como me describiría a la edad de 20 años, diría que soy: inteligente (un poco), algo buena en las artes, ciertamente tímida, un poco atractiva, con una fascinación por las bandas de rock, fascinación por chicos malos, con muy poca suerte y un carácter del demonio. Pero creo que esa descripción no ha cambiado.

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Como de costumbre, me levanté con pesadez, tomé asiento en el acolchado de mi cama y observé a mi alrededor por algunos segundos, no reaccionaba o tal vez no deseaba apartar la vista de mi oscura y desordenada habitación. Transcurridos algunos minutos, mi cerebro pareció procesar la información; ese día era mi cumpleaños. Y no cualquiera se trataba de mi décimo octavo año de vida. Tomé un rápido baño y me tomé ese vestido rojo que tanto amaba, dejé mi castaño cabello suelto y bajé las para poder salir de casa, claro que antes de salir recibí la felicitación de mi familia por teléfono, ya que mis padres siempre estaban viajando.

Emprendí el camino hacia la escuela, caminaba pausadamente; observabando todo a mi alrededor  y sino hubiera estado tan distraída me podría haber dado cuenta de que alguien había estado siguiéndome. Aunque por alguna extraña razón no estaba alterada por eso, así que continúe mi camino, en cuanto noté sus rápidos pasos, no comencé a correr como la antigua yo, por supuesto la adrenalina estaba haciendo sus efectos, pero aún me mantenía en calma. Me detuve en seco al sentir una fría mano colocarse en mi hombro derecho, palidecí al instante.
Giré lentamente hacia él y alcé la vista para poder encontrarme con un atractivo chico, un poco más alto que yo, con una sonrisa desordenada, perfil fino y excéntrico, aunque agradable a la vista, además tenía hermosos ojos verdes y ¿Azul?. No creí que fuera posible, pero en efecto, tenía los ojos de diferente color, no pude evitar perderme en su mirada y en él en general, solo hay que imaginarse la escena para entender porqué me parecía tan adictivo verlo: la luz de los primero rayos de sol  iluminaban su rostro y podía ver que no era como los demás chicos, él parecía distinto (es lo que pensamos todas al inicio)

-hola, ammm... perdón si te asusté pero se te cayó esto- dijo rompiendo el silencio y me entregó  un pequeño trozo de papel
-ahhh... si, gracias- traté de ocultar mi cara de idiota pero era imposible si me seguía mirando con esa hermosa sonrisa
-bueno, tengo que irme- interrumpió de nuevo
-si claro y gracias otra vez
Sonrió nuevamente, asintió y comenzar a caminar hasta perderse en la distancia.
Me quedé parada con la vista fija en esa  dirección y de nuevo me perdí imaginando lo encantador que era. Podría haberme quedado ahí todo el día esperando a que regresara pero las risas de algunos chicos me sacaron de mis pensamientos, y comencé a correr rumbo a la escuela.
Durante todo el día recibí felicitaciones y abrazos hipócritas, pero me agradaba que las personas supieran de mi existencia.
Sonó el timbre que marcaba el final de las torturas (clases) y el inicio del hermoso fin de semana.
Hasta ese momento, no lograba sacármelo de la mente, me dirigí a la salida pero me interrumpieron algunos "amigos" para invitarme a salir y celebrar mi cumpleaños. Como dije, en esos días mi mente era muy crédula, tan crédula que pensaba que todos realmente eran mis amigos, pero, bueno. Hablamos de una niña de 18 años así que creí que hablaban seriamente y accedí.
Corrí a casa para poder verme un poco descente y poder llegar a tiempo al punto de encuentro.
Justo al llegar a mi cuarto, abrí mi mochila y encontré el trozo de papel que el chico me había entregado. Lo tomé y desdobléé para poder leerlo:
"¡Hey, linda!
Esta nota no cayó de tu mochila pero no encontraba la manera de decirte que eres realmente hermosa y tampoco creas que soy un pervertido ni nada por el estilo. Es solo que hace unos día pasaste corriendo al lado de mi y no te podía sacr de mi mente, no se por qué pero desde ese momento supe que quería acercarme, lastima que soy muy timido...
En fin espero algún día poder hablar contigo y que no me tomes a mal esta nota
P.d el rojo resalta tu sonrisa"

Sonreí y pensé que pasaría si tan solo él supiera que no podía sacarlo de mis pensamientos...
Miré el reloj, tomé un abrigo y me dirigí hacia el gran reloj de la plaza.
Ninguno había llegado, así que tomé asiento en una solitaria banca de madera mientras veía como cambiaban las manecillas del reloj. Pero no perdí mi esperanza después de la primera hora, fue hasta 2 horas después que entendí que no vendrían y había sido demasiado estúpida por creerles a las personas que siempre me habían ignorado. Cuando esa conclusión al fin fue formulada, no pude evitar llorar, en parte eran lágrimas de dolor y tristeza pero creo que en realidad lloraba de enojo conmigo misma.  Lloré aun mas fuerte cuando me di cuenta que ese era uno de los peores cumpleaños porque simplemente todo salió mal, desde los regaños de la escuela hasta haber sido plantada.
-discupa, ¿Estás bien?- cuestionó una voz familiar que aun no lograba identificar del todo
-mi cumpleaños es un asco, todo va mal- sollocé
-tranquila linda, lo más seguro es que todo mejore-tomó asiento a mi lado y  supuse que era un chico debido a su aroma a loción, todavía no me decidía a levantar la cabeza
-mmmm... no se si te sirva de algún consuelo, pero si es tu cumpleaños, considera esto un regalo de mi parte - me entregó una bolsa azul y un globo de helio
Levanté la vista y ahí estaba, con sus hermosos bizarros, me miraba fija y dulcemente.
-¿Un regalo de tu parte?- pregunte extrañada
-asi es
-¿Lo compraste para mi?
-si, te vi llorando y todavía no te había identificado pero creí que un regalo arreglaría el animo de quien estuviera triste asi que eso hice y al parecer hice bien
-¿Compraste un regalo solo para hacer que una desconocida dejara de llorar?
-si hubieras visto como llorabas, también lo hubieras hecho
-tienes buenos sentimientos
-algo así. Pero el punto no es hablar de mí sino de porqué estas así
-porque de verdad este es un muy mal cumpleaños
- ¿Puedo saber por qué?
- ¿Por qué te interesa tanto, si se puede saber?
-porque... no lo entenderías, tendrías que verte desde otro punto de vista para darte cuenta de como te ves
-¿lo haces por ser amable?
-es mi intento de acercarme a hablar como tal contigo
-asi que lo que decía la nota era cierto
- es cierto y podrías empezar por decirme tu nombre tal vez
-dime el tuyo primero
-no confias en nadie ¿cierto?
-cierto pero ¿Cuál es tu nombre?
- soy David, David Robert Jones y no soy un asesino psicópata que te quiere asesinar- extendió su mano hacia mi
-eso está mejor. Soy Diane
-¿Diane, que?
-solo dime Diane- reí un poco
-de acuerdo, Diane. Entonces... ¿Me dirás qué tienes?
Comencé a contarle mi trágica historia, de vez en cuando él hacia una pequeña pausa para hacer alguna pregunta. Me sorprendía que pareciera tan interesado y  que escuchara todo atentamente
-mmm... déjame decirte, linda que quien o quienes te hayan regañado, deben ser las personas mas amargadas e idiotas. Tomando el tema de los que te invitaron a salir, bueno... es más que claro que ellos no son tus verdaderos amigos; sé que duele, que es decepcionante pero no veas solo lo malo, ve el lado positivo.
-¿Cuál es ese lado?
- bueno pues ahora ya no tienes que convivir con esos estupidsos hipócritas, tienes un regalo y al fin pude hablar contigo
-¿Hablar contigo tiene que ser visto como un "pro"?
-exacto
-¿Por qué?
- porque se que hay algo especial aquí y puedes estar segura de que aun hay personas buenas como yo, que te quieren y te quieren ver bien. No sabes lo que estoy dispuesto a hacer con tal de ver tu hermosa sonrisa- acarició mi mejilla
-¿Cómo puedes decir eso si no me conoces?
-lo se, sé que no te conozco ni tú a mí, pero podríamos hacerlo, y sino me abofeteas antes, me gustaría hacer esto- dijo antes de abrazarme
Tarde en reaccionar pero cuando lo hice; coloqué mi cabeza en su pecho y casi de inmediato las lágrimas comenzaron a fluir de nuevo. No hubo respuesta alguna mas que sentir como me abarzaba aun más fuerte como si quisiera protegerme.
-desahógate linda, te cuidaré- me aferré más a él, me tranquilicé un poco y me aparté. Sus ojos se posaron sobre los míos, permanecimos así un momento, me miraba como si grabara cada rasgo de mi rostro y yo hacía lo mismo
-¿Crees que podrías regalarme una sonrisa como la de esta mañana?
Tapé mi rostro al sentir como mis mejillas se enrojecían.
-¿Qué hay en esta bolsa?- dije ocultando mi nerviosismo
Un vinilo de "The Beatles" apareció ante mis ojos, lo tomé y miré unos segundos, no era fácil encontrar algo de ellos en esos días, no porque no existieran sino porque cualquier artículo relacionado con ellos se agotaba en tan solo minutos.
Miré a David y lo abracé -gracias enserio, mejoraste tanto este día
-no sabía que música te gustaba pero todos aman a The Beatles
-gracias, de verdad
-no me agradezcas, bonita. Solo me gustaría que te grabaras que  siempre estaré para ti
Nos separamos y comenzamos a caminar. Después de un rato, David decidió que lo mejor sería llevarme a casa, continuamos abrazados todo el camino, al llegar, me abrazó aún más fuerte y depósito un lindo beso en mi frente
-¿Crees que pueda verte cada viernes en el mismo lugar de hoy?- dijo tímido
- ahí estaré cada viernes
David me cargó abrazándome. De nuevo toqué el pavimento y entré a mi casa no sin antes despedirme.
Subí a mi habitación y me recosté sobre mi acolchado hasta quedar dormida.

In love with ziggy stardust...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora