Capítulo 16.

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Ok, otro más kdjf.

Eran pasado las cinco de la tarde cuando el timbre de la casa de Sasha sonó. Ella estaba en su habitación arreglando sus últimos detalles para la cita con Niall, así que fui yo la encargada de recibir a mi mejor amigo. Le sonreí, aspirando su perfume, aplicado en triple de cantidad esta vez. Llevaba una camisa azul de mangas cortas por encima de una camiseta blanca. Sus pantalones eran negros y sus zapatillas, blancas. Se veía bastante decente. Al menos, era lo más decente que lo había visto en todo el mes.

—¿Qué se le ofrece, señor? —bromeé.

—Vengo a buscar a mi cita —rió.

—¿Su cita? Lo siento, pero mi prima tiene una cita con un tipo bastante feo, y déjeme decirle que usted es muy atractivo.

—¿Coquetando con mi cita? —escuché la voz de Sasha a mis espaldas.

La miré y me encogí de hombros.

—Por supuesto. ¿Te imaginas que es uno de esos casanovas que no se conforman con una? Debía aprovechar la oportunidad, ¿no crees?

—¿Eres estúpida, cierto? —Niall alzó una ceja, divertido.

—Me amas —moví los labios sin emitir ruido mientras hacía un círculo alrededor de mi rostro. Me volví a la espectacular Sasha Walker, con esos shorts de tiro alto, una polera blanca con el signo "+" en medio de color anaranjado, y vans negras. ¿Cómo podía verse condenadamente bien con lo que sea que se pusiera encima?—. ¿Lista para tu cita, prima?

—Más que lista —besó mi mejilla—. Nos vemos.

—Chau, Abbie —dijo Niall.

—Cuídala, idiota.

—No haré otra cosa —afirmó.

Sasha se lanzó a los brazos de Niall y unieron sus bocas en un apasionado beso. Una parte de mí decía "Aw, qué tiernos" mientras que la otra gritaba "Ew, qué asco". Negué mientras sonreía y cerré la puerta, quedándome como la dueña de esta casa y pensando que al menos a alguien de la familia le iba bien en el amor. En cambio, yo no había dejado de pensar en las palabras que anoche salieron de los labios de Sasha, las cuales confirmé. Sí me estaba enamorando de Liam. Obviamente, no estaba ni cerca de pensar en decirlo en su presencia; eso sólo complicaría más las cosas. Todo mi cuerpo se estremecía cada vez que admitía lo mucho que Liam me gustaba, y no lo culpaba en absoluto.

El comienzo de Teen Wolf  me informó que ya eran las ocho, así que fui a la cocina a prepararme algo de comer, pero, para mi mala suerte, sonó el timbre y todos mis planes se fueron a la basura. Maldije a quienquiera que estuviera del otro lado de la casa y arrastré las pantuflas de Sasha a la entrada. Abrí la puerta, pero al ver de quién se trataba, la intenté cerrar de nuevo, sólo que sin lograr mi objetivo. Liam se deslizó dentro de la casa y cerró tras él. Me crucé de brazos y bufé.

—Vine aquí exactamente para no ver tu horrenda cara, así que...

—Y yo vine a disculparme —me interrumpió con voz muy ronca.

Le miré a los ojos y noté en seguida las ojeras por debajo de éstos, como también me fijé en el color morado que rodeaba a uno, y que andaba con la misma ropa de ayer. Intenté ignorar los acelerados latidos de mi corazón y las ganas de preguntarle cómo estaba por la pelea de anoche.

—Puedes meterte tus disculpas por el culo —dije finalmente.

—Te esperé en tu casa toda la noche, pero nunca apareciste, así que me obligaste a venir aquí, por lo que ahora me escucharás...

—¿Tú crees que unas disculpas arreglarán el rostro de Calum? —alcé la voz.

—No me interesa Calum —bufó—, sino tú.

—¿Estás seguro, Liam? —reí con cinismo—. ¿Desde cuándo te intereso? No has hecho más que venir a joder mi vida. Tú mismo me has dicho que no quieres más que romperme el corazón y toda esa mierda. Haces remolinos en todas partes. ¡Eres un jodido buscarruidos!

—¡Bien, sí, me equivoqué, ¿de acuerdo?! —exclamó llevando sus manos a su cabeza—. Deja de sacármelo en cara.

—¡Entonces deja de actuar así!

—¡Me estás volviendo loco, Abbie!

Y su exclamación fue seguida del silencio. Tomó una profunda respiración, cerró los ojos y volvió a abrirlos, para ponerlos sobre los míos. Tragué con fuerza.

—¿Qué? —pregunté.

—No pude soportar verte besando a Calum. ¡No creo que soporte verte con cualquier otro tipo que no sea yo! Llegué al extremo de ponerme celoso de Niall por sólo ser el único al que le confías tus secretos, con el que ríes, con el que sales... ¡con el que haces absolutamente todo! ¿No te das cuenta? Me encantas, Abbie, me fascinas, y... y no puedo tener control sobre mí cuando se trata de ti.

Antes de tener cualquier reacción que demostrara cuán débil Liam me hacía sentir, le di la espalda y corrí hacia la habitación de Sasha. Escuché mi nombre saliendo de los labios de Liam y cómo sus pasos seguían de cerca a los míos, pero hice caso omiso de todo. Me encerré en la habitación y me desplomé contra la puerta, haciéndome un ovillo.

—Abbie, abre, por favor —exclamó mientras golpeaba la puerta en repetidas ocasiones.

No respondí, esperaba a que se fuera y que todo esto siguiera siendo ficticio. Golpeó de nuevo, pero de nuevo todo lo que obtuvo de respuesta fue el silencio. Ya estaba pensando que se había marchado cuando lo escuché resoplar.

—Abbie, en serio lo siento. No quería hacerte daño —murmuró—. Sí, soy un buscarruidos, pero no esperaba actuar así. Verte con Calum me exasperó, es todo.

—Calum no tiene monos qué pintar en todo esto, Liam —dije con dureza—. A ti nadie te dice nada por liarte con el primer par de tetas que veas. Ni tenías derecho a irrumpir entre Calum y yo.

—Lo sé, y lo siento —hizo una pausa que se sintió como tres horas—. Si quieres, cambiaré.

—No, ya no importa.

—Por favor..., abre..., ¿quieres? —no dije nada nuevamente—. ¿Abbie?

Lentamente, me puse de pie, sin dejar de mirar el pomo de la puerta. ¿Abría o no? ¿Qué pasaría si lo dejaba entrar? ¿Y si lo dejaba ir? Había sólo dos formas de saber ambas respuestas, pero sólo podía emplear una en este preciso momento. A la mierda. Abrí la puerta. Lo hallé sentado de espaldas a la pared contigua a la puerta, pero se puso rápidamente de pie al verme. No pude precisar el momento, pero ya me tenía en sus brazos. Llevé mis manos alrededor de su cuello y lo acerqué a mí todo lo posible, esperando que esto jamás acabase. Sus brazos me atraían a él con fuerza, casi haciéndome perder la respiración.

Nos alejó unos pequeños centímetros antes de plasmar sus labios en mi mejilla. Era el primer contacto de su parte que se sentía tan infinitamente perfecto. Era como si nada más hiciera falta entre nosotros. Un roce de sus labios contra mi piel y ya me sentía llena. Depositó otro beso en mi mejilla, y otro tras otro. Podía sentir la distancia que disminuía entre sus labios y mi piel, cada vez acercándose más a mi boca. Inhalé con fuerza antes de tomar sus mejillas entre mis manos y alejarlo. Reposé mi frente en sus labios a ojos cerrados, pensando en que las cosas no se darían así, ni menos aquí. Me envolvió nuevamente en sus brazos y sus dedos comenzaron a peinar mi cabello.

—Lo siento —murmuró—. Lo siento, Abbie, no quería incomodarte.

—Creo que ya debes irte —susurré, sintiendo cómo mi corazón se desarmaba pedacito por pedacito.

Lo sentí exhalar y aumentó la distancia entre nosotros en menos de un segundo. Repentina y rápidamente, me sentí fría y vacía.

Bajamos a la entrada y sus labios besaron mi mejilla por unos segundos antes de dar media vuelta e irse sin mirar atrás. Una vez que cerré la puerta, me recargué en ésta y suspiré.

¿Cómo es que mi vida había cambiado tan radicalmente en una semana? Yo no me enamoraba con facilidad y, sin embargo, aquí estaba: cayendo lentamente por Liam.

Troublemaker |payne|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora