El corazón me enviaba a muchísimos kilómetros de distancia.
La razón me decía que debía sopesar la propuesta de Pedro.
Y esa razón necesitaba la conciencia.
Esa conciencia me mandó a hablar con mi madre. Así que me planté en el pueblo, en casa de mis padres, donde ellos disfrutaban de un buen rato con su nieto.
- hija, ¿estás bien? – no se le puede ocultar nada a mamá. Es un hecho universal. Tu madre es capaz de darse cuenta de que algo te pasa incluso antes que tú mismo.
- Claro que sí, ¿por qué lo dices? – los hijos seguimos siendo ingenuos y pensamos que las podemos engañar, pero no. Cuando nosotros vamos, ellas ya han ido y venido. Varias veces.
Mi progenitora me miró achinando esos ojillos que tiene, sopesando si continuar con su interrogatorio o no. Mi padre seguía intentando enseñar a Marco cómo se juega al ajedrez. Era aún un poco pequeño para comprender tantos movimientos distintos.
- Parece mentira que aun no sepas que no puedes engañarme, monada. Te parí y crie y sé que algo te pasa – ahí lo llevaba, seguiría con su interrogatorio.
Por eso, cuando una madre insiste es porque está realmente interesada y no iba a ser menos esta vez, estaba claro. ¿Qué hacer entonces? Yo, que soy una mujer simple y sencilla, que evita el conflicto. Mucho más con las personas a las que más quiere. Yo, que soy fácil de convencer, decidí que la mejor idea que se me podría ocurrir era tomarme un té con mi madre y contarle todo lo que me rondaba por la cabeza.
- Javi ha vuelto mamá – su sorpresa no fue pequeña, casi se le cae la taza de agua hirviendo en la que acababa de depositar su bolsita de té verde. Hice una pausa para que lo asimilara.
- ¿Sabe que Marco existe? – sus ansias de saber eran mayores que su necesidad de procesar información, así era mi madre. Cotilla hasta la médula.
- Sí, le vio en el parque y negar lo evidente es una tontería.
- Qué pena que no sea calcado a ti. Habría sido más guapo todavía.
Obviando su amor de madre incondicional, proseguí con mi relato.
- Quiere conocer al niño y quiere que seamos una familia – suspiré hondo y di un pequeño sorbo a mi humeante taza – lo primero puedo pensarlo, pero lo segundo... no mamá. Ha pasado mucho tiempo desde que se fue y no puede pretender que todo sea como antes, yo ya no le quiero.
- Eso no te lo crees ni tú. Hija, Javi es muy astuto, te sigue queriendo y sé que hay alguna explicación para su comportamiento. Debéis hablar por el bien de vuestro hijo.
Sé que lo que me dijo era lo correcto, debíamos llevarnos bien por el bien de nuestro hijo en común, pero todos estos años en soledad seguían doliendo. Por mucho que quisiera hacerme la dura, todos lo sabían.
- Hay más.
Sus ojitos se engrandecieron y me instó a hablar con un gesto de su mano.
- ¿Te acuerdas de Pedro? ¿El pediatra de Marco?
Asintió ligeramente, mientras fruncía el ceño. Ella era conocedora de las atenciones que recibía del médico, porque Paola y Carla se encargaban de destapar toda la información delante de mi madre como buenas marujas que eran.
- Esto es más complicado...
- ¿Estás saliendo con él? – me interrumpió.
- Hemos quedado algunas veces. Pero esa no es la cosa...
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Llévame a donde tú estés
RomanceBianca, Javi y todos los que les rodean cinco años después... ¿Qué pasará después de estar tanto tiempo separados? ¿qué ha sido de sus vidas? La segunda parte de llévame a donde sea.