Nuevo romance

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Narra Alex :
Desperté al oír un extraño ruido procedente de la cocina. Intenté levantarme pero en el mismo segundo que lo hice una explosión de dolor se instaló en mi cabeza dejándome completamente destrozada. Gemí por el repentino dolor y me levanté de la cama poco a poco, caminando despacio hacia la cocina donde Adam se encontraba cocinando una especie de pasta. Miré el reloj para darme cuenta de que ya eran las tres de la tarde.
-Bueno días princesa.
Lo miré mal por el mote, no era una princesa indefensa que necesitase protección.
-Ni una más,¿Entendido?
El asintió asustado y yo me senté en la silla de enfrente suyo para disponerme a comer. Comimos hablando sobre cosas triviales.
-Nunca he preguntado por tu edad...se que trabajas y que eres mayor pero...
-Veintidós, intuyo que tu tendrás dieciocho,si no te juro que te echo de mi casa...
Escuché su risa que inundó la sala por completo.
-Sí,los tengo,realmente tenia que estar en la Universidad pero perdí un año de mis estudios cuando comenzaron los problemas en casa...
-Oh claro...¿Qué tal está tu madre?
-Mejor, se ha apuntado a un curso de cocina y ha hecho nuevas amigas,está muy contenta,con mi padre no pudo tener una vida normal.
Asentí,lo entendía, sabía que las cosas no eran fáciles.
-Oye Alex...podíamos...no se...dar una vuelta por algún parque o...no se ir a tomar un café o...
-Lo pillo Adam...-sonreí al verlo un poco sonrojado- coge las llaves de mi coche, ve a ducharte a casa y a cambiarte y vienes a buscarme.
Asintió levantándose para hacer lo que le dije. Besó mi mejilla al marcharse y yo me dirigí a la ducha para prepararme.
Me duche, me vestí, me peiné, me maquillé y cuando estaba terminando llamaron al timbre,abrí la puerta pensando que era Nathan y cuando lo hice me encontré unos preciosos ojos castaños que me miraban tímidos pero se abrieron momentáneamente en señal de sorpresa al verme,tiñendo levemente sus mejillas de un color rojizo.
-Y-yo...esto...estás...eres...e-estás brillante Alex...
Sonreí ante su timidez haciéndolo pasar.
Había dejado mi pelo suelto pero liso y me había puesto una falda burdeos junto con una camiseta negra y unos tacones del mismo color,que hacía pareja con mis ojos,los cuales había pintado de negro y los labios de un color rojo vino.
Me eché perfume y cogí un bolso para marcharnos a dar ese pequeño paseo por el centro de la ciudad.
Pensé que por una vez en mi vida podía hacer cosas normales,sin armas,drogas,alcohol y gente molestando.
Salimos de casa y nos dirigimos hacia el centro. Caminamos durante un buen rato por un parque y luego por la ciudad para tomar un helado. Era todo tan diferente a la vez que bonito. Se sentía bien. Todas esas veces que veía a parejas haciendo lo que yo estaba haciendo en ese momento,siempre me había parecido algo estúpido y sin sentido hasta el día de hoy,me gustaba estar a su lado,disfrutaba de su compañía y de su presencia. De que su mano agarrase la mía como si me fuese a perder o como si necesitase una seguridad de que iba a estar con el, a su lado. La forma en la que su sonrisa se transformaba en pucheros cuando lo hacía rabiar o cuando se reía por cualquier tontería y hacía que algo en mi se removiera y produjese mi risa consigo. Todo lo que él me daba y me producía. Se sentía bien y se sentía correcto. Después de tanto tiempo sentía que no era necesario pasar tanto tiempo con cierta gente para llegar a querer. Quizá lo mejor era dejar fluir las cosas con toda seguridad.
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Viernes por la mañana.
Estaba desayunando mientras veía el televisor cuando el sonido de mi teléfono interrumpió mi rato de tranquilidad.
-¿Sí?
-¿Alexandra?
-Sí.
-Te queremos en la oficina en una hora.
-Sí.
No podía negarme,por más que les quisiese matar eran mis jefes. Me puse algo más decente y conduje hasta la oficina de el señor Zairie,quién me recibió en cuanto llegué.
-Bien Alexandra,tenemos un encargo un poco diferente para ti esta vez.
-Adelante.
-Hemos recibido información de que ha habido un problema con el pago de un cliente,con el que en vez de avisarnos has tomado la justicia por tu mano y lo has matado.
Abrí los ojos sorprendida ante tal confesión.
Se habían enterado y me joderían si no les hacía caso. Mierda y más mierda.
Me pasaron una carpeta donde estaba una foto junto con una especie de expediente.
- Como buenos ciudadanos deberíamos avisar a la policía y denunciar el asesinato. Pero prometemos no hacerlo si matas a ese sujeto,el domingo la tarea debe estar terminada,si no, te la jugarás.
Asentí. Me meterían en la cárcel, no tenía más opción.
Salí de la oficina,claramente mosqueada. Esta noche acabaría con ello. Por lo que había leído en el expediente ese tipo era un desgraciado que mató a su mujer hacía unos años cuando estaba embarazada. Eso facilitaría las cosas.
Llegué a casa y preparé todo lo necesario para salir esa noche. Me dí una ducha para relajar mis músculos y me vestí con los pantalones negros, mi camiseta negra y el abrigo largo negro junto con mis botas de tacón negras. La vestimenta que más odiaba aunque antes no hubiese sido así.
Me metí en el coche mentalizándome mientras leía la dirección en el papel. Conduje despacio alargando mi propia agonía para llegar al destino.
Salí del coche ajustando todo el armamento en mi cuerpo y abrí la puerta con demasiada facilidad. Escuché una voz que supuse que era la del desgraciado pero después escuché un ruido hacia el otro lado de la casa.
Me escondí detrás de una puerta maldiciendo por lo bajo mientras sacaba mi pistola de la parte trasera de mi largo abrigo.
En cuanto pasó el sujeto salí detrás de él despacio y en silencio siguiéndole hasta lo que supuse que era la cocina. Me apoyé en el marco de la puerta hasta que se dio cuenta de mi presencia y se giró bruscamente.
-¿Quién eres y qué haces en mi casa?
-¿Bruce?
Asintió levemente con la cabeza.
- Tu mujer se llamaba Cristine y tu hijo se iba a llamar Marcus...
Oí un ruido que ignoré por completo aunque fue un error. Disparé en la cabeza y en el pecho del desgraciado y guardé la pistola en mi abrigo hasta que escuché unos pasos desde una puerta cercana.
-Lo has matado....
Sus ojos marrones que irradiaban sorpresa y tristeza me miraron y analizaron.
-Adam yo...
Escuché un brusco golpe de la puerta trasera junto una sirenas. No mierda, la policía no.
Cogí a Adam del brazo y eché a correr hacia el coche intentando no encontrarme con ningún sujeto, no quería disparar más,pero se quedó parado en el sitio mientras miraba el suelo.
-Vete.
-¡No puedo dejarte tirado!¡Prometí protegerte! ¡Vamos!¡Me pillarán y me encerrarán si no nos damos prisa!
Tiré fuerte de su brazo y corrí,casi empujándolo al coche. Arranqué y salí de alli.
Adam parecía que estaba paralizado. Tenía la mirada perdida.
-Adam...-seguía sin reaccionar- ¡Adam!
Me miró.
-Lo has matado Alex...lo has hecho como hiciste con mi padre...dijiste que no volvería a suceder...
-Lo siento Adam...
-¡No! ¡No lo sientes!
-¡No tenía otra opción! ¡Me están puteando!
-¿Qué?
-Mis jefes se han enterado de que maté a tu padre y me están amenazando con llamar a la policía y si es así iré a la cárcel.
El coche se silenció instantáneamente. Una solitaria lágrima corría por mi mejilla. ¿Por qué lloraba? Era estúpido.
-Lo...lo siento Alex....yo no quería...
-No,para, no me digas que no querías o que lo sientes como si te diese pena. En tu vida hagas eso.
Una de las cosas que más odiaba era "dar pena" a las personas. No era una pobrecilla ni necesitaba la compasión de nadie.
Aparqué en frente de su casa.
-Ve a tu casa, hablaremos mañana.
Salió sin decir nada y sin siquiera darme un triste beso o abrazo.
La ira crecía en mi mientras conducía hacia casa. Incluso lloré. Me sentía culpable de todo. De que el estuviese así, de matar a Bruce y de que la policía llegase en ese momento. Entré  en casa o lo que fuesen esas cuatro paredes y me metí en la cama junto a Nathaniel,quien dormía pacíficamente.
En cuanto su brazo se ciñó en mi espalda,mis tensiones se liberaron y el sueño apareció rápidamente para llevarme con él.
Y así un día más, el peso de mi espalda se cargaba un poco.

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