La moto de Liam se estacionó justo afuera de mi casa. Mañana debía ir al trabajo, por lo que le pedí que viniéramos directamente aquí. En cambio, Niall había ido a dejar a mi prima a su casa. Dejé el casco encima del asiento y estiré las piernas, mirando a Liam arreglar su cabello que había sido despeinado con el viento. Me senté en la cuneta para relajarme un poco de tanta velocidad que había tenido durante unas tres horas. Sólo el sonido de unos cuantos grillos, la luz de la luna y las estrellas eran los encargados de llenar el ambiente. Me hice un ovillo, abrazando mis piernas y apoyando mi mentón en una de mis rodillas.
—¿Cómo lo pasaste? —preguntó Liam mientras adaptaba la misma posición que yo.
—Bien, gracias... ¿Qué tal tú?
—Realmente bien, a decir verdad. Me divertí mucho.
—Yo igual.
Había una tensión que nunca antes había presenciado entre nosotros. No dejaba de mirar a las estrellas, incapaz de mirar a Liam..., como si no me pudiera resistir a su mirada; como si tuviera miedo de no controlar mis impulsos y simplemente lo besara.
—¿Estás bien? —preguntó.
Intenté ocultar mi sobresalto lo mejor posible.
—Claro, claro —dije—. ¿Por qué preguntas?
—No sueles estar mucho tiempo en silencio —se encogió de hombros.
—Sólo estoy... cansada —y en parte era cierto.
—¿Quieres entrar ya?
—No, no —aclaré mi garganta—. Está bien. Estoy bien.
Dejé escapar un largo suspiro de mis labios y apoyé mi frente a mi rodilla con los ojos cerrados. ¿Por qué estaba actuando tan raro? Yo no solía ser así, ni menos con Liam.
—¿Abbie?
—¿Mh?
—Mírame.
Levanté mi mirada hacia la suya. Me sorprendí inmediatamente. La escasa distancia casi logró que nuestras narices se tocaran. Tragué con fuerza, con la intención de desaparecer el nudo de nerviosismo que repentinamente había surgido. Su mano, de forma lenta y delicada, se posó a un costado de mi cuello y ladeó su cabeza, sin dejar de mirar mi boca.
—Si quieres que me detenga —susurró—, sólo dilo.
Su rostro comenzó a acercarse al mío de forma tortuosamente lenta. Podía sentir mi propia respiración acelerándose y descontrolándose con cada milímetro que desaparecía entre nosotros. Cerré los ojos, sintiendo el pequeñísimo roce de nuestros labios, cuando mi celular comenzó a sonar. Me separé de un salto, sin atreverme a mirar a Liam, y, con mis temblorosas manos, saqué el aparato de mi bolsillo. La pantalla decía Niall.
—Lo... lo s-siento —mascullé mostrándole el nombre del remitente.
Él soltó asintió. Me puse rápidamente de pie para poder contestar mientras le daba la espalda a Liam y me alejaba unos metros.
—¿Qué quieres? —siseé al teléfono.
—Voy a casa. ¿Llevo pizza?
—No, no quiero una maldita pizza —cerré los ojos, intentando calmarme.
—Hey, cálmate —escuché su risa—. ¿Estás en casa?
—Sí, Niall, estoy en casa.
—¿Estás bien?
—¡Sí, mierda! —grité irritada. Me volteé hacia Liam, quien sólo soltó una leve risa. Me volteé nuevamente hacia mi privacidad y resoplé—. Disculpa, Niall, es que...
—Sí, pizza es una mala opción. ¿Qué tal unos burritos? No recuerdo la última vez que nos pusimos mexicanos.
—Bien —resoplé—. Unos burritos. Ah, y una Coca-Cola.
—Te cobraré la Coca —pude escuchar su sonrisa de medio lado—. Te amo.
—Sí, cómo no. Nos vemos.
Colgué y volví a meter el celular en el bolsillo mientras me encaminaba a Liam, quien ya estaba de pie y rascaba su nuca.
—Eh, creo que ya debo irme —masculló mirando al suelo—. Zayn no tiene idea que salí, así que...
—Oh —soné más decepcionada de lo que planeaba—. Está bien. Sí. Nos vemos...
—¿Mañana? —mordió su maldito labio inferior.
—Claro, sí.
—Te acompaño a la puerta.
Caminamos en silencio en dirección a la entrada de mi casa. Ya ni siquiera los grillos estaban para presenciar tan incómoda escena. Joder, estuvimos a punto de darnos un maldito beso y sentía como si yo lo hubiera arruinado todo. Nos detuvimos y bajé la vista para buscar mis llaves; aún no armaba el valor para mirar a Liam directamente.
Sin embargo, sus manos en mis mejillas conectaron nuestras miradas una vez más. La tensión había sido reemplazada por un aire inexplicablemente pacífico y tentador a la vez.
Y la distancia fue parte del pasado. Y mis ojos se cerraron. Y sus labios estaban sobre los míos. Por un momento no supe cómo reaccionar. Dios, estaba besando a Liam. Y Liam me estaba besando a mí. El tibio tacto de sus labios me animó a poner mis brazos alrededor de su cuello justo en el momento en que sus manos se posicionaban en mi cintura, acercándome a su cuerpo lo más posible. Mis labios eran prisioneros de los suyos, nuestras respiraciones se hacían una sola y las lenguas tímidas bailaban al ritmo del delicado e inofensivo deseo.
Nos alejamos unos momentos después, reposando nuestras frentes en la del otro y mirando mucho más allá de unos simples luceros. Observaba su alma, y estaba dichoso, tal como el mío. Liam soltó una pequeña carcajada.
—¿De qué te ríes? —pregunté.
—Es increíble cómo mi plan me jugó en contra.
—¿Por qué lo dices?
—Porque fui yo el que terminó enamorado de ti.
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Es corto, pero espero que lo haya valido...
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Troublemaker |payne|
Fanfiction"-No me desnudes con la mirada -susurró con sus pupilas marrones acechando contra ella-: Hazlo con los dientes". |Registrada en Safe Creative|