Realidad

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Movimiento en la cafetería. A.K.A. Estrés. Es demasiado para mí, de verdad, algunos clientes son agradables, pero la inmensa mayoría se piensan que eres un puto robot sin cerebro que hace todo mecánicamente, no puedo ir más rápido, de verdad, e intento, por lo menos lo intento, ser amable, pero las relaciones sociales no es que sean mi punto fuerte.
Miro el reloj de la pared, las 12:15, en dos horas me iré de aquí, llegué hace dos días de nuestras fantásticas vacaciones y a penas he podido descansar.
La madre de Adam se va esta semana, y tengo que ayudarle en la mudanza para que a él le de tiempo a empollarse todos esos libros.
Pero mi cabeza no está exactamente en eso ahora mismo. Si no en Dakota.
¿De verdad Dakota vive en la misma ciudad que yo? ¿ acaso puedo habérmelo encontrado en algún momento? Estoy aún en estado de Shock, creo que no estoy preparada para afrontar la realidad de esta manera.
El jefe da un suave golpe en la barra que me hace volver a la tierra. Me mira con cara extraña, como si intentase saber lo que pienso. Cojo la libreta de sus manos y miro el pedido que tengo que preparar, y continúo mi trabajo para que las horas no pasen tan lentas.
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Por fin. Mi turno ha terminado, me dirijo rápidamente a cambiarme para largarme a casa, tengo un hambre de espanto y encima ni si quiera he podido echarme un cigarro agusto.
Me acomodo en el asiento del conductor de mi coche y bajo la ventanilla mientras enciendo un cigarro con el coche parado, me lo voy a fumar tranquilamente en el aparcamiento antes de ir a casa. Hoy tengo muchas ganas de ver a Adam, es domingo y él no tiene clase, asique le tengo recluido y esclavizado en casa haciéndome la comida.
Después de un largo (no por la distancia si no por el cansancio físico-mental) trayecto hasta casa, llego y efectivamente Adam tiene la mesa puesta y la comida en la mesa, lista para ser servida e incluso ha recogido la casa.
Comimos en tranquilidad y armonía contándonos sobre cómo nos había ido el día.
No sé cómo lo había hecho este chico pero había conseguido conquistarme de una manera increíble. Me tenía completamente a sus pies.
Nos sentamos en el sofá a relajarnos. Y en ese instante me fijé en el anillo que había encontrado aquel día, cuando entraron en casa.
Adam me miraba inquisitivo.
-Lo encontré en tu habitación, ¿De dónde lo has sacado?
- Me lo compré hace poco, ¿Es bonito verdad?
-Sí...
-¿No te gusta?
-Sí, sí claro...Solo que se me parece a uno que tenía Alice. Estaré equivocado.
-Sí, puede ser.
No podía creerlo. Esa chica estaba obsesionada con Adam, esto no iba a quedar así.
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Esto me recordaba a cuando iba a buscar a Adam, ahí apoyada en el coche y observando a todos los alumnos. Ahí estaba esa perra.
En cuanto salió la tiré del brazo y se giró poniéndome mala cara.
-Adam está hablando con un profesor.
-Me parece bien. ¿Qué tal estás?
-¿Y a ti que te importa?
-Cierto, no me importa lo más mínimo... Por cierto, el otro día me compré un anillo precioso - saqué el anillo de mi bolsillo y se lo enseñé - ¿Verdad que si?
Entonces supe que había sido ella.
Su cara se transformó en una de pánico durante un segundo, pero luego volvió a poner su cara de niñata.
-Sí, precioso.
-Mira-me quité las gafas de sol para mirarla a los ojos - la próxima vez que vuelvas a invadir mi espacio vamos a tener problemas serios, y cuando me refiero a mi espacio me refiero a TODO mi espacio, ni mi casa, ni mi coche, ni mi chico. Tú no sabes con quien te la estás jugando ¿Entendido?
Alice se dedicó a mirarme con mala cara y para mi sorpresa Adam apareció.
-¿Alex?
-Hola tesoro. Solo estaba preguntándole a Alice donde estabas.¿Nos vamos?
El asintió y Alice se encaminó a la salida.
Nos montamos en el coche y nos fuimos a casa. Juntos, solos. Como más me gustaba a mí.
-¿Estás bien Alexandra? Te noto un poco tensa.
-Sí Sí... Sólo es estrés del trabajo. Ahora cuando lleguemos a casa me das un masaje en la espalda y se me pasa - sonreí lo menos falsamente que pude y continué mi camino conduciendo hacia casa. Algo no me olía bien, esa chica no estaba tan loca como para entrar en este mundo. O eso creía yo. Era necesario investigar esto.
Al llegar a casa me metí en el baño directamente. Cogí el teléfono y marqué el número nerviosa.
-Jared, tenemos que hablar.
-Alexandra tienes que aprender a controlar tus impulsos y dejar de joderme la diversión.
-Esto es importante joder. Quiero verte mañana, salgo de trabajar a las 8 de la tarde. No le digas a nadie que has quedado conmigo. ¿Queda claro?
-Claro... Si. Mañana te paso a buscar al trabajo.
-Genial. Adiós - colgué el teléfono y respiré profundamente.
Salí del baño como si nada hubiese pasado y cené con Adam tranquilamente.
-¿Alex?
-¿si?
-Llevas dos minutos sin escuchar absolutamente nada de lo que te digo.
-Perdón, es solo el agobio que me da tener que mover todo esto al nuevo apartamento.
Después de hablar, mirar, analizar, seguir mirando, rayarnos, mirar más, y volver a mirar, nos habíamos decidido a alquilar un apartamento para los dos.
Al día siguiente nos mudábamos juntos, y la verdad que era lo que más feliz me hacía en ese momento.
-¿Adam?
-¿Hmm?
-¿Crees que algún día seremos una pareja normal?
-¿Como normal? ¿no parecemos normales?
-Sí... Pero no. Tengo la sensación de que te he metido en un mundo de mierda.
- No vuelvas a decir eso Alex, estamos bien, y cada vez estamos mejor. Al principio era todo más raro, pero poco a poco se está estabilizando y ni de coña quiero que pienses lo contrario. Te quiero ¿Vale?
Asentí.
Terminamos de cenar y nos tumbamos en la cama, ambos cansados. Me abracé al cuerpo de Adam y el se limitó a acariciar mi cabeza. Sus manos eran tan grandes y estaban tan calientes. Me transmitía una paz increíble. Y así, sin darme cuenta me quedé dormida.
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Me encontraba envolviendo objetos que tenía por la casa y guardando ropa en cajas y maletas para llevarlas al piso nuevo. No podía creer que tuviese tantas cosas en este zulo, porque no tenía otro nombre.
No llegué a empaquetar todo, evidentemente, metí lo poco que había en el coche de Nath y Adam y él se fueron a dejarlo en el apartamento y después Adam iría a clase, ya estaba terminando las clases y pronto tendría que empezar con el papeleo para la Universidad. En cierto modo eso me estaba dando miedo, porque, solo de pensar que podía encontrar a alguien mejor que yo, que no estuviese en tanta mierda, que no estuviese tan rota, que fuese mas amable...quizá encontrase a alguien mejor que yo,  y entonces, él podría tirarme ( como muchos habían hecho) a la basura. 

Después de pasar un buen rato rayándome la cabeza, hice la comida y puse la mesa. Esperé a que Adam llegase de clase y comimos juntos, en cuanto terminé, me preparé para ir a trabajar. 

Cuando había servido unos setenta cafés, cien refrescos y no se cuanta comida, se llegó mi hora de salir. Escribí un mensaje a Adam diciéndole que llegaría algo más tarde, que iría a dar un paseo por el centro comercial. Salí en busca de Jared, que estaba esperándome en el banco de fuera de la cafetería y le hice un gesto con la cabeza para que se montase en el coche conmigo. 

Aparqué el coche al lado de un parque, lejos de la luz y las miradas curiosas.

-Jared necesito tu ayuda.  ¿ Recuerdas la chica que estaba enamorada de Adam? 

Él asintió con la cabeza.

-Quiero que investigues sus compañías, hay algo de esa chica que no me gusta y lo último que quiero es poner a Adam en peligro otra vez.

-¿Ha pasado algo o es tu psicosis personal?

-Creo que tiene algo que ver con las "visitas" a mi casa.

-Está bien, te creo, veré que puedo hacer.

-Mantenme informada de todo, por favor.

-A sus órdenes, capitán.

Rodé los ojos por su comentario y él solo rió.Me dio un beso en la mejilla y salió del coche. Al verlo entrar en el suyo y salir del aparcamiento, arranqué el motor y me largué de camino a casa, donde Adam me esperaba.


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