La prensa nos acosó.
Se instalaron en la puerta de mi casa y me vi obligada a salir por el parking todos los días, hasta que me descubrieron.
Salir a la calle se convirtió en una pesadilla.
En el colegio, todas las madres cuchicheaban sobre mi y mis compañeros enviaron circulares a todos los padres pidiendo respeto y discreción. Que el padre de un alumno fuera famoso no implicaba que todos tuvieran derecho a decir todo lo que quisieran.
Javi iba y venia de casa porque no quería que el niño sufriera el acoso estando con él, no quería que le fotografiaran y les incordiaran cuando estaban los dos juntos.
Lorea se dedicó a ir de víctima por todos los platós de televisión. Ganando dinero a costa de Javi, quien se mantenía en silencio pero estaba empezando a cabrearse demasiado.
Bruno estaba colérico y Paola evitaba por todos los medios que viniera a mi casa a decirme que ahí tenia el resultado de querer solucionar mis diferencias con el padre de mi hijo. Estaba expuesta a la opinión pública.
Mis padres se mantenían al margen como siempre hacían, dándome su apoyo y ofreciéndome su casa para cualquier menester.
Carla, en parte, estaba encantada porque su negocio estaba triplicando ventas y reservas. Pero, por otra parte, le agobiaba la forma en la que todo se había descubierto. No quería que su pequeñín estuviera tan a vista de todos.
Dos semanas. Dos semanas en las que apenas salimos de casa. En las que no cogí el teléfono a nadie, ni siquiera a Pedro, quien insistía cada día. Fue cuando Javi se cabreó y bajó al portal, donde los periodistas esperaban para hacer una declaración el directo.
Se enfadó sobremanera porque estaban diciendo cosas horribles sobre mí. Que si era una arribista, que el niño no era realmente suyo, auténticas burradas que me hacían hundirme en la miseria y hacerme sentir como una auténtica mierda.
- Estoy harto. Tú no te mereces eso.
Cogió mis llaves y bajó. Le pude ver en directo. Qué bien le sentaban las cámaras.
- Buenas tardes, ahora me toca hablar a mí – Marco estaba disfrutando de un buen baño con el agua hasta arriba, podía escucharle jugar con el barco pirata desde el salón, todos los periodistas esperaban ansiosos a que Javi comentara, iba a ser la exclusiva del día – Bianca, la madre de mi hijo, porque sí, es mi hijo, es una mujer maravillosa que se gana la vida como profesora. Tenía una vida tranquila hasta que yo irrumpí en ella. Tuvimos una relación preciosa que se estropeó por cosas que pasan y no vienen al caso, de esa relación nació mi hijo, como ya sabéis y este solo tiene cuatro años y se ha visto sumergido en una vida que le limita ser un niño normal, que va y viene del parque con su madre sin tener que preocuparse por que le hagan una foto cuando menos se lo espera.
- ¿Qué relación tienes con Bianca ahora? – le gritó uno de los periodistas.
- Somos buenos amigos, siempre hemos tenido una buena relación y no va a cambiar.
- ¿Sigues enamorado de ella? – le gritó una chica esta vez.
- Siempre la voy a querer.
Todos comenzaron a murmurar.
- ¿Se plantean retomar la relación? – cada vez veía a Javi más hundido.
- Eso es completamente imposible. Mantenemos una relación de amigos por nuestro hijo, nada más.
- ¿Qué siente ella por usted?
- Lo que ella sienta, lo sabe ella. Como ya he dicho, solo somos amigos.
Podía ver como se iba apagando poco a poco y me sentí tan mal...
- ¿Qué pasó para que se separaran?
- Lo pasado, pasado está. Ahora solo quiero pedirles, por favor, que dejen a mi hijo y su madre continuar con su tranquila vida. Si quieren algún tipo de información, contacten con mi agente y este estará encantado de dársela, mientras tanto, acuérdense de que a quienes están acosando no tienen nada que ver con el mundo de la farándula y el niño solo tiene cuatro años y tiene derecho a la intimidad. Gracias.
Devolvieron la conexión al plató de televisión en cuanto Javi se dio la vuelta para volver a entrar en el portal.
- Y eso, señoras y señores, ha sido una declaración de amor en toda regla. Javier Villanueva jamás había hecho declaraciones directas y mucho menos había salido en defensa de ninguna de las mujeres con las que se le ha relacionado. Desde este programa nos comprometemos a respetar la privacidad de su hijo y la madre de éste...
siguieron haciendo comentarios entre todos los colaboradores, pero yo apagué la tele en cuanto escuché las llaves introducirse en la cerradura.
- Espero que con esto se acabe el acoso... - dijo mientras se sentaba a mi lado en el sofá. Marco seguía jugando en la bañera.
- No tendrías que haberlo hecho, se habrían cansado con el tiempo.
- No podía seguir callado y con los brazos cruzados viendo como ni siquiera podéis salir de casa. Siento todo esto, Bianca. Sabes que no era mi intención causaros problemas.
Le puse la mano en el hombro, tratando de apaciguar un poco su estado de nervios. Noté como una descarga eléctrica nos sacudió a los dos. Lo supe porque me miró de aquella forma.. otra vez...
- Lo sé – dije atropelladamente.
Estaba a punto de decirle cosas de las que después me iba a arrepentir. Estaba a punto de gritarle que yo también le querría siempre. Pero el teléfono vibró sobre la mesa y el gesto de Javi al ver el nombre que aparecía en la pantalla me hizo girarme para comprobar quien era.
Pedro.
Sopesé si debía contestarle o no. Y lo hice, cogí el teléfono.
- Guau, hacía mil que no escuchaba tu voz – Pedro intentaba sonar alegre, pero yo sabía que no era del todo así.
- He estado un poco ocupada – dije mirando a Javi de reojo, quien estaba empezando a morderse las uñas.
- ¿Qué tal si nos vemos? Me gustaría que me aclararas unas cosas.
- Estoy un poco ocupada, Pedro – Javi se levantó a mi lado y se fue a la cocina.
- Venga, solo será un rato, puedo comprar unos dulces y merendar con Marco y contigo ¿esta tarde? – a insistente no le ganaba nadie.
- ¿Esta tarde? Tengo visita y...
- no te preocupes, tenía pensado llevar al niño a dar un paseo, queda con quien sea ese tal Pedro. – la voz de Javi a mi espalda me sobresaltó y percibí una oscuridad en su mirada que nunca había visto antes.
- ¿Está ahí el padre de Marco? – me preguntó Pedro desde el otro lado del teléfono.
- Sí – contesté mirando a Javi.
- Ah, ¿entonces puedes?
- Sí, Marco se va con su padre esta tarde, vente sobre las siete.
Javi se dio la vuelta y volvió a la cocina.
¿Qué acababa de hacer?
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Llévame a donde tú estés
RomanceBianca, Javi y todos los que les rodean cinco años después... ¿Qué pasará después de estar tanto tiempo separados? ¿qué ha sido de sus vidas? La segunda parte de llévame a donde sea.