Capítulo 27.

3K 227 23
                                    

Sentí las sábanas que cubrían mi cuerpo ser bruscamente arrancadas de la cama, logrando un gran sobresalto en mí y un punzante dolor de cabeza. Apenas abrí los ojos vi a un serio Niall mirándome desde su altura.
—¿Qué te pasa? —murmuré hundiendo mi rostro en la almohada.
—¿Qué te pasa a ti? Son las tres de la tarde y sigues durmiendo como una vaga.
—Es sábado, jódete... —pegué un bostezo mientras terminaba de hablar.
—Es día de supermercado —resopló.
—Pues ve solo.
Lo escuché murmurar una grosería antes de que azotara la puerta por fuera. Tenía todas las intenciones de volver a dormir, pero mis párpados se alzaban solos y apenas tenía fuerzas para luchar contra ello. Metí mi mano por debajo de la almohada y saqué mi celular para comprobar si tenía nuevos mensajes, pero no había nada. Liam ni se había molestado en escribirme. Me volteé y quedé contemplando el techo mientras sólo podía preguntarme por qué Liam había decidido actuar de esa forma y cómo es que ni siquiera me había explicado qué era lo que realmente pasaba por su cabeza. Quizás yo podía entender la molestia de Sasha, pues a ella jamás le había comentado de Niall respecto a ese tema; pero Liam ya sabía todo lo que pasaba entre Niall y yo antes de conocernos. Incluso recuerdo a mi mejor amigo diciéndoselo en más de una ocasión.
Quizás yo debía llamarle.
Pero, ¿y si estaba con Sasha?
Aquel pensamiento me abrumó tanto que terminé poniéndome de pie y rápidamente comencé a asear mi habitación. Para cuando finalicé, seguía muy alterada, así que también aseé la habitación de Niall, el baño, todo el primer piso y hasta el patio. Dos horas y media después, ya me encontraba hasta duchada y bajando las escaleras para recibir a Niall con las bolsas de las compras. En silencio nos dirigimos a la cocina, donde en seguida comenzamos a dejar los abarrotes en sus respectivos lugares.
—¿Has sabido algo de Sasha? —me atreví a preguntar.
—No contesta mis mensajes, y eso me asusta, porque no quiero que por culpa de esta estupidez ella decida romper conmigo.
—No lo hará —aseguré—. Iré a hablar con ella.
Guardé la última caja de leche en el refrigerador y, guardando mis llaves, celular y billetera en mis jeans, caminé a la puerta principal.
—¡Espera! —Niall apareció por el umbral de la puerta; parecía incómodo.
—¿Qué pasa?
—¿Es verdad que... um, no... que realmente no lo... sentías cuando, ya sabes..., follábamos?
Alcé una ceja, examinando su nervioso rostro y cómo llevaba su mano a su cabello para despeinarlo.
—¿Estás en serio preguntándome eso, Horan?
Simplemente se encogió de hombros, pero yo no dije ni hice nada y simplemente salí de casa. No respondería esa pregunta. No le subiría el ego esta vez.

***

Bien, la moto de Liam al menos no estaba en la casa de Sasha. Eso era algo bueno, ¿verdad? A menos que se la hubiera llevado a pasear. Por alguna razón no podría con el pensamiento de Sasha rodeando sus brazos en el torso de Liam; me parecía tan incorrecto de alguna forma. Quitándome aquella idea de la cabeza, marqué al número de mi prima. Me contestó al cuarto tono.
—Abre, estoy afuera.
La ventana del segundo piso -la de la habitación de Sasha- se deslizó y ella se asomó con el celular aún pegado a su oreja.
—¿Qué pasa si me rehúso a abrir? —su tono parecía muy indiferente.
—Romperé una de las malditas ventanas y entraré de todas formas.
Nuestras miradas se desafiaron a la distancia en absoluto silencio; diez segundos después, Sasha salió de mi vista y colgó el celular. No supe si tomar eso como una buena o una mala señal. Sin embargo, la puerta se abrió en un momento.
—Sólo lo hago porque sé que eres capaz de romer las ventanas —fue su recibimiento.
—Como sea —entré antes de que se arrepintiera y me crucé de brazos—. ¿Qué pasó anoche?
—¿Vienes a interrogarme?
—Sí. ¿Qué pasó luego de que Liam te viniera a dejar?
—Pues se fue —se encogió de hombros.
—¿Así, sin más? —no pude evitar la sorpresa en mi voz.
—Sí, más o menos.
—¿Qué es eso de "más o menos"?
—¡No entiendo cómo lo soportas!
—¿Podrías dejar de hablar en clave, Sasha?
—Ugh, está bien...
Arrastró sus pies descalzos hasta el sillón, por lo que la seguí rápidamente. Me senté en el sofá frente a ella para no perderme ningún detalle de su rostro.
—Bien —volvió a decir—, te lo diré. Cuando llegamos a casa, le pregunté si estaba bien y él me dijo que no, así que le pregunté si podía hacer algo al respecto. De la nada comenzó a alterarse y decir que yo causaría que tú y él se separaran, algo así. Comenzamos a discutir y luego se fue. O eso es lo que recuerdo.
—Liam es un estúpido total cuando se molesta —bufé rodando los ojos.
—¡Oh, sí que lo sé!
—¿Entonces no pasó nada entre ustedes?
—¿Qué? ¡No! Ni siquiera es de mi gusto.
—Okay... ¿Pero sabes que sigo ultra enfadada por haber aceptado el aventón?
—Tsssí... Lo siento. ¡Pero no tenía muchas opciones! Estoy molesta con Niall, las calles son peligrosas a las tres de la mañana y Liam no se iba a tardar mucho en traerme.
—¿Por qué siquiera estás molesta? No es como si Niall te hubiera engañado o algo.
—Es sólo que nunca me lo dijo —suspiró.
—¿Y por qué debía hacerlo? —exclamé en una carcajada de incredulidad—. Lo que pasó entre él y yo fue hace dos años.
Y lo hicimos muchas veces desde la fecha, pero no era necesario ese detalle, ¿cierto?
Me senté a su lado y miré mi celular: aún nada de Liam.
—Sí, quizás deba hablar con él —musitó.
—"Quizás" no. Debes hablar con él. De hecho, irás ahora mismo.
—¿Qué hay de ti?
—Tengo cosas que hacer.

***

Una hora después ya estaba sentada en una mesa de Starbucks danzando mis dedos por encima de mi celular, dudando sobre si llamar finalmente a Liam o no. Estaba hecha un verdadero lío.
Me decidí por probar mi suerte con un mensaje de texto.

"¿Estás disponible?"

Irónicamente, contestó casi de inmediato.

"No."


Me sentí tan malditamente humillada que tuve que releer y resoplar varias veces antes de abandonar lo poco que me quedaba de orgullo para mensajearle nuevamente.

"Debemos hablar. No puedes enojarte por lo de anoche".

Luego de lo que parecieron unos infinitos cinco minutos, volvió a responder.

"Sí puedo."

Apenas pudiendo contener mi frustración, hice una almohada con mis brazos y hundí mi cabeza en éstos para evitar sonrojarme de la ira que repentinamente estaba sobrellevando.
¿Cómo podía solucionar esto ahora? Liam no quería hablar conmigo y se mostraba tan cortante a través de mensajes que hasta ponía puntos finales.
Terminé por salir del Starbucks sin siquiera pedir algún capuccino y pensando seriamente en si dejar esta discusión hasta aquí o seguir intentando llegar hasta Liam. Caminé a través de las calles, ya cubiertas del anaranjado atardecer, y, casi volviéndome demente, pulsé el "llamar". Escuché el perfecto sonido de su voz luego de unos seis tonos.
—Hey —musité.
En seguida mis pasos se volvieron más rápidos a lo largo de las familiares calles debido al nerviosismo que de repente invadía mi cuerpo. Maldito Liam Payne con sus malditos efectos en mí.
—Hola —dijo secamente.
Nos quedamos en silencio por unos instantes, en los cuales aproveché de llegar a un parque y sentarme al borde de una muy bonita pileta. Al notar que Liam no diría nada más, exhalé el miedo y hablé.
—Mira, ya estoy dejando mucho orgullo de lado al llamarte, no lo hagas más difícil, ¿quieres?
—¿Qué quieres que te diga?
—Ugh, no lo sé —no pude evitar el poner los ojos en blanco—. Que no estás enojado.
Su voz no respondió de inmediato, sino que se quedó en silencio un momento y escuché un resoplido saliendo de su boca.
—No estoy enojado.
—Sí lo estás —me quejé.
—He dicho lo que querías escuchar.
—¿Lo ves? —alcé la voz como una pequeña niña—. Estás enojado. ¿Podemos hablar?
—Ya lo hacemos.
—Quiero decir, cara a cara.
—No lo sé.
Llevé mi mano libre a mi rostro y lo froté con indignación. Ya no sabía qué hacer con todo este enredo estúpido.
—¿Qué quieres de mí, Liam? No puedo cambiar el pasado, como tampoco puedo creer que estés molesto por esa tontería.
—No estoy molesto... No del todo molesto.
—¿Podemos vernos ahora? —mordí mi labio inferior, temerosa de su respuesta.
—No puedo.
—¿Por qué no?
—Estoy, um... algo lejos.
—¿Estás con alguien más? —quise que pareciera sarcasmo, pero necesitaba saber la respuesta sincera de todos modos.
—Algo así.
¡No, mierda, ¿qué?!
—¡Liam! ¿Dónde estás?
—Debo colgar.
—¡No!
—Bye, te veo otro día.
—¡Pero... —sin embargo, él ya había finalizado la llamada.
¿Liam viendo a alguien más? Bueno, quizás a un amigo o no sé, aunque sé que él sabía perfectamente a qué me refería yo con "alguien más". ¿Debía preocuparme? ¿O quizás investigar?
No. Ya había hecho suficiente, y si Liam comenzaría con este tipo de estupidez, pues podía perfectamente joderse.

Troublemaker |payne|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora