Su vida.

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Narra Adam :
Increíble. Había sido uno de los mejores días de mí vida. Alex me quería, de verdad lo hacía, yo a ella también por supuesto.
Llevaba desde hacía dos días con una sonrisa tonta que nadie había sido capaz de quitarme.
-Hey tío
Miré hacia donde venía la voz,uno de mis amigos me llamaba,señalando con su mano que me acercase al grupo.
Así lo hice, Andy, que así se llamaba mi amigo, me dijo que saldrían este sábado de fiesta. Todos opinaban que debía ir con ellos asique acepté.
En cuanto salí de clase divisé el coche de Alex con ella apoyada en el capot.
Me dirigí  hacia ella situándome  a su lado.
-¿Qué haces aquí?
-¿No es obvio?-Tomó  mi camiseta con fuerza atrayendo mi cuerpo hacia el suyo para besarme rudamente.
Nos separamos despacio mirándonos  a los ojos, sus ojos castaños eran aún  más bonitos de cerca.
-Vamos.
Se dirigió hacia el asiento del piloto para llevarme a casa y yo me metí en el coche esperando que arrancase.
Una vez en la puerta de mi casa, decidí decirle que este sábado quedaría con unos amigos.
-Por mi bien, la novia de Alan viene este fin de  semana con sus amigas y quería verme por lo que saldremos,imagino.
-Genial, nos vemos mañana.
-Sí - Besó mis labios antes de salir del coche y cuando bajé la vi desaparecer por la carretera.
Entré en casa bajo la mirada de mí madre, entre divertida,sospechosa y enfadada.
-¿Estáis saliendo?
-Algo así...
-Adam te lo prohíbo.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Hijo...sabes que no quiero meterme en tu vida pero ella...está metida en el mundo de las drogas y te va a hacer sufrir...no quiero que te pase nada...
-Mamá, estaré bien, ella no es como creéis.
Mi madre parecía comprenderme un poco pero que yo estuviese con Alex no la gustaba demasiado.
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-No.
-Pero Alex...
-He dicho que no.
-Eres una sosa.
Llevaba media hora intentando convencer  a Alexandra  de que fuésemos al cine, pero decía que eso era para pelmas y gente rara.
-¿Qué has dicho?
Oh oh...
-No he dicho n-nada.
-¿Ah no? Y yo que te había oído decir que yo era...-Se  acercó lentamente hacia la silla donde yo estaba  sentado y acarició todo mi torso hasta llegar al borde de mis pantalones- ¿Sosa?-desabrochó  el botón de mí pantalón haciéndome suspirar.
-Conseguiros  un hotel, no quiero traumatizarme.
Me giré para ver a Nathaniel cogiendo una botella del refrigerador y dándole un trago.
- Ahora que había empezado a divertirme...-Alex suspiró después de hablar mirándome pícaramente- Nos veremos después.
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Sábado por la noche, estaba terminando de ajustar mi ropa para irme con mis amigos ya que Andy me pasaría a buscar a las once y faltaban cinco minutos.
Cuando terminé de arreglarme llamaron a la puerta, cogí dinero y el móvil y me despedí  de mí madre mientras salía por la puerta para encontrarme el coche de Andy aparcado en la puerta y a el dentro.
Me senté en la parte trasera junto con otro chico que iba a mi clase cual nombre no recordaba ya que en el asiento del copiloto se encontraba James, primo de Andy.
Llegamos al local que tanto frecuentaba últimamente.
-¿Drugs  and vodka?-pregunté cansado.
-Sí - contestaron todos al mismo tiempo.
Entramos para reunirnos en un grupo donde se encontraban nuestros compañeros más cercanos. Pedimos unas cervezas mientras hablábamos y reíamos en la barra. Divisé la cabellera grisácea de la chica que me volvía loco junto a otras dos, una rubia y una castaña que desconocía.
Ella también me vio a lo que puso esa mirada pervertida y pícara.
Rodé los ojos y seguí hablando con James, quien se había adaptado muy bien al ambiente y parecíamos entendernos de maravilla.
Seguimos hablando,cuando miré el reloj eran las 4 de la mañana.
Estaba mirando a Alex bailando con sus amigas, como no, borrachas como cubas.
Me miró y les dijo algo a sus dos amigas mientras caminaba con paso decidido hacia mí. Los chicos de mí clase la miraban con deseo, las chicas con envidia, hasta que se sentó en mi regazo y todos nos miraron atónitos.
-Adam...Ven a bailar conmigo - enredó sus brazos en mi cuello mientras me miraba seductoramente.
- Estoy con mis compañeros Alex...
-Sólo un ratito...vamos gatito...por favor...
Cuando estaba borracha me llamaba gatito, tomó mi brazo y sin previo aviso me arrastró con ella a la pista bajo las miradas de mis amigos.
Bailaba sensualmente acercándose cada vez más a mí, haciéndome olvidar el mundo y pensar que solo existíamos  ella y yo.
Me besó los labios con pasión mientras yo la rodeaba el cuerpo con mis brazos,pegándola más a mí.
Tras llegarse las cinco y media de la mañana, decidimos marchar a casa, decidí conducir yo ya que Alexandra no estaba en condiciones.
Llevé a las dos chicas a casa, cuales nombres eran Claire y Janire.
Aparqué en la casa de Nathaniel y cargué a Alexandra hacia su cama. Se quedó mirando la foto que tenia en el mueble del salón, donde estaban ella Nathaniel.
-Nunca te he contado nada...¿Quieres que te lo cuente?
-No si no quieres...
-Quiero hacerlo, nunca nadie lo ha sabido. Yo nací de un padre desconocido y una madre drogadicta o eso me han dicho, me abandonaron y me llevaron a un centro de menores, crecí allí toda mi vida, nunca nadie llegó a adoptarme  pero eso me ayudó a crear un gran vínculo con la única persona en la que confío, Nath. Nath se pasaba horas contándome cuentos e historias y jugando conmigo, incluso dormíamos juntos. Había una tercera persona en esta historia, Dakota, Dake para nosotros. Vino cuando teníamos diez años y se unió a nosotros, desde entonces fuimos inseparables. Hacíamos todo juntos los tres.
Cuando cumplí los dieciséis, Nathan había hecho dieciocho y tuvo que marcharse del centro. Yo me escapé con él pero Dake fue adoptado por una familia y no volvimos a saber de él.  En cuanto salí, me puse a trabajar de camarera en el Drugs and vodka pero cuando vi que la droga movía más dinero decidí meterme poco a poco. Al principio fue difícil pero luego grandes empresas me buscaban para que yo distribuyera la droga a cambio de un salario y acepté. Yo recojo cada mes una mercancía y la vendo en locales y calles. Me gano la vida como puedo, Nath siempre intenta sacarme pero...nunca lo consigue... cuando pruebas la droga incluso tu te quedas dentro...
Poco a poco se la iba apagando la voz e iba cerrando los ojos y así se acabó quedando dormida en mis brazos como otras muchas veces, pero dejándome algo desconcertado y con un extraño sentimiento en el pecho.

DangerousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora