Troublemaker |payne|

Capítulo 30.

El verano habían llegado a su fin. Ya estaba inscrita en la carrera de Psicología en una de las mejores universidades de la ciudad, mientras que Niall se había decidido por la Pedagogía en Música. Estaba orgullosa de que por fin hubiera decidido estudiar algo. Luego de meses y meses de indecisión, ahora él podría ver un futuro en sí mismo. Y sólo quedaba este fin de semana antes de que las reales responsabilidades llegaran a nosotros.

Salí de mi último día en Jackie's despidiéndome con un abrazo fuerte a Ashton y Jackie. Quizás podría conseguir empleo el próximo verano aquí mismo. Tomé mi bolso y salí a la calle, donde Liam esperaba por mí, vestido con una camiseta sin mangas, jeans, botas militares y una camisa amarrada alrededor de sus caderas. Se veía tan hermoso como siempre, lo que ocasionaba mis tímidos suspiros que jamás dejaría que él escuchase. Estaba apoyado en su moto, pero cuando me vio corrió de inmediato a mi encuentro, levantándome del suelo una vez que rodeó sus brazos en mi cintura. Le di un cálido beso en los labios una vez que me dejó nuevamente con los pies puestos en el pavimento.

—¿Qué tal tu último día?

—Cansador, pero lo valió —sonreí mientras ponía delante de su vista el sobre que contenía mi última paga.

—Ya lo creo —rió.

Mientras que él tomaba los cascos de los asientos, guardé el sobre y me arreglé para subir detrás de él en la moto. Me aferré a su torso con fuerza y nos adentramos en la calle sin saber nada más de lo que dejábamos atrás.

***

No sabía el lugar exacto en que nos encontrábamos una vez que la moto frenó, simplemente me percaté de todo el césped que nos rodeaba. Liam se bajó primero del vehículo, me ayudó a bajar a mí y, con nuestras manos entrelazadas, nos perdimos en el interior de lo que ahora reconocía como un parque. Todo estaba en silencio, incluso nosotros, a excepción del murmullo de las hojas al rozar debido al viento, las mismas que filtraban los rayos de un sol de atardecer a medida que se meneaban con delicadeza. Volteé mi mirada hacia Liam, quien me devolvió el gesto de inmediato. En seguida una sonrisa se acrecentó en sus labios, lo que ocasionó que yo sonriera también. No sabía si algún día podría acostumbrarme a una sonrisa tan sincera y llena de amor como la de mi novio.

—¿Qué hacemos aquí? —pregunté en medio de una risita de colegiala.

—Pues —suspiró antes de plasmar un beso en la parte superior de mi cabeza—, sólo quiero estar con mi chica mientras pueda.

—Liam —volví a reír—, sólo es la universidad. No me iré fuera del país o algo así.

—De todos modos, no sé qué haré mientras no estés disponible. La carrera de psicología nos quitará varias horas de compañía.

—Hace unas semanas me dijiste que querías estudiar Ingeniería en sonido, ¿qué hay con eso?

—Mmh, quizás lo haga... —tarareó.

No estaba completamente convencida de que Liam en serio quisiera estudiar algo. A pesar de todo el amor y la ternura que irradiaba conmigo, seguía siendo el mismo perezoso con ganas de nada de siempre. Quizás lograra persuadirlo diciéndole que entrara a la misma universidad que yo, ya que así podríamos vernos entre clases. Estaba segura de que la idea le fascinaría tanto como a mí. Entretanto, tal como en el transcurso de las últimas semanas, seguiría intentando ayudarle a elegir una carrera.

Luego de unos momentos, los árboles y arbustos llegaron a su fin para darle paso a un prado impresionante. Nada se podía distinguir además del verde y el anaranjado que eran la pradera y el cielo, pincelado con unas nubes rosadas y esponjosas que daban un efecto completamente perfecto y lleno de romanticismo al paisaje. No pude evitar que un suspiro saliera de mis labios. Parecíamos estar encima de una colina algo empinada, porque todo era visible desde aquí, incluso los puentes de madera que pasaban por encima de una laguna a unos metros de distancia. Si hubiera llevado una cámara fotográfica en mis manos, no hubiera dudado ni un segundo en congelar este momento por siempre.