Capítulo 13.

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Ya era viernes por la mañana y yo arrastraba mis pies hacia la cocina. Apenas podía mantener mis ojos abiertos, pues anoche me quedé conversando con Sasha por mensajes hasta pasado las tres de la mañana. Estar a las diez aquí despierta no era una gran panorama, para ser honesta.

Me senté frente a la mesa y descansé mi cabeza en una de mis manos, sin siquiera tener la decencia de agradecerle a Niall por el desayuno que estaba frente a mí, pues seguía molesta con él por lo de ayer. Bebí un sorbo de café mientras rascaba mi cuero cabelludo vagamente.

—Entonces... —murmuró Niall—, ¿saldremos esta noche o...?

Oh, casi lo había olvidado: Niall me había propuesto salir esta noche.

Suspiré, dejé la taza nuevamente en la mesa y le miré con las cejas alzadas, aparentando aire de indiferencia.

—¿Por qué debería? —pregunté.

—Porque aceptaste hacerlo. ¡Oh, por favor! —añadió al ver que no le respondía—. ¿En serio sigues molesta por lo de anoche?

—¡Pues claro! —bufé—. Has defendido a Liam en vez de a mí.

—Sólo te pedí silencio, no seas dramática. ¿O quería que los dejase gritar como si fueran un par de monos de zoológico?

—Qué mal ejemplo ése de los monos... —reí por lo bajo.

Por una parte, me irritaba no poder estar más de doce horas enojada con Niall, aunque, por otra parte, era eso mismo lo que cada vez nos hacía más inseparables. Siempre lograba decir alguna idiotez en medio de una discusión, haciéndome reír y mandar mi orgullo al carajo para, luego, lanzarme a sus brazos en medio de disculpas y risas.

Niall sonrió ante mi comentario.

—Bien —dijo—, ¿nos juntamos a las diez en las puertas de The Basement?

—¿No iremos ambos en tu coche? —pregunté en medio de un sorbo de café.

—¿Estás loca? Me pasaré directamente luego del trabajo.

—Oh, Dios —bufé—, eres malo.

—Lo sé —me guiñó un ojo—. Entonces, ¿está bien a las diez?

—A las diez será, mi querido Horan.

Me encontraba justo afuera de The Basement. No era práticamente un sótano, sino que un bar como cualquier otro, sólo que antes el dueño, Jeff, solía usar el sótano de su casa para realizar fiestas clandestinas, en donde dejaba entrar alcohol y drogas a cambio de dinero. Una vez que obtuvo el suficiente dinero, decidió comprar este local para que más gente conociera lo increíbles que eran sus celebraciones de cada viernes y sábado. Y no es que Niall y yo nos hayamos escabullido a la casa de Jeff antes... En absoluto...

Corría un viento bastante frío, así que me abracé a mí misma con el calor que me otorgaba la chaqueta negra de cuero. Mis ojos buscaban por entre toda la gente, con las intenciones de encontrar a Niall. La última vez que había visto la hora eran las diez de la noche con siete minutos, y habían pasado unos cinco minutos de aquello. Resoplé un mechón de cabello fuera de mi rostro y empecé a dar golpecitos con el pie, anunciando mi creciente impaciencia.

—Hey, chica —escuché una desconocida voz a mis espaldas, a unos metros de distancia.

Sin saber si el grito iba hacia mí, miré por encima de mi hombro. En seguida me encontré con la mirada de un chico alto y fornido, con un corte de cabello al estilo militar que realmente intimidaba. Él se acercó hacia mí e instintivamente retrocedí unos pasos al tenerlo al frente.

Troublemaker |payne|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora