Capítulo 29.

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Ya habían pasado tres semanas desde nuestro encuentro íntimo con Liam y, sinceramente, las cosas no podrían ir mejor. Todo estaba siendo perfecto. Por fin Niall y Sasha habían solucionado todo el asunto de los celos y llevaban dos semanas de novios oficiales. Liam jamás me pidió ser su “novia oficial”, sin embargo jamás perdía la oportunidad para llamarme como tal. Eso estaba bien para mí, pues no le encontraba realmente el sentido de hacer algo “oficial” cuando los sentimientos seguirían siendo los mismos con o sin el título de novios.

Sinceramente, jamás pensé que Liam sería de aquellos chicos que mimaran y quisieran recibir mimos, sin embargo siempre me recordaba cuánto le encantaba abrazarme, me hacía cosquillas en el cuello con su nariz y me prometía que me amaba en cada segundo; obviamente yo le respondía de la misma manera, aun cuando era un asco demostrando mis sentimientos afectivos frente a los demás. Con Liam todo parecía importarme una mierda.

Despertamos el domingo por la mañana en la cama de su habitación con la luz apenas entrando a través de las persianas, ocasionando un juego de sombras y luces en las paredes realmente elegante y bonito. Podría quedarme todo el día acostada a su lado sin hacer absolutamente nada y al mismo tiempo haciendo absolutamente todo.

—No quiero salir de la cama —murmuró con su voz ronca amortiguada por sus labios presionados en mi cuello.

—Yo tampoco —suspiré—, pero prometí a Sasha que haríamos lasaña esta tarde y debemos ir a comprar los ingredientes.

—Que los compre su novio —gruñó.

Me acurruqué más cerca de él mientras soltaba una risita. Nuestros pies entrelazados por debajo de las sábanas, mi cabeza descansando sobre la suya y sus brazos rodeando su cintura, obligándome a no alejarme de él nunca; todo era una mezcla perfecta para no querer salir jamás de la cama.

—Liam, por favor —murmuré mordiendo el lóbulo de su oreja.

—Mierda, no hagas eso —rió mientras besaba mi cuello.

—Entonces no hagas eso tú.

Sentí rápidamente un cosquilleo recorrerme de pies a cabeza con sólo sentir su boca en mi piel; justo lo que no quería sentir, pues sabía que de esa forma no volvería a despegarme de este sitio por un par de horas más, cosa que no podía, pues debía estar en casa cerca de las doce.

—¿Qué es lo que estoy haciendo? —aparentó inocencia mientras seguía llenando mi cuello de besos.

—Eso —respondí luego de un rato, sintiendo cómo ya me estaba sumiendo por completo en Liam.

—No estoy haciendo nada —esta vez susurró.

Bien, ya estaba perdida. Sabía exactamente dónde atacar y cuáles eran mis debilidades, lo que me dejaba en total desventaja contra sus salvajes intenciones. En un segundo o menos ya me había puesto por debajo de su cuerpo. Sus labios aún se movían sobre mi cuello; esta vez lamiendo y mordiendo suavemente. Posicioné mis manos en su pecho, bajando lentamente por su abdomen desnudo hasta llegar al elástico de sus bóxers. Comencé a juguetear con éste, dudando de si seguir y llegar tarde a casa o detenerme y correr a comprar las cosas. Al parecer Liam también era capaz de introducirse en mi mente, porque mi duda fue resuelta con sólo sentir sus labios sobre los míos de una manera apasionada y llena de lujuria. Apoyó todo su peso en uno de sus codos mientras que su otra mano pasaba por encima de mi camiseta y bajaba hasta mis bragas. Se introdujo en ellas y lentamente me penetró con dos de sus largos dedos.

—Hey, Liam... —la puerta se abrió de golpe y la voz de Zayn se encargó de arruinar el momento. Liam giró la cabeza rápidamente hacia la puerta—. Oh, estás... ocupado. Lo siento, hermano.

Troublemaker |payne|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora