Beso.

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Habíamos decidido volver a salir como hacía dos noches, para acabar de nuevo borrachos, como todos los días. Pero antes tenía que terminar un trabajo. Miré a ambos lados de la carretera. De nuevo mi ropa negra para camuflarme me acompañaba. Me acomodé el machete en la bota y el pequeño revolver en el bolsillo pequeño interior de mí largo y negro abrigo. Miré la casa, tenía una luz, había gente. Lo más sigilosa que pude crucé la calle y de un golpe abrí la puerta. Caminé por la casa para encontrarme con una mujer que me miraba aterrada. Pero ella no me interesaba. Pasé de largo al escuchar l golpes y seguí avanzando hacia la zona de donde provenían. Entré en una habitación donde se encontraba ese hombre pegando una patada en las costillas a un joven que me resultaba conocido.
-Peter, en vez de cebarte con el crío haz el favor de pagarme lo que me debes.
-¡Maldita zorra! ¡¿quién te ha invitado a entrar?!
-Yo misma, no necesito invitación para hacer mi trabajo - Saqué el machete de la bota y lo acorralé contra la pared apuntando con el filo del arma en el cuello-¡Págame de una puta vez!
El hombre asustado sacó su billetera y me dio los ochenta dólares que me debía.
-Así me gusta viejo - el hombre salió de la habitación y segundos después oí la puerta principal cerrarse. Se había ido.
Miré al chico sentado en el suelo, mirándome sin emoción.
-Soy Alex, encantada - lo miré guardando los billetes por dentro de mi sujetador bajo su mirada.
-Yo soy Adam...-el chico me miró mientras yo salía de su habitación para irme de esa casa.
-Bueno, adiós.
Salí de allí y cogí mi coche para marcharme a mi casa. Me cambié de ropa, poniéndome unos pantalones granates y una camiseta negra de tirantes junto con mis tacones del mismo color y me dirigí al "Drugs and vodka".
Unas horas después ya no sabía ni como me llamaba. Había bebido demasiado y ya estaba riéndome con Alan y Jared como siempre hacía.
Dirigí mi mirada hacia las mesas donde me encontré con un chico cual cara me sonaba.
Creo que su nombre era Adri o Albert... no se, no lo recuerdo. Me acerqué a el y me senté en frente suya.
-Hola Aladdin.
-Es Adam.
-Eso - Sonreí a lo que el chico respondió mirándome con una cara extraña-¿Qué?
Negó con la cabeza devolviendo la mirada a su vaso, el cual parecía contener coca - cola o algo así.
Mirando su cara cansada, lo tomé de la mano ( no se por qué motivo) y tiré de él levantándolo y sorprendiéndole. Lo hice moverse al ritmo de la música hasta que acabamos bailando juntos. Me divertía ver su cara. Era algo entre felicidad, sorpresa y diversión. Pero ante todo se le veía triste, apagado, cansado. La chica que trabajaba en el bar no paraba de mirarnos al igual que Jared y Alan, quiénes me miraban como si estuviese loca.
Seguí bailando con el Hasta que mi fuerza me abandonó y mis piernas flaquearon. El chico me agarró por la espalda intentando levantarme y me sentó en una silla. Así descanse mientras el me contaba historias para que no me durmiera. Tengo que añadir que no deje de beber en ningún momento. El chico tenía unos ojos profundos, como los míos, eso me gustaba.
Cuando estuve más tranquila me dirigí al baño y me miré al espejo. Vaya, no pensé que me vería tan mal. Saqué lo poco que me quedaba de marihuana y lo lié con agilidad. Cuando terminé de fumar salí del baño chocándome con un cuerpo.
-Alex¿Estás bien?
Asentí mirándole y lo empujé suavemente contra la pared pegando mis labios a los suyos. No se que rayos estaba haciendo. Sólo le besé sin más. Moví mis labios contra los suyos hasta que decidió corresponderme y me besó. Pasó sus manos por mis mejillas y tiré de su labio inferior con suavidad. Luego me aparté de él y con una última mirada seductora, me marché de allí, dejándolo atónito y sorprendido.



Abrí los ojos tras oír un ruido y me arrastré hacia la cocina, donde me encontré a Nathan preparando la comida.
-¿Qué hora es?
-Ah Alex...estás ahí... Las dos de la tarde...siéntate, la comida estará en un poco.
Hice lo que me dijo y le miré mientras me hablaba.
-Alex deberías pensar en dejar esta vida...sabes que no es nada bueno para tí todo lo que haces... Drogas, alcohol, peligros, delincuencia...Deberías pensar en tí.
-Lo hago Nathaniel, pero¿ Qué hago? No puedo cambiarlo...
-Sí puedes...¿Por qué no piensas en nosotros?
-Nathaniel...
-Sí Alexandra... vamos a cambiar de tema.
-Mañana podíamos ir juntos a ver a ese novio que tienes¿ Cómo dices que se llamaba? ¿Thiago?
-Sí, así es.
-Bien, te llevaré allí y me iré con Jared -Claro.
Salió de la cocina, obviamente molesto.
Miré el reloj, que marcaba las cuatro de la tarde. Me levanté y me fui a ponerme unos vaqueros rotos junto con una camiseta de manga francesa ajustada negra y las converse negras. Salí de casa sin despedirme de Nathaniel y caminé por las calles de la ciudad durante horas, que parecieron minutos.
Me decidí a sentarme en un banco mientras me encendía un cigarro sin dejar de mirar al cielo.
Realmente Nath tenía razón, llevaba demasiado tiempo jodiéndome la vida y me estaba metiendo demasiado en peligro. Siempre andaba corriendo allá donde iba con tal de que no me cazaran.
Cuando ya eran las diez, volví a casa de Nath, pero el no se encontraba dentro y me tocó colarme por la ventana. Lo llamé al móvil mientras cocinaba la cena pero el muy cabrón no me lo cogía.
A los pocos minutos oí un golpe en la puerta y me acerqué a abrir.
Cuando abrí la puerta me quedé en shock. No creía lo que mis ojos estaban viendo.
-¡Nathaniel!
*Nathaniel en multimedia*

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