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Hoy es mi cumple y os regalo un capítulo cortito <3

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Me desperté con un dolor de cabeza horrible. Apenas pude abrir los ojos porque la luz que entraba desde la ventana era cegadora. No sé por qué se me olvidó cerrar la persiana...

Quise levantarme para tomarme una buena taza de café, de ese que va tan cargado que te mantiene despierta todo el día, y un ibuprofeno. Imprescindible.

Una vez discutí con las chicas sobre la posibilidad de solicitar al Papa el beatificar a aquella persona que descubriera o inventara el ibuprofeno. Sin duda era un genio.

¿A alguien le ha pasado alguna vez que la cama te absorbe y por mucho empeño mental que pongas, tu cuerpo está como adherido a las sábanas? Pues eso me pasó a mí. Ignoré la luz, ignoré la ventana y volví a caer en los brazos de Morfeo.

- ¡Mamá! ¡Papá! Ya es hora de levantarse – La voz de Marco me sacó de mi sueño en el que tenía la voz de Adele y cantaba como los ángeles.

Un momento, - pensé - ha dicho papá.

Algo a mi lado se movió en la cama y le vi, en todo su esplendor. Semidesnudo y con ese aire de aun recién levantado soy lo más sexi de España, que abrumaba. Estaba en mi cama. Y yo no me acordaba de lo que hice la noche anterior.

Marco se fue sonriendo de oreja a oreja y me pregunté si mi madre habría visto el percal. Me iba a matar.

- ¿Qué haces tú aquí? – le acusé.

- Joder, ya sabia yo que lo de anoche iba a ser demasiado bueno para ser verdad.

- ¿Qué pasó anoche, Javi? – temí que me dijera que nos habíamos acostado, bueno, eso era evidente, estaba en mi cama... lo que temía era que me dijera que hubiéramos hecho algo más que dormir en la misma cama.

- Te abalanzaste sobre mí en el pub cuando fui a saludarte. Me llevaste al baño, casi me lo hiciste allí, nunca te había visto tan fogosa. – me sonrojé al instante, capullo – te dije que ese no era sitio para hacer esas cosas y tiraste de mí hasta aquí, llegamos y te quedaste dormida.

Solté un suspiro de alivio, menos mal que no habíamos hecho nada... sería aun más incómodo. Pero algo en él me decía que me estaba mintiendo. Algo en él se estaba rompiendo y me hizo pensar que quizás me había dicho lo que quería oír.

- Vamos a desayunar, Marco nos está esperando.

Se vistió con la misma ropa que supuse traía la noche anterior y me dejó sola en la habitación. Pensando en la posibilidad de que sí había pasado algo y que por eso estaba tan frio y distante esa mañana. Él no era así y en nuestros últimos encuentros me había demostrado que quería algo más que ser simplemente dos amigos que tienen un hijo en común.

Me quedé un rato mirando a la nada y, para quedarme tranquila, decidí ir al baño a mirar si había algún preservativo en la papelera, después me dio asquito y decidí no hacerlo.

Tenía que confiar en su palabra.

Así que me vestí con un leggin de andar por casa y mi sudadera de London.

Le encontré sentado en la cocina, preparado para recibir una taza de café que mi madre le ponía delante.

Marco estaba sentado en su regazo y le miraba con adoración. No había rastro de las chicas.

En cuanto entré a la cocina mi madre me miró de una forma que no supe siquiera interpretar, le conocía lo suficiente como para saber que tendríamos una conversación cara a cara y que me iba a decir muchas cosas. Javi estaba distante. Cuando di los buenos días apenas levantó la cabeza de la taza de café y Marco le miró como si su juguete favorito se hubiera quedado sin pilas.

Llévame a donde tú estésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora