Capítulo 24.

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Estar finalmente acurrucada junto a Liam en el sillón en medio de la noche era simplemente perfecto. Sentir sus caricias, oler su perfume, besar cada minúscula parte de su rostro. Todo era incluso mejor de lo que alguna vez imaginé.
Estábamos sumidos en la oscuridad, jugando con nuestros dedos y hablando temas al azar, como si nada hubiera pasado entre nosotros hace tres semanas. No le pedí explicaciones y me centré en entender el punto que antes me había explicado, pues la verdad sí comprendía sus intentos de borrar su pasado. Ahora lo importante era que, sea cual haya sido su pasado, nos puso a ambos en el mismo camino.
—Aah... —Liam suspiró.
Me volteé hacia él y lo vi casi a la perfección, pues mis ojos no lograban acostumbrarse aún a la oscuridad.
—¿Qué sucede? —pregunté.
—Estoy... feliz.
—¿La razón? —le di un fugaz beso en los labios.
—Tú —realizó la misma acción hacia mí.
—Eres tan cursi —reí en su boca.
Rió justo antes de tomar mi rostro entre sus manos y comenzar a besarme. Mi boca se hacía cada vez más adicta a la suya y, por alguna razón, me sentía una completa novata en esto cuando se trataba de Liam. Era como si sus labios fueran simplemente demasiado buenos como para que yo fuera digna de besarlos.
Mordí su labio inferior y en seguida lo sentí gruñir, cosa que de inmediato encendió algo dentro de mí. Lo mordí de nuevo, pero esta vez no sólo gruñó, sino que comenzó a recostarme a lo largo del sillón con su cuerpo encima del mío. Abrí los ojos y miré a sus labios, los cuales sonreían, tal como los míos. Busqué su mirada y noté que él ya me estaba mirando con un fuego creciente en sus pupilas.
—Y tú eres tan sexy —jadeó.
El recorrido de sus besos se extendió hacia mi mejilla, bajando por mi mandíbula hasta capturar mi cuello. El tibio y húmedo contacto me hizo arquear la espalda, logrando que mi cuerpo y el de Liam quedaran completamente unidos por un par de segundos. Al ver el efecto que causaba, siguió lamiendo mi cuello, succionándolo, haciéndolo suyo sólo con ese húmedo músculo capaz de hacer maravillas. Con las fuerzas que apenas sostenía, tomé su rostro entre mis manos y busqué su boca nuevamente. Lo besé con fuerza y firmeza. De inmediato me respondió de la misma forma. Mientras la intensidad de cada beso aumentaba, comencé a pensar en todas las veces en que sus labios me parecieron hipnotizantes y tan carnosos, y ahora me encontraba atrapada debajo de su cuerpo, sintiendo la energía irradiar a través de nuestras lenguas.
De forma repentina pude sentir una de sus manos subiendo por mi muslo, deslizándose por mi trasero y llegando hasta mi abdomen, por debajo de mi camiseta. Un escalofrío me obligó nuevamente a arquear la espalda y morder su labio inferior. Los nervios se apoderaron de mi cuerpo; no porque tenía miedo de que Liam me tocara, sino porque eran efectivamente sus manos las que lo hacían, causándome un gran y repetino placer que me asustaba hasta dónde era capaz de llegar. Unos momentos después, sus labios bajaron nuevamente por mi cuello, bajando lentamente por mi pecho, y temblé por completo. Su boca descendió mucho más, pasando por medio de mis senos, encima de mi camiseta, y llegó hasta mi abdomen. Sus grandes manos acariciaron mi cintura, ocasionando que la prenda subiera por unos centímetros arriba de mi ombligo. Sentí la humedad de su lengua haciendo un recorrido por mi piel descubierta y no pude aguantar un gemido, acción que incentivó a Liam a seguir con más intensidad sus besos y lamidas.
Aun cuando sentía mis manos débiles sobre su cabello, hice todo el esfuerzo de bajarlas lentamente por su trabajado abdomen hasta el borde inferior de su camiseta. Dudé sobre si jalarla o no sobre su cabeza, pues no quería que las cosas fueran tan rápidas, pero todo lo que mi cuerpo e instintos pedían era poder sentirlo tan cerca de mí como fuese posible. Finalmente, Liam dejó de besarme sólo para sacar su camiseta fuera de su cuerpo. Admiré bajo el manto de oscuridad lo perfecto que siempre era. Contemplé sus tatuajes, sus tensos músculos, la forma en que me miraba desde su altura. Era mucho mejor de lo que alguien pudiese pedir.
Lo atraje nuevamente hacia mí para besarlo, sólo que esta vez la fiereza y fuerza se podía sentir en el aire. Su cuerpo se movía rítmicamente por encima del mío, haciendo que cada una de nuestras más recónditas partes rozaran entre sí. Mis piernas se aferraron a su cintura y lo acerqué mucho más, haciendo que nuevamente mis labios soltaran un gemido debido al movimiento de su miembro contra mí. Podía sentir la gran sorpresa que traía por debajo de la bragueta de sus pantalones. Sus manos se deshicieron de mi camiseta esta vez, y en seguida sus labios fueron hacia el inicio de mis pechos; a esa zona donde el sujetador no cubría.
—Mmh —gruñí al sentir un leve mordisco en cada pecho.
Nuevamente comenzó a besar mi cuello, cerca de mi oído, y, al momento en que tomaba mi trasero e imitaba una embestida por encima de nuestros jeans, susurró:
—No tienes idea de cuánto te deseo, Abbie.
—Liam —gemí apenas.
—Pídeme lo que quieras... —volvió a gruñir en mi oído—. Esta noche soy tuyo.
Me estremecí por el sonido grave y excitante que acababa de salir de su garganta y no pude evitar sonreír. Volví a besarlo en los labios, sólo que esta vez de forma tranquila, relajante, como si fuera el último empujón antes de que nuestros cuerpos se unieran en el absoluto amor.
—Te quiero a ti —dije en su boca—. Te quiero a ti dentro de mí.
Sin dudar otro segundo, sus manos bajaron hasta los botones de mis jeans y, con prisa y agilidad, ya estaba deslizando mis pantalones por mis piernas. Imité su acto y, sólo que de forma más torpe, comencé a deshacerme de sus jeans.
Sin embargo, justo un segundo antes de reaccionar, reconocí dos siluetas entrando en la sala. Niall lanzaba su camiseta al suelo; Sasha, quien ya estaba sólo en sostén, desabrochaba el pantalón de su novio mientras ambos se besaban eufóricamente.
—¡Mierda! —susurré apenas pude.
Liam miró de inmediato en la dirección en que yo tenía los ojos puestos, mientras que Niall rápidamente prendía la luz. La situación no pudo haber sido más incómoda. El silencio reinó por unos eternos segundos, en donde contemplé sus despeinados cabellos y sus ruborizados rostros. Noté la erección en el pantalón medio abierto de Niall, el cual en seguida arregló, al igual que Sasha, quien tomaba rápidamente su camiseta y se la ponía. Entretanto, Liam y yo hacíamos lo mismo, y todo en un maldito silencio. Mierda, mierda, mierda. Sentía el calor centrarse en mi rostro y no fui capaz de levantar la vista una vez que estuve completamente vestida.
—Oh... eh... ¡Hey, Liam! —habló Niall con incomodidad.
—Hola, um, chicos —vi que Liam hizo el intento de sonreír.
—Veo que... ¿todo en órden? —noté cómo marcaba su acento irlandés, justo como cuando se ponía nervioso o incómodo. Podía apostar a que ahora tenía ambos sentimientos a flote.
—Sí, claro... obvio —Liam aclaró su garganta.
Me di el valor suficiente para mirar a mi prima, quien me devolvió la mirada. Estaba tan roja a como aseguraba que estaba yo. Cruzó sus brazos sobre su pecho y bajó la vista hacia sus pies.
Quería decir algo inteligente para zafarnos a todos, pero pocas cosas se me venían a la mente. Me puse de pie, ordené mi cabello y dije:
—Quizás debería, no sé, encender la tele para...
—Buena idea.
—Excelente.
—Por supuesto —fueron sus rápidas e incómodas respuestas.

Cuando ya llevábamos una media hora de ver televisión en silencio -y estaba segura de que nadie ponía atención realmente-, fingí un bostezo que luego se volvió bastante real. Miré la hora en el reloj de pared: la una de la madrugada.
—Iré a dormir —anuncié mientras me ponía de pie y seguía sin mirarles.
Liam se paró detrás de mí.
—Te acompaño —murmuró.
—Buenas noches —dijeron Sasha y Niall sin despegar la vista de la película.
Dejamos la tensión atrás una vez que subimos las escaleras y nos encerramos en mi habitación. Encendí la lámpara y miré a Liam. Estallamos en una carcajada silenciosa rápidamente. No podía creer que los cuatro hubiéramos estado pensando en sexo al mismo tiempo. No sabía si me daba más risa el rostro de los chicos o el imaginarme el de nosotros mismos. Todo fue un caos. Un jodido e incómodo desastre.
—¿Qué mierda pasó ahí abajo? —preguntó Liam entre risas.
—Créeme que estoy igual que tú —reí.
Rápidamente me abrazó por la cintura y besó mi frente. Sentí el movimiento de su pecho mientras seguíamos riendo como unos maniáticos.
—Quizás deba hacer un recordatorio de que Niall vive aquí —suspiró.
—Al parecer —coincidí—. Y seguramente tendremos que acordar otra cita para lo que no terminamos.
—Oh, totalmente —sonrió con esa patentada sonrisa que me encantaba cada día un poco más.

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Perdón por haber tardado u_u, pero es que no tenía tiempo u_u
Hoy entré a clases, qué mal x_x, aunque espero subir capítulos más seguidos, así que no os desesperéis :D (ahora soy española, jeje)<3.
Capítulo dedicado a una de mis mejores amigas, mi perfección con ojos, la cosa más cuchi del universo: Sasha <3, quien me ha ayudado en todos los capítulos que van a seguir a continuación, incluyendo este<3. Te amo, mi vampira sdkf <3.

Troublemaker |payne|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora