Golden Years

158 11 7
                                    

Diane----

Pasamos al rededor de dos semanas en ese lugar, me hubiera gustado quedarme más tiempo pero mis vacaciones terminarían en dos días.
Regresamos del descanso con un nuevo trabajo, quería mostrárselo a mis profesores, me sentía en extremo orgullosa.
Durante nuestra estancia en la casa de descanso, David no soltó ni por un momento su pequeño cuaderno rojo, permanecíamos en silencio por mucho tiempo en el balcón. Ambos disfrutábamos de la ausencia de ruido, solo las olas del mar golpeando en la playa, y el viento agitando nuestro cabello.
Pasábamos horas entretenidos, él a sus letras y yo a la pintura.
De vez en cuando nuestras miradas se encontraban y sonreíamos levemente. En repetidas ocasiones sorprendí a David mirándome mientras trabajaba, aunque prefería no tomarle demasiada importancia. Me miraba algunos minutos y retomaba de inmediato sus escritos.
Debo decir que desde hacía algún tiempo ambos habíamos adquirido un nuevo hábito o más bien un vicio, no me sentía muy cómoda al respecto, pero resistirse al aroma y la sensación al inhalar profundo de un cigarrillo era algo que no soportaba. Y si, mientras trabajábamos en el balcón; las cajetillas duraban cada vez menos, aunque debía decir que me sorprendía el ritmo al que David fumaba.
Pero quien era yo para impedirle que lo hiciera, si yo hacía lo mismo.
Desde que regresamos, David pasaba más tiempo en mi casa e incluso pasaba algunas noches en mi habitación, no precisamente durmiendo.
A cada segundo David me repetía lo mucho que me amaba y yo respondía lo mismo.
Disfrutaba de cada momento con mi novio, y me alegraba tenerlo a mi lado, solo que tenía el presentimiento de que muy pronto eso cambiaría.
|*|*|*|*|*|*|*|*|*|*|*|*|*|*|

Pasaron meses, durante los cuales mis obras fueron elogiadas y estaban a punto de ser exhibidas en una pequeña galería del instituto. Me entusiasmaba la idea de comenzar a dar a conocer mi talento, David se alegró aún más que yo y no paraba de felicitarme.
Habían pasado 6 meses desde que pasamos el invierno en la casa de descanso y mi novio seguía sin dejar siquiera un momento su cuaderno. Me intrigaba el contenido pero David se negaba a mostrármelo.
-lo siento Lady Stardust, aún no. Solo espera y te mostraré el contenido en cuanto esté listo-decía David con frecuencia mientras me tomaba de la cintura
David------
Habían pasado meses y ahora nos encontrábamos a escasos días de nuestro aniversario número 2. Era increíble lo rápido que transcurría el tiempo, 20 años.
Al fin había concluido mis letras, y el día de nuestro aniversario le revelaría a Diane su contenido.
De nuevo habíamos decidido que no daríamos regalos materiales, pero mis palabras eran algo que mi novia debía conocer, ella era la propietaria de las mismas y el momento preciso para que conociera los nuevos versos, era exacto aquel 4 de mayo de 1967.
Ese día llegó demasiado pronto, pasé por mi novia a su casa y caminamos en dirección al lago de siempre.
Habíamos dejado de frecuentar el lugar, y no acudíamos al mismo desde hacía un año. Llegamos y encontramos todo exactamente como la última vez que estuvimos allí, y si como de costumbre tomamos asiento en la misma roca.
-te amo con el amor más bizarro, único y sincero-dije provocando que Diane me mirara de frente
-al igual que yo te amo, con lo más excéntrico y honesto de mi corazón- dijo mi novia acomodando mi cabello
-toma, mis palabras son tuyas y es justo que las conozcas-le entregué el pequeño cuaderno
Diane dirigió su vista al mismo y comenzó a abrirlo lentamente mientras sonreía.
Deslizaba sus dedos delicadamente por las hojas y cambiaba las páginas con la misma paciencia.
-¿es tu primer material?-dijo mirándome a los ojos
Asentí lentamente y acaricié la mejilla de mi novia.
Diane dejó el cuaderno a un lado y se acercó a mí para unir nuestros labios en un largo y profundo beso.
Nos separamos y asentimos como si nos comunicáramos sin mencionar palabra.
Tomé la mano de mi novia y corrimos riendo hacia su hogar.
Corrimos escaleras arriba hasta llegar a su habitación, recosté a Diane en la cama y comencé a besarla apasionadamente. Mis manos recorrían su figura, nos deshicimos de cada prenda y entré en ella un poco más rápido que de costumbre.
-David...-decía Diane agitada
Después de algunos minutos más llegamos a la cima y me recosté a su lado. Atraje a mi novia y la abracé fuertemente.
-eres el amor de esta y cada una de mis vidas-la miré a los ojos
Ella sonrió ampliamente y pareció entender perfectamente a lo que me refería.
-I'll stay with you baby for a thousand years
Besé a mi novia y caímos dormidos.
Pasaron muchas noches como esa, y cada vez lo disfrutaba más. Desde ya hacía un año había adquirido aquel placer culposo llamado cigarrillos, era imprescindible para mí tener uno de estos objetos entre mis dedos y darle una calada antes y mientras escribía material nuevo. Me agradaba hacerlo, el problema era que había inducido a Diane y debo decir que me sentía en exceso culpable, ya que debido a su condición este "placer culposo" era aún más peligroso, sin embargo a ella no parecía importarle e inhalaba profundamente.
"The Kon-rads" no se encontraban en su mejor momento y aún era presa del anonimato.
Tenía canciones, letras, ideas, de todo, pero no la oportunidad de mostrarlo al mundo.
Un buen día decidí que debía tomar cartas en el asunto, me armé de valor y junto con Diane buscamos las breves y adecuadas palabras para solicitar a un grande en la industria, cediera una oportunidad para mí.
Tomamos asiento en la banca de un parque con un pedazo de papel, un sobre, estampillas y una pluma.
Estuvimos al menos 1 hora pensando sin encontrar lo adecuado.
De pronto Diane tomó rápidamente el bolígrafo y comenzó a escribir:
"
Sr. John Bloom

Haz por nosotros lo mismo que ha hecho Brian Epstein por The Beatles"
- y de paso haz un millón más-sonreí
Diane escribió la frase, dobló el papel, la metió en el sobre y colocó las estampillas.
Llevamos la carta a la oficina postal y ahora solo quedaba esperar.
Pasaban los meses y la respuesta no llegaba.
Diane solía alentarme como siempre, solo que esta vez no me era posible tranquilizarme, al paso de cada día, mi paciencia se agotaba.
Era verano, el otoño no tardaba en llegar y aún no recibía respuesta. Me sentía impotente ante aquel hecho.
En aquel tiempo me dediqué a acompañar a Diane en busca de nuevas ideas para lo que sería su primera exhibición, los profesores de su instituto se encontraban impresionados al igual que yo, por su increíble talento, así que desde hacía un año antes, le ofrecieron la oportunidad de preparar en un año, una pequeña exposición dentro de la institución. Sus padres le dieron  permiso de tomar dinero y el auto. Condujimos hasta llegar a Liverpool, era un pequeño lugar con una gran historia, y eso gracias a aquellos 4 chicos que lograron abrir las fronteras hacia la anhelada "América".
Fuimos a museos, edificios emblemáticos, y recorrimos cada lugar Beatle.
Me sorprendía el hecho de encontrar artículos de ellos por doquier y cada vez me repetía que algún día yo estaría en su lugar, y me proponía que eso pasara pronto.
Emprendimos el viaje a Manchester, después a Brighton y de regreso a  casa. El recorrido duró apenas algunos días, al regresar, ayudé a Diane con sugerencias de obras que podría hacer. El verano fue ocupado, aunque al lado de mi novia todo parecía ser una extraña aventura.
Pasé algunas noches con ella, de vez en cuando tomábamos un descanso para pasear un poco. Corríamos y hacíamos bromas al igual que siempre, solo que ahora los helados se habían convertido en cajetillas de cigarros, los besos en una increíble y nueva sensación y un simple noviazgo en la más única y desconocida aventura llamada "amor".
Estar con Diane se asemejaba a estar bajo los efectos de algún tipo de droga y es que no hay peor vicio que el caer enamorado y más cuando eres correspondido.
La vida se torna completamente diferente y adquiere nuevos matices.

In love with ziggy stardust...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora