Capítulo 5.

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—¿Qué hace Liam aquí? —grité.
—Oh, no seas idiota y sube al auto —Liam rodó los ojos e hizo una mueca muy parecida a una sonrisa.
Miré de reojo a Niall, pero él no hizo más que mantener esa tonta sonrisa en su rostro. ¿Por qué tenía que traer a Liam entre tantos de sus amigos? Fulminé a ambos con la mirada antes de subirme al asiento trasero. Cerré de un portazo y en seguida clavé mi vista a la ventana: Ashton y Calum estaban ahí, atentos a nuestra conversación. Les di una sonrisa apenada y sólo recibí el mismo gesto de ambos. Una vez que el auto comenzó su recorrido, me tumbé a lo largo del asiento, apoyando mis pies en el borde del la ventana a medio bajar y mi cabeza en mi bolso. Era una posición bastante cómoda, al menos para mí. Alcé los brazos, dejando que éstos se movieran junto a los remezones que dábamos tras pasar piedras o virar esquinas.
—¿Por qué Liam vino contigo, Niall? —bufé.
—¡Eh, que estoy aquí! —rió Liam girándose hacia mí.
—Y ese es el problema. ¡Niall, responde!
—Hola, Abbie —dijo Niall—. Yo estoy bien, ¿cómo estás tú?
—No te hagas el tonto y responde —rodé los ojos y bajé las manos.
El auto frenó en seco. Me alcé un poco y descubrí que estábamos ante un semáforo en rojo, por lo que me volví a sentar como correspondía, esperando alguna respuesta de parte de mi mejor amigo. Apoyé mis manos en la cabecera de su asiento y me incliné hacia él.
—Liam llevó pizza a la casa para que cenemos juntos —respondió al fin.
—¿Acaso no tiene familia?
—Se ha mudado con Zayn hace unos meses, por lo que ahora le verás más por la casa, puesto que ninguno sabe cocinar.
—¿Y espera a que nosotros cocinemos? —alcé mi voz sin darme cuenta—. ¿Y si mejor se consiguen una empleada, o no sé? Sabes que Liam no me agrada.
—¡Sigo aquí! —tarareó Liam.
Mi cuerpo quedó plasmado contra el asiento al momento en que el auto aceleró. No quería que Liam se pasara mucho por casa, pero sería mejor si no protestaba más, así que me crucé de brazos y piernas y aguardé en silencio el regreso a casa. Más tarde podría hacer berrinches, o bien mudarme con mi prima.
En todo el camino escuché sus conversaciones sobre algo de un nombre raro que parecía ser una compañía de autos; al parecer Liam quería comprarse uno, o no sé. Me maldije por no haber traído los audífonos conmigo. Cuando al fin llegamos, fui la primera en bajar con mi bolso al hombro y corrí en dirección a mi habitación, lanzando el bolso en la cama una vez que cerré a mis espaldas. Por fin en casa, luego de un largo día en Jackie's. Lo primero que hice fue sacarme las zapatillas, luego los pantalones y por último la polera. No había nada mejor que una merecida ducha de agua fría. 
Una vez que salí del baño, caminé hacia mi armario en busca de bragas y sostenes. Jamás fui de combinar la ropa interior (¿qué mujer lo era, en realidad?), así que me puse dos prendas de colores totalmente distintos. Recogí la toalla del suelo y me incliné hacia delante, haciendo que mi cabello cayera por sobre mi rostro. Lo froté hasta dejarlo húmedo.
—¿Las chicas siguen usando ese tipo de bragas? —escuché una voz a mis espaldas.
Me erguí de inmediato al momento en que me daba vuelta. Liam estaba de brazos cruzados, apoyado en el umbral de la puerta y con una irritante sonrisa en el rostro. Pude sentir cómo mis mejillas se encendían de inmediato. Nadie más aparte de Niall me había visto en ropa interior jamás. Ni siquiera para ir a la playa mostraba tanto. Caminé rápidamente hacia él, con la intención de espantarlo, sin embargo sólo causé que su sonrisa se acrecentara. La forma en que sus ojos se encondían al momento en que sonreía era extremadamente adorable, a diferencia de su persona en sí.
—¿Qué haces aquí, idiota? —chillé.
—Venía a decirte que los chicos ya llegaron. Niall me dijo que lo hiciera.
Lo único que pensé en ese momento fue "Mofo hijo de puta". Inhalé profundamente, intentando no perder la calma tan rápido. Me crucé de brazos, prohibiéndole que mirara tanto mis senos. Sus ojos subieron hasta los míos rápidamente.
—¿Hace cuánto estás aquí parado? —pregunté.
—Lamentablemente, llegué cuando ya estabas abrochando tu sostén —suspiró, claramente con la intención de molestarme más.
Puse los ojos en blanco. ¿No se cansaría en serio? Apenas le conocía y ya estaba harta de su mierda. No quería ni imaginarme cómo terminaría todo si lo viera más seguido... Me acerqué más a él sin llegar a tocarlo, me puse en las puntas de mis pies y sonreí.
—Te mueres por tocarme —susurré.
Por primera vez en este tiempo le veía quedar sin palabras. Su manzana de Adán se movió de arriba hacia abajo al momento en que tragaba. El juego comenzaría aquí. Usaría todo el encanto que una chica puede ofrecer a un hombre tan débil como es Liam. Le haría sufrir un rato.
—No tienes idea —dijo luego de un momento, negando con la cabeza.
—¿Me tocarás? —mordí mi labio inferior.
—Me encantaría.
—Pues... —acerqué mi rostro mucho más al suyo, al punto en que sentía su rápida respiración cayendo sobre mis labios. Mentiría si dijera que no me estremecía al tenerlo a esa distancia—, vete a la mierda.
Lo empujé desde el pecho hasta fuera de mi habitación para luego cerrar de un portazo y ponerle seguro. Reí en silencio al visualizar aún su expresión atónita, con los ojos abiertos de par en par al igual que sus carnosos labios. Me apoyé en la puerta sin dejar de morderme el labio. Aún podía sentir su aliento, sentir cómo nuestras narices estaban a punto del roce, cómo nuestras respiraciones se mezclaban bajo la tensión sexual que, sin querer, se volvía seria. Alejé los "impuros" pensamientos de mi cabeza y comencé a vestirme rápidamente con unos jeans, una camiseta y Vans. Una vez que lavé mis dientes y peiné mi cabello, bajé hacia la sala, en donde estaban los cinco chicos conversando. Hice un saludo general y me planté en el sillón entre Zayn y Niall. Noté en la mesa de centro los platos con snacks, las cajas de pizza y las latas de cerveza, y en seguida me pregunté qué clase de persona normal hacía una reunión amistosa un día lunes a las siete de la tarde.
—¿Qué celebramos? —pregunté.
—Eh, ¿que ya no se puede comprar pizza porque sí? —rió Zayn justo antes de meter una papa frita en su boca.
—Mmh... ¿no? —alcé una ceja.
—Tú sólo come y deja de joder —bufó Liam.
—¡Niall, dile algo! —empujé a mi amigo con el hombro.
—Liam —dijo él—. Deja a Abbie en paz.
—Ok, ok... —alzó las manos en defensa.
Me limité a mirar a Liam a través de mis pestañas al momento en que bebía una lata de cerveza. Tenía una leve sonrisa en los labios, sus ojos marrones tenían un fuego difícil de descifrar, pero lo bastante intenso como para hacerme sonreír a mí también, y guiñó uno de éstos, causando otro repentino estremecimiento en mí. Bajé la vista rápidamente. ¿Qué me estaba pasando? ¿Me estaba tendiendo una trampa para hacerme caer en su juego? ¿Estaba yo cayendo en él? Demasiadas preguntas. Demasiadas sensaciones. Demasiadas respuestas que encontrar antes de que él hiciera su próximo movimiento.

Troublemaker |payne|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora