La tarde se me fue asquerosamente lenta. Mi prima y mi mejor amigo no dejaban de coquetear, los amigos de Niall no se habían ni acercado a la puerta principal y yo sólo me encargaba de evitar a Liam y sus malas bromas a toda costa. Fue una bendición para mí cuando la noche cayó y todos, incluyendo a Sasha, se habían ido ya a casa.
—¡Al fin! —gruñí lanzándome en el sofá.
—¡Hey! —exclamó Niall sentándose a mi lado—. Ni que fueran malas personas.
—Harry, Zayn y Louis no lo son. Liam sí.
Niall volteó su cabeza hacia mí; por el rabillo del ojos pude ver su estúpida sonrisa. Rodé los ojos, sabiendo que alguna idiotez saldría por sus labios. Lo miré, esperando a que hablara de una buena vez.
—Liam y tú tienen química —tarareó alzando las cejas repetidas veces.
Me carcajeé con ironía. ¿Cómo podríamos tener química alguna? Uno: era un arrogante; yo no. Dos: fumaba marihuana; yo no. Tres: simplemente no. No congeniábamos en ningún sentido, y estaba segura de que ni siquiera escuchábamos ni la misma música.
—¿Es que eres tonto? —exclamé entre risas fingidas—. ¿O ciego, quizás? La gente que tiene buena química por lo general se agrada, Niall. Yo no soporto a Liam.
—Porque, de alguna forma, te atrae como es —ladeó su cabeza.
—No, Niall —bufé—. Porque simplemente me desagrada. No hay un sentimiento escondido ni nada. ¡No me cae bien, es todo!
Alcé los brazos mientras pronunciaba la última frase, enfatizando el hecho de que no me gustaba ni atraía el de los ojos marrones en lo más mínimo. Preferiría follar con un mono que estar loquita por Liam. Niall me hizo una mueca digna de un niño de cinco años, causándome la gracia que no había recibido en todo el día. De la misma forma que me sacaba de mis casillas, podía ponerme de un excelente humor. Me puse de pie.
—Bien —suspiré—. Mañana tengo trabajo, así que debería ir a dormir. Ah, y tú también deberías hacerlo si vas a llevarme en tu auto.
—Ugh —se quejó, haciendo su cabeza hacia atrás—. No sé por qué sigo haciendo esto...
—Sinceramente, yo tampoco, pero vamos.
Tomé su muñeca y, con todas mis fuerzas, logré ponerlo de pie y encaminarlo hacia las escaleras. Lo puse por delante de mí, esperando a que subiera, sin embargo tuve que hacer el mismo esfuerzo de subirlo, empujándolo de la espalda. Si no se iba a la cama ahora, cuando eran ya cerca de la una de la mañana, probablemente llegaría tarde al trabajo. Otra vez.
La alarma me sobresaltó y desperté sintiendo inmediatamente mi barbilla húmeda. Mierda, había vuelto a babear. Mientras que con una mano limpiaba mi indecencia de infancia, con la otra apagué la alarma de un sólo golpe. Eran las diez de la mañana en día lunes. Eso sólo significaba una cosa: tendría que soportar otra semana a duras penas. Me levanté y en seguida me dirigí al baño, aunque no sin antes golpear la pared que dividía mi habitación con la de Niall, intencionando que despertara. Lavé mi cabello y mi cuerpo por alrededor de quince minutos, dejando que el agua se llevara las malas vibras y sintiendo cómo las gotas se deslizaban suave y libremente. Otros diez minutos después, ya estaba con mis jeans negros, mi polera St. Kidd y mis vans blancas. Dejé que mi cabello cayera por mis hombros, rogando para que esta vez, sólo esta vez, no se esponjara demasiado. Salí de la habitación en dirección a la de Niall. Sus sábanas estaban revueltas, sin embargo él no se encontraba ahí. O bien se estaba bañando o haciendo el desayuno. Rogué por la segunda opción. Bajé las escaleras mientras miraba la hora en mi celular: diez y media. Tenía media hora para llegar al trabajo, pero aún así comencé a apurar mis pasos hacia la cocina. Niall estaba ahí, con el cabello revuelto, el torso descubierto, un buzo gris y descalzo. No mentiría: se veía demasiado sexy como para ser él.
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Troublemaker |payne|
Fanfiction"-No me desnudes con la mirada -susurró con sus pupilas marrones acechando contra ella-: Hazlo con los dientes". |Registrada en Safe Creative|