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Esperar a Carla es una tortura. Estaba en su estudio de fotografía esperando a que acabase para ir a tomar unas tapas con las chicas aprovechando que mi madre se había llevado a Marco al parque de aventuras, Selwo. Miré el reloj, las doce, aun me quedaba mucho rato esperando a mi hermana sin hacer nada, la sesión de fotos que tenía entre manos era demasiado importante como para que yo estuviera allí entrometida, así que, en mi cara, me dijo que "Bianca, mejor no des por culo aquí dentro, date un paseo o ponte con el ordenador de fuera". Finísima ella como siempre. El tacto nunca fue lo suyo, como siempre le decían las chicas, era borde, pero con arte.

Entonces la luz vino a mí y me acordé del pequeño trastero en el que mi hermana guardaba las fotos que quitaba de la exposición del estudio. Quise entrar porque sabía que allí habría imágenes mías. Decenas de ellas. Cada vez que nos aburríamos improvisábamos una sesión y nos daban las tantas con los arreglos de Photoshop y al final a mi hermana siempre le daba por imprimir y colgar en tamaño poster, no podían ser fotos pequeñitas no, siempre a tamaño poster.

Al entrar comprobé el desorden que allí había. Madre mía. Montones de cuadros apilados unos encima de otros. Allí me iban a dar las tantas. Pero mirando el reloj de nuevo y sabiendo que la espera iba a ser larga empecé a ordenar los cuadros. Me regí por fecha, siempre acostumbraba a poner la fecha en la que realizaba cada sesión. Mientras lo hacía encontré un poster de una sesión que hicimos para la feria del pueblo, ¡Dios! Qué bonito era el vestido blanco de flamenca que llevaba en la foto, cortesía de la tienda más conocida de vestidos de la región, se me veía sonriente, morena por el verano, mi oscuro pelo recogido en un moño bajo y unas ondas al agua muy elaboradas que me hizo Paola, el maquillaje que resaltaba mucho mis ojos y acentuaba muchísimo más el moreno de mi cara. Ese cuadro me lo llevaba, ya vería donde ponerlo. Al darle la vuelta vi que colgaba una notita, "portada de revista de vestidos flamencos en 2011" ¿Qué queeeeeeeeeeee? Eso tenía que investigarlo.

Seguí buscando y ordenando y me encontré muchas sesiones más: la que hicimos Paola, Daniela y yo en la playa; la vez que me puse un vestido de novia de una amiga y me paseé por toda la Villa y la fortaleza de Vélez, vaya espectáculo, las pobres mujeres no paraban de decirme que eso daba mala suerte... al final iban a tener razón y todo; las fotos de disfraces góticos, egipcios, medievales y así hasta completar un largo etcétera, vaya si a mi hermana le gustaba exhibirme en el estudio, le tendría que pedir derechos de imagen.

Al cabo de un rato llegué a las fotos más recientes y sin lugar a dudas, mis favoritas, las de mi niño. Estaban los dos posters que sacó de mi "súper -triponcio" cuando estaba de 7 meses, había una con la barriga pintada y el nombre de Marco y otra en la que sencillamente se me veía muy sonriente, feliz, aunque con esa oscuridad en la mirada que siempre me acompañaba, desde que aquella puerta de hotel se cerró. Llevaba una fina blusita blanca y me agarraba la barriga cariñosamente mientras que Carla le daba un beso. Sin duda preciosa. La puse entre las fotos que me iba a llevar y seguí con mi trabajo.

En ese momento no pude evitar acordarme del embarazo, la cara de Paola cuando se lo dije fue un poema. Cuando pudo recomponerse de la noticia, pues estuvo varios segundos en shock, me cogió de las manos, me dio un abrazo increíble y me dijo unas palabras que nunca, jamás, aunque pasaran mil años se me olvidarían.

- Bianca, eres una de las personas más fuertes que conozco, si decides seguir adelante con esto, yo estaré aquí para todo, absolutamente todo, los volveremos locas comprándole ropa al bebé o la bebé, yo prefiero que sea una niña porque son muy cuquis y le podemos poner lacitos y vestiditos y además una más para el clan de las locas, aunque si es un niño le enseñaremos a ser un buen hombre, el terror de las nenas y no un capullo y un cobarde como su padre, bueno me dejo de tonterías. – Respiró hondo y los ojos se le llenaron de lágrimas – tu bebé es parte de ti, sigue adelante porque ser madre es una de las cosas más preciosas que le pueden pasar a una mujer, aunque ese... innombrable no esté aquí para verle crecer, dar sus primeros pasos o escuchar cómo te llama mamá y te dice que te quiere, tú sí que vas a estarlo y le querrás y le mimarás como nadie lo va a hacer, y cuando tú no lo consientas aquí están las titas Paola, Daniela, la madrina Carla y cómo no, su tito Bruno para que sea el más consentido del mundo y se olvide de que tiene un padre por ahí suelto.

Llévame a donde tú estésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora