Nueva vida

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Llevaba un par de semanas trabajando en esa cafetería. No me pagaban demasiado pero el trabajo era bueno y me desarrollaba bastante bien. Tardé lo mío en acostumbrarme pero lo estaba consiguiendo. Aún no me creía que mi vida podía ser así.
-Perdona belleza,¿Nos atiendes?
-Sí, en un momen...¿Jared,Alan,Nathaniel?
-Nos puedes poner tres cafés,¿Por favor?-Jared sonrió cínicamente y Alan aguantó una carcajada.
Les llevé el pedido con una sonrisa falsa bastante notoria.
En seguida me alejé de ellos antes de perder la paciencia.
Cuando terminé, salí con mi abrigo puesto ya que la navidad se estaba acercando, junto con una chica que se llamaba Carly. Era una chica bastante agradable para lo poco sociable que yo era.
Se despidió de mí con la mano y yo me acerqué hacia la pared donde Adam me esperaba. Me puse en frente suya haciendo que levantase su cabeza y una gran sonrisa se formase en ella. Besé sus labios suavemente y tomé sus manos entrelazando nuestros dedos.
-No hacía falta que vinieses a buscarme...
-Por mí está bien, de verdad.
Besé de nuevo su boca esta vez más intensamente, pegando mi cuerpo al suyo.
-A-aquí no Alex...
Gruñí levemente tirando de su brazo para dirigirnos al coche.
Dejé que el se montase en el asiento del conductor y lo dirigí hacia una zona menos transitada sin que él se diese cuenta.
-¿Qué tenías que hacer aquí Alex? Está bastante oscuro y no pasa mucha gente, ¿estás segura de que es aquí?
Mientras el hablaba yo me quité mi abrigo y me subí a horcajadas sobre su regazo.
-Adam...-presioné mi cadera contra la suya gimiendo levemente. El gimió también aunque intentó ocultarlo pero ya era demasiado tarde. Sus ojos estaban oscuros de placer y su respiración se había agitado.
-No Alex...Aquí...pueden...
-Shh tranquilo...nadie nos verá...-mordí su cuello salvajemente cegada por la lujuria. Sus manos se hundieron en mi cabeza mientras yo desabrochaba sus pantalones. Después me deshice de los míos como pude. Me subí encima suyo llenándome por completo. El gimió en mi oído agarrando mis caderas y ayudándome a moverme. Ambos gemimos de placer al terminar quedando exhaustos.
Le llevé de vuelta a casa despidiéndonos con un corto beso en los labios.
Lo vi entrar en casa y me dirigí a la mía cansada por el día tan largo y agotador que había sido.
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Navidad.
Odiaba la navidad, de verdad lo hacía, era una época tan materialista e hipócrita.
Cada día que pasaba desde que le dieron las vacaciones a Adam lo veía menos. El tenía que estudiar y decía que era muy importante para poder entrar en la universidad y bla bla bla.
Nathan me había dicho que lo esperará en el salón que quería hablar conmigo.
- Verás Alex...Thiago y yo hemos decidido...irnos a vivir juntos y...bueno el se acaba de independizar de sus padres y voy a...marcharme con él a su nueva casa...no tienes que preocuparte por nada. Seguiré saliendo con vosotros e incluso vendré a verte todos los días que me sea posible...
La noticia me llegó como un cubo de agua fría. ¿Me estaría gastando una broma? Quiero decir, llevábamos cinco años viviendo aquí juntos...y toda la vida desde que tengo uso de razón juntos...y ahora iba a irse a vivir con él, sin ni siquiera pensárselo...¿acaso había dejado de ser importante para él? Pero estaba cambiando...no podía abandonarme así...no después de todo, yo le necesitaba, si me dejaba ahora no podría soportarlo...
-Pero Alex no llores...
Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba llorando hasta que sus manos se ciñeron a mi cuerpo y hicieron presión juntándome a él. Los sollozos y las lágrimas comenzaron a salir sin ningún filtro.
-No te vayas Nath...Por favor...
-Tengo que hacerlo Alex...eres demasiado dependiente de mí...tienes que seguir con tu vida y crecer...lo estás haciendo muy bien cariño...puedes con ello...y siempre voy a estar ahí, apoyándote en lo que sea necesario...pero no podemos ser egoístas, si me quedo será peor para ambos...hazme caso...tienes que conseguirlo pequeña rebelde...vas a conseguir salir de todo esto y tener una vida feliz...
Me aferré a sus brazos llorando como nunca lo había hecho...iba a echarlo mucho de menos...dormir junto a él, despertar con su voz,sus abrazos, sus quejas, sus canciones y a él cantando y bailando por todo el salón, nuestros días de compras, nuestras discusiones, las veces que retiraba los cigarros de mi mano y me decía que dejase de fumar, su forma de comprenderme y hacerme ser yo, todo lo que encajábamos el uno con el otro y todo lo que habíamos vivido.
Lo iba a extrañar tan fuerte...pero tenía que seguir con mi nueva vida y así lo haría, con todo lo que ello conllevara al principio.

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